1. - De
nuevo abro los ojos.
- Estaba
viendo como dormías.
- No sé
dónde estoy.
- Estás
acostado en un patio.
- ¿Cómo
llegué? Llevaba días sin venir… eso creo, al patio de mi casa.
- Me dijiste
que conocías un lugar en el que podríamos estar tranquilos, que nadie nos iba a
molestar en días, vinimos aquí. Y entonces me puse a ver como dormías. No sabía
que era tu casa.
- Sueño
mucho con despertarme en ninguna parte, y en esos sueños nunca lo logro. Siempre
hay alguna parte, por ejemplo: mi casa. Quizás por eso te dije que viniéramos.
- Mientras
te veía dormir pensé que bebía mucho ron. En estos pensamientos estaba un chico
que también bebía ron. “Eres una chica rara”, me dijo él con acento chistoso.
- Yo soñé con una chica, y esa chica también
bebía mucho ron, ganaba concursos.
- He ganado
concursos.
- Pero la de
los sueños no eras tú.
- Eres raro.
- Me ves
dormir… ¿Por cuánto tiempo?
- Dos días.
- Y dices
que soy el raro. Abrir los ojos de nuevo es como si te pasaran por la pupila
esa cuchilla de afeitar de esa película de Buñuel.
2. Era medio
día y, al aire libre como estábamos, el sol estaba encima de nuestras cabezas. Esa
chica y yo habíamos pasado tres días juntos sentados en el patio de una casa
que creía mía. De vez en cuando musitábamos palabras sin sentido o compartíamos
miradas absurdas: ella se volteaba el parpado de un ojo, yo me hacía el de los
ojos japoneses estirándome los parpados con los dedos. Nuestro hilo conductor
era una fila de hormigas que pasaban por el lado de nuestros pies.
3. – No
hemos comido ni bebido nada en días.
- El cuerpo
se acostumbra.
- Cuéntame
¿por qué decidimos encerrarnos?
- No es nada
extraño, matamos a alguien, como siempre.
- ¿Tú dices
que ya hemos estado en estas?
- Siempre, al
final de cada mes.
4. El muerto
que estaba al lado de nosotros tenía la boca abierta, por ahí entraban las
hormigas, era su puerta.
5. -Si dos
amigos pelean entre ellos y los dos me cuentan versiones diferentes del por qué
pelearon, yo nunca tomo un bando, solo les doy palmaditas en la espalda.
- Estoy
preocupada, seamos normales, en serio, ¿por qué todavía estamos aquí?
- ¿Qué es
ser normal?
- No sé,
alguien que se cansa de su rutina y termina matando a alguien… jum, cambio mis
palabras: quiero ser anormal.
- Un anormal
sabe qué hacer con el cuerpo del muerto.
- ¿Nos deshacemos
del cuerpo? Sí, quiero salir, llevo cinco días antojada de un raspado.