5. Odiabas a las personas que sin vos preguntar te hablaban sobre su perro o su gato “y me perro/gato se llama Pincho y tiene cuatro patas, cola y cuando ladra maúlla”. Ahora tienes gato y sin que te pregunten hablas sobre él, cabrón.
4. Decías: “Resaca a mí, por favor”. Y estabas listo para seguir bebiendo lo que sea cinco días seguidos y vuelva a empezar. Le dabas al vino barato – el luminoso y el tres patadas-, al brandy don Juan, al ron Jamaica, al Tequimon, al el tequila argentino, al ron argentino, a ese trago asqueroso de Ecuador que no sé como se llama – como pueden tomar eso los ecuatorianos-, al vodka más barato del mercado, a la ginebra, a la crema de café, a la crema de menta, al perico (la merca)… ahora con cinco cervezas y un cuarto de ron Medellín estás fuera de circulación dos semanas.
3. Te regalaban plata (guita), ahora te prestan, y con intereses. Cuando no te daban plata igual salías a rumbear, caminabas desde tu casa hasta donde sea que fuera la rumba, no te importaba nada, ni pasar por sitios peligrosos, nada, de alguna manera el licor siempre aparecía, alguno de tus amigos era el salvador de la patria. En este momento si no tienes plata que pereza salir ¿caminar? Naaa ¿Qué te inviten? Puede ser, pero ¿Quién? Todos tus amigos de alguna manera ya están casados y tienen sus responsabilidades. Mejor te quedas viendo alguna película que pasan por la tele.
2. No te importaba nada de nada. Ya eres un chico responsable.
1. Eras el objeto sexual de una vieja de treinta y tantos años casada y con plata ¡Jujuuu!.
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3 comentarios:
¡Mierda Byron, ya estás viejo!
Atentamente,
Don Juvenal.
PD: bah, yo ya tampoco puedo como antes.
Jajaja...exelente!...cuando a uno no le importaba nada...era NADA!...la vida pasaba y ya! todo era relax... hey buen top 5 o 4, porque la del gato /perro no me paso.
Es que lo del gato si es muy mio, tengo gata, lo veo y sigo sin creermelo
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