1. – Estoy más triste con El Mario.
- Ya me habías contado algo.
- En serio mija, no sé qué hacer.
- Pero contá, qué pasa.
- No pues, que el Mario ya ni me toca, como que no me desea o no sé.
- ¿Tiene otra?
- No sé mija, no sé.
2. - Antes el Mario llegaba de trabajar y era yo la que me lo tenía que bajar de encima. Y ahora llega, ve un rato las noticias, le sirvo la comida y se va a dormir.
- Mija, no le quite, tiene otra.
- ¿Será? … De pronto sí, en ese nuevo trabajo que tiene trabajan viejas como muy lobas y son todas sardinas.
- No me habías contado que tiene nuevo trabajo, ¿Qué pasó con el otro que tenía?
- Todavía lo tiene, pero en ese no trabajan mujeres.
- Mija, si quiere le montamos la perseguidora, lo espiamos en ese nuevo trabajo.
- ¿De verdad me ayudarías?
- Sí.
3. - En estos días no me quedé con las ganas: Al Mario, dormido, lo empeloté y me le subí… casi que no se le para, pero…
- Mija, eso ya es de otra, no lo vuelva a hacer.
- Pero yo qué hago mija, extraño al Mario retacándome, quién lo creyera.
- Espere y vera que cuando sepamos quién es la loba esa que lo está persiguiendo, le demos la tunda, el Mario vuelve a ser el mismo, un hombre arrepentido...
- ¿Será?
- Sí.
4. – No sé mija, a veces me arrepiento de haber tenido al Julián, amamantarlo para mí fue muy difícil. Se me cayeron, y por eso es el que el Mario ya ni me mira.
- No se ponga triste mija, los hombres son así, siempre les van a gustar las sardinas. Estoy odiando tanto a Mario.
- Ya quiero ir con usted a montarle la perseguidora.
5. Esas cosas tan íntimas se oían tan claro, tan duro, que todos los que estábamos presentes, haciendo uso de un transporte público, un bus, no podíamos evitar tratar de mirar a esas dos señoras hablando a viva voz sentadas en la banca de atrás. Quería intervenir en la conversación, quería preguntarles: ¿Y no se les ocurre que el Mario tal vez no tenga a otra sino que está demasiado cansado de laborar en dos turnos de trabajo, porque así está la situación, que lo único que quiere al llegar a casa es dormir?, pero qué sé yo, no conozco a ese Mario, quizás sea uno de esos señores con barriga prominente y bigote que se parecen a Pablo Escobar y no les da nada al engañar a su esposa. Pero de nuevo, qué sé yo.
martes, septiembre 28, 2010
lunes, septiembre 20, 2010
viernes, septiembre 17, 2010
TOP 5 Una parábola
1. Él no supo que estaba peleando contra algo ajeno a él, ni supo que estaba peleando contra algo. Se rindió sin enterarse que se estaba rindiendo. Vivió su vida, fue lo único que supo.
2. Para muchos, él fue una decepción. Para él, muchos fueron una decepción. Y así se completaron dos serpientes mordiéndose la cola: cada mordisco de una de ellas constituía en inventar un sabor amargo nunca antes probado.
3. Él, antes de saber lo que supo, quiso ser algo que no era. Su estrellato no duró, cayó como mosca aplastada en una ventana cerrada. Pero según el horóscopo, así sucedería.
4. Entonces muchos quisieron ser autoridad, pero eran iguales a él: entonces, para equiparar las cosas se inventó el miedo y la hipocresía, y él, callado, salió perdiendo.
5. En un momento dijo:
- Soy como ustedes
Y alguien le dijo:
- Entonces te puedo mandar, gano más plata que vos.
Y él dijo:
- Ya lo creo.
2. Para muchos, él fue una decepción. Para él, muchos fueron una decepción. Y así se completaron dos serpientes mordiéndose la cola: cada mordisco de una de ellas constituía en inventar un sabor amargo nunca antes probado.
3. Él, antes de saber lo que supo, quiso ser algo que no era. Su estrellato no duró, cayó como mosca aplastada en una ventana cerrada. Pero según el horóscopo, así sucedería.
4. Entonces muchos quisieron ser autoridad, pero eran iguales a él: entonces, para equiparar las cosas se inventó el miedo y la hipocresía, y él, callado, salió perdiendo.
5. En un momento dijo:
- Soy como ustedes
Y alguien le dijo:
- Entonces te puedo mandar, gano más plata que vos.
Y él dijo:
- Ya lo creo.
jueves, septiembre 16, 2010
TOP 5 Solamente para que lo sepas, esto tiene un aspecto maravilloso
1. Es la noche de un día cualquiera de septiembre, precedida por una tarde lluviosa de mucho sol, y estoy sentado en mi dañada silla de estar frente a la computadora. En mi habitación no tengo Internet ni señal de TV, así que mato estas horas de tiempo libre en leer párrafos de libros que ya leí, en ver películas y capítulos de True Blood previamente descargados – qué adicción esa serie-, en caminar de un extremo a otro de la casa, en pensar en aprender a retocar fotografías en Photoshop sin que parezca que las retoqué. Me he encendido un cigarrillo tras otro, mal contados serían unos diez, bien contados unos quince. Salir a la calle, caminar dos cuadras y media, comprar más cigarrillos… tal vez, lo pensaré, más tarde en la noche, más temprano en la mañana si es que aún estoy despierto. Viendo como cae la noche, advirtiendo cómo se escapa cada recuerdo de lo que aconteció del día, estoy escribiendo esto y sé que quiero escribir sobre mí recién semana acontecida, una semana cualquiera de un ente cualquiera en la trajinada Medellín, ciudad de amor psicótico del malo y del bueno.
2. Desde hace unos meses para acá le he oído decir a muchas personas, con un ligero temblar de manos: “Medellín está otra vez caliente”, “Ya no se puede caminar por la calles”, “Estamos viviendo una nueva era de Pablo Escobar, pero sin Pablo Escobar”, ayer mataron a uno, a dos, a tres, a cuatro, a cinco, etcétera. Y no puedo estar más en desacuerdo con esas personas, incluso les he sostenido verbalmente que se equivocan, pero ante ellas no dejo de ser un bicho raro, nada peligroso, sin amenaza alguna, al que hay que ignorar como si se tratase de una de esas mariposas cafés que entran en una habitación, se quedan un rato revoloteando y luego, cuando encuentran la salida, se van a morirse solas en alguna parte sin que nadie las recuerde. En la comuna 13 de Medellín, donde me críe y tuve buenos amigos – la gran mayoría, me he enterado, ya no están en ningún lugar-, ni por un pelo cesó la violencia. Puede que dejara de ser noticia, que sólo se le mencionara al hablar de los “logros militares” de la seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, sin embargo, es preciso aclarar, la información durante ocho años fue censurada, por alguna razón no compleja estaba oculta, y en esos tiempos que hubo calma 1. se estaba entretejiéndo lo que hoy es el “DESPERTAR DE LA VIOLENCIA EN LA CIUDAD”. De nuevo la menciono porque es famosa y otra vez es protagonista de los titulares de las noticias: en la comuna 13, en los principios de nuestro ex presidente Álvaro Uribe Vélez, a los milicianos – partidarios del ELN y sicarios comunes y corrientes que no superaban los quince o los veinte años de edad y que te mataban porque fumabas marihuana, a pesar que ellos también lo hacían, que te mataban porque sin querer se te le quedabas mirando 2., te mataban porque tenías amigos no “fiables”3., porque hiciste alguna cagada en el barrio 4., porque simplemente les caías mal, porque la novia de uno de ellos se fijó en ti 5., porque se equivocaron y no eras vos al que iban a matar 6., porque eras de alguna banda en contra, porque te tropezaste por accidente, porque a pesar que también eras miliciano ya no querían contar con tus servicios 7., y puedo seguir con la lista y puedo seguir contando muertos- a los que tanto les tuve miedo, un respeto sepulcral y de los cuales algunos fueron “amigos”, los reemplazaron los militares y los paramilitares, tan malos como los anteriores, e inclusive peores, porque para nadie es un secreto que eran, y tal vez lo siguen siendo, el “power” - un remake gore malo de alto presupuesto que se lleva toda la taquilla-. No obstante la cosa no queda ahí, el ciclo se repite: se formaron bandas que se alzaron en armas en contra de los paramilitares, como anteriormente había bandas en contra de los milicianos – que hacían básicamente lo mismo-, y desde que tengo uso de razón los narcos baten el chocolate y siempre han sido la espuma que rebosa, “son el bussiness, ¡papá!”. Y es a eso a lo que me refiero cuando disiento con esas personas que dicen con extrañeza en sus ojos: “Medellín está otra vez caliente”.
3. En un diálogo de la película Blue in the face dirigida por Paul Auster y Wayne Wang, el director independiente Jim Jarmusch, que interpreta a un personaje llamado Bod, menciona que no entiende por qué en las películas de acción los protagonistas y los “malos” van por ahí tirando armas al piso cada vez que se les acaban las balas sabiendo que son tan caras. Bueno, eso sólo pasa en las películas, aquí, en Medellín no se botan armas. Bueno, eso lo dice Jim Jarmusch, las armas en Medellín, salen baratas: se pagan con la vida, que presupuestando las cosas, es barata my “friend”.
4. En mi nuevo barrio, soy, otra vez, usuario de la ruta de buses de la comuna 13, y he vivido y visto cosas lamentables, por mencionar:
a. Ver una pelea completa, con sangre y todo, y luego la policía llegar a dar a mansalva macana de lo lindo, para ver más sangre. Uno de los implicados en la pelea se subió al bus, se sentó justo al frente del punto de vista de un señor calvo que estaba muy borracho, y pobre señor:
- Viejo hijueputa, ¿qué me está mirando?
Silencio.
- No me mire viejo HP, ¿o es qué le gusto?
Silencio.
- Viejo malparido, lo voy a matar si me sigue mirando.
Silencio…
b. Me subí en un bus de la Floresta, el conductor estaba acompañado de una mujer muy gorda vestida con una ombliguera y un descaderado, tenían a todo dar la música. Unos segundos después el conductor paró al frente de una licorera y la gorda de la ombliguera se bajó del bus a comprar cerveza… el conductor y la gorda bebían alcohol como si no estuvieran al frente de un vehículo de transporte público. Al ver que al bus se subió una niña de unos seis años acompañada de su mamá, que vio como el conductor y la gorda de la ombliguera estaban borrachos, y no le importó, me bajé, a pesar que no tenía plata en mis bolsillos y que me tocaba caminar unas diez cuadras. En ese momento no caí en cuenta de denunciar a dicho conductor.
5. En Photoshop:
1. Doy una parte de la razón
2. En una ocasión me quedé mirando al hermano de la Chinga, uno de los milicianos más peligrosos, y mero el susto.
3. Gente de otros barrios por ejemplo.
4. Estos abundaban, muchos eran ladrones de carros o simples atracadores
5. Y casi todas las chicas eran novias de milicianos
6. Típico
7. Como le sucedió a Alexis, uno que fue mi amigo
2. Desde hace unos meses para acá le he oído decir a muchas personas, con un ligero temblar de manos: “Medellín está otra vez caliente”, “Ya no se puede caminar por la calles”, “Estamos viviendo una nueva era de Pablo Escobar, pero sin Pablo Escobar”, ayer mataron a uno, a dos, a tres, a cuatro, a cinco, etcétera. Y no puedo estar más en desacuerdo con esas personas, incluso les he sostenido verbalmente que se equivocan, pero ante ellas no dejo de ser un bicho raro, nada peligroso, sin amenaza alguna, al que hay que ignorar como si se tratase de una de esas mariposas cafés que entran en una habitación, se quedan un rato revoloteando y luego, cuando encuentran la salida, se van a morirse solas en alguna parte sin que nadie las recuerde. En la comuna 13 de Medellín, donde me críe y tuve buenos amigos – la gran mayoría, me he enterado, ya no están en ningún lugar-, ni por un pelo cesó la violencia. Puede que dejara de ser noticia, que sólo se le mencionara al hablar de los “logros militares” de la seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, sin embargo, es preciso aclarar, la información durante ocho años fue censurada, por alguna razón no compleja estaba oculta, y en esos tiempos que hubo calma 1. se estaba entretejiéndo lo que hoy es el “DESPERTAR DE LA VIOLENCIA EN LA CIUDAD”. De nuevo la menciono porque es famosa y otra vez es protagonista de los titulares de las noticias: en la comuna 13, en los principios de nuestro ex presidente Álvaro Uribe Vélez, a los milicianos – partidarios del ELN y sicarios comunes y corrientes que no superaban los quince o los veinte años de edad y que te mataban porque fumabas marihuana, a pesar que ellos también lo hacían, que te mataban porque sin querer se te le quedabas mirando 2., te mataban porque tenías amigos no “fiables”3., porque hiciste alguna cagada en el barrio 4., porque simplemente les caías mal, porque la novia de uno de ellos se fijó en ti 5., porque se equivocaron y no eras vos al que iban a matar 6., porque eras de alguna banda en contra, porque te tropezaste por accidente, porque a pesar que también eras miliciano ya no querían contar con tus servicios 7., y puedo seguir con la lista y puedo seguir contando muertos- a los que tanto les tuve miedo, un respeto sepulcral y de los cuales algunos fueron “amigos”, los reemplazaron los militares y los paramilitares, tan malos como los anteriores, e inclusive peores, porque para nadie es un secreto que eran, y tal vez lo siguen siendo, el “power” - un remake gore malo de alto presupuesto que se lleva toda la taquilla-. No obstante la cosa no queda ahí, el ciclo se repite: se formaron bandas que se alzaron en armas en contra de los paramilitares, como anteriormente había bandas en contra de los milicianos – que hacían básicamente lo mismo-, y desde que tengo uso de razón los narcos baten el chocolate y siempre han sido la espuma que rebosa, “son el bussiness, ¡papá!”. Y es a eso a lo que me refiero cuando disiento con esas personas que dicen con extrañeza en sus ojos: “Medellín está otra vez caliente”.
3. En un diálogo de la película Blue in the face dirigida por Paul Auster y Wayne Wang, el director independiente Jim Jarmusch, que interpreta a un personaje llamado Bod, menciona que no entiende por qué en las películas de acción los protagonistas y los “malos” van por ahí tirando armas al piso cada vez que se les acaban las balas sabiendo que son tan caras. Bueno, eso sólo pasa en las películas, aquí, en Medellín no se botan armas. Bueno, eso lo dice Jim Jarmusch, las armas en Medellín, salen baratas: se pagan con la vida, que presupuestando las cosas, es barata my “friend”.
4. En mi nuevo barrio, soy, otra vez, usuario de la ruta de buses de la comuna 13, y he vivido y visto cosas lamentables, por mencionar:
a. Ver una pelea completa, con sangre y todo, y luego la policía llegar a dar a mansalva macana de lo lindo, para ver más sangre. Uno de los implicados en la pelea se subió al bus, se sentó justo al frente del punto de vista de un señor calvo que estaba muy borracho, y pobre señor:
- Viejo hijueputa, ¿qué me está mirando?
Silencio.
- No me mire viejo HP, ¿o es qué le gusto?
Silencio.
- Viejo malparido, lo voy a matar si me sigue mirando.
Silencio…
b. Me subí en un bus de la Floresta, el conductor estaba acompañado de una mujer muy gorda vestida con una ombliguera y un descaderado, tenían a todo dar la música. Unos segundos después el conductor paró al frente de una licorera y la gorda de la ombliguera se bajó del bus a comprar cerveza… el conductor y la gorda bebían alcohol como si no estuvieran al frente de un vehículo de transporte público. Al ver que al bus se subió una niña de unos seis años acompañada de su mamá, que vio como el conductor y la gorda de la ombliguera estaban borrachos, y no le importó, me bajé, a pesar que no tenía plata en mis bolsillos y que me tocaba caminar unas diez cuadras. En ese momento no caí en cuenta de denunciar a dicho conductor.
5. En Photoshop:
1. Doy una parte de la razón
2. En una ocasión me quedé mirando al hermano de la Chinga, uno de los milicianos más peligrosos, y mero el susto.
3. Gente de otros barrios por ejemplo.
4. Estos abundaban, muchos eran ladrones de carros o simples atracadores
5. Y casi todas las chicas eran novias de milicianos
6. Típico
7. Como le sucedió a Alexis, uno que fue mi amigo
martes, septiembre 14, 2010
miércoles, septiembre 01, 2010
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