5. Dicen que conoció a toda Latinoamérica caminando. Dicen que atravesó el rió Amazonas nadando. Que peleó con caimanes, cocodrilos, serpientes venenosas trituradoras de huesos, pumas, tigres, tiburones, pirañas, delfines rosados. Dicen que estuvo a punto de ser la cena de una tribu cortadora de cabezas, pero que fue salvado por una manada de monos salvajes caníbales come testículos humanos habitantes de una parte del Amazonas que aún sigue virgen; él se hizo emperador de esa manada por un tiempo, luego, cuando intentaron caparlo, se escabulló disfrazado de mono saltarín; del bufón de la manada, al qué sí o sí siempre lo terminan desterrando por sus malos chistes. Dicen que a lo Rambo con metralleta en mano se enfrentó él solito a la guerrilla y a los paracos y a los militares. Dicen que de toda adversidad logró salir sin un rasguño. Dicen que cuando regresó a su ciudad natal su suerte fue cortada de tajo cuando se enamoró de una mujer. Con el amor no pudo. Con el desamor no pudo. Con los celos no pudo. Con el despecho no pudo. Con su rival, el verdadero amor de su amor – un tipo grande y bravucón-, no pudo. Y ahora lo vemos tirado en una acera, bebiendo alcohol alelí, borracho, mendigo, oliendo a mil demonios juntos sin bañarse que no saben lo qué es el papel higiénico, acompañado de un perro callejero que le ladra a los transeúntes como si no hubiera un mañana, protegiendo a su dueño.
- ¡Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau, Guau,…!
Dicen que el perro en medio de tanto ladrido está cantando:
“Amor, amor, amor, ardí y te perdí en un ring de boxeo, sin dientes, con hematomas aquí y allá, con el corazón roto. Amor, amor, está es la historia de mi dueño. Amor, amor, mi dueño fue un héroe y ahora convive en la inmundicia. Amor, amor, yo le soy fiel porque soy un perro callejero. Amor, amor, tu fuiste una puta barata, te fuiste con un tipo al que no le importabas…”.
4. Por la ventana veo el camino: montañas, ríos, quebradas, polvo, carretera sin pavimentar, vacas, campesinos, militares, niños barrigones como los de Somalia. No sé cuanto tiempo llevo viajando. No sé por qué llevo tanto tiempo viajando. Sólo sé que un día me dije: “me voy de aquí”. Y me fui, a nadie le avisé, de nadie me despedí. A veces mi mente divaga y transitando hacia el pasado, me veo de niño agarrado de la mano de mi hermana Sara, mayor que yo, hecha toda una mujer; tenía las tetas más prominentes de todo el barrio, era la envidia de todas las niñas. Mi hermana fue el primer amor de mi vida. Luego murió de cáncer. Luego a todos los que quise en mi perra vida se fueron muriendo de uno en uno. No sé por qué hay gente a las que les sorprende cuando su doctor les dice: “Vas a morir”. Como si de antemano ya no lo supieran. Hellooo, no somos inmortales, todos nos vamos a morir algún día, si no es ahora mismo es mañana o pasado mañana o pasado mañana.
Miro por la ventana y veo: montañas, ríos, quebradas, polvo, carretera sin pavimentar, vacas, campesinos, militares, niños barrigones como los de Somalia, a mi hermana Sara saludándome parada al lado de un poste de luz mientras yo me bajo de un bus escolar con mi lonchera vacía. Me pregunto ¿Algo hice mal cuando me pegué ese tiro en la cabeza?. Escucho voces que dicen:
- Señora, su hijo lleva en coma siete meses, es un vegetal ¿no cree que ya es hora de desconectarlo de la maquina?
- Él nunca me quiso, considere esto una venganza.
3. De niño tenía una verruga en el dedo índice derecho. La verruga estaba justo antes de comenzar la comisura de la punta del dedo, así que parecía un ojo y, la comisura: la boca. Entonces hablaba con mi dedo. Mi dedo fue el mejor amigo que tuve en mi niñez; fue el tipo más sabio que he conocido a lo largo de mi vida; añoro a mi dedo con verruga. Mi dedo me decía:
- ¿Y hoy qué quieres hacer?
- No sé, mandarle chocolatinas a Natalia Gallego a ver si por fin se da cuenta que existo.
- Hágale, mándele chocolatinas, sé que vas a ser un éxito.
- Bien, eso voy a hacer.
Y le mandaba chocolatinas a Natalia Gallego y me dedo se equivocaba; Natalia nunca se fijó en mí. Por cada equivocación, a mi dedo lo aplastaba con un martillo; me dolía, pero sé que le dolía más a él. Dedo infeliz con verruga, no sé por qué te extraño.
Sonido de chisporreteo en un intercomunicador.
- Central, central, aquí el camionero número 26. No sé si estoy loco o qué, pero mientras manejo un tipo va sentado a mi lado contándome la historia de su dedo. Creo que necesito dormir. Estoy alucinando.
Sonido de chisporreteo en un intercomunicador.
- Camionero 26. ¿Qué ruta tiene?
- La ruta 36.
- ¿Primera vez qué va por esa ruta?
- Sí.
- Camionero 26. Acá me comunican los compañeros que esa es la ruta donde de noche “El tipo que habla de su dedo” se les aparece a los camioneros. No se asuste, me dicen que el tipo es inofensivo, que lo va a acompañar gran parte del camino hasta que lleguen a un cementerio. Cambio y fuera.
- Cambio y fuera.
2. Él tenía el ritmo. Era el tipo más añorado por las chicas. Bailaba el rock and roll como nadie, cantaba soul como nadie, se levantaba el copete y se vestía con jeans blancos bota tuvo. Era mi héroe. Pero se hizo miliciano, quiso llamar la atención de sus padres – padres modernos que no se consideraban padres sino “amigos”, nada de autoridad, hippies-, y lo mataron. De sus amigos a su entierro sólo fui yo. Sus padres culparon a su entorno y prohibieron que nadie conocido se acercara. A sus padres les dio un infarto cuando él resucitó a los tres días. Dijo que venía con un mensaje del otro mundo, que necesitaba repartirlo por todo el planeta. Y heme aquí acompañándolo. La gente nos tiene miedo y siempre que nos montamos en un bus se alejan hasta la última banca, hasta nos pusieron nombre: “El zombi loco que habla de la Apocalipsis y su acompañante fumador”
1. De niño mi mamá me decía: “se un chico bueno y jamás juegues con armas”. Pero igual crecí, agarré una escopeta y maté a un tipo, le pegué cinco tiros; dos en el pecho y tres en la cabeza. No me arrepiento. Es mi máxima hazaña, por lo que la gente me recordara. Siempre se van a preguntar: “¿Cómo hizo para pegarse tres tiros en la cabeza con esa escopeta? ¿Con el primer disparo no se murió? Este tipo de verdad quería suicidarse”.
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