1. Era un
funeral. Yo estaba afuera de la iglesia comiendo crispetas. Disimulaba mi dolor,
de verdad.
Después de
las crispetas me iba a fumar un cigarrillo.
2. Y ella,
de repente, salió de la iglesia. Caminaba en cámara lenta, como en las
películas. Su pelo negro danzaba con el viento, su blancura rebotaba la luz del
sol. Me enceguecí por un momento.
Me puse unas
gafas de sol, y ahí sí la vi. Era una chica que conocía desde hace mucho
tiempo.
3. – Hola.-
me dijo.
No podía
creer que ella me estuviera saludando.
- Hola… no
puedo creer que me estés saludando.- le dije.
- Ya, que
cliché vos. Sí, ya sé que piensas que soy una mujer espectacular, bla, bla, bla…
Que rabia que nuestra amiga se muriera… ¿De dónde la conociste? – me dijo.
- Yo ya te
había visto por ahí.
- Y yo a
vos. Contéstame la pregunta, estoy que lloro.
- Estudió
conmigo en la universidad.
- Yo la
conozco desde que éramos chiquitas.
Se puso a
llorar y la abracé.
4. Terminó
de llorar, me dio un beso en la boca y se fue. Me enamoré. Caminaba en cámara
lenta, como en las películas. Su pelo negro danzaba con el viento, su blancura
rebotaba la luz de las farolas. Me enceguecí por un momento.
Me puse unas gafas de sol, no vi más nada.
Me puse unas gafas de sol, no vi más nada.
5. Hoy me la volví a encontrar en un funeral, me
saludó con un gesto de mano. Andaba con
un chico…
Eso de los
funerales no me pega.