5. Me estaba fumando un cigarrillo en el balcón cuando de repente, de la nada y así sin más explicaciones, algo me golpeó en la cabeza ¿qué podría ser?, sin querer miré hacia el piso y en este vi a un insecto gigante muy majo él con veinte patas – es un decir, no se las conté-, dos alas hermosas de color amarillo con pecas negras, un trasero gordo de color café y una cabeza chiquita de las que salían dos cuernos y al parecer dos colmillos. Marica, ¡me golpeó en la cabeza el demonio!, es lo primero que pienso. Marica, ¡se vino el fin del mundo!, es lo segundo que pienso. Marica, ¡se vino el fin del mundo y todavía no estoy lo suficiente borracho como para reírme a carcajada limpia!, es lo tercero que pienso. Marica, bah, es un cucarrón que mientras volaba tarareando alguna canción de Bruce Springteen - déjalo todo y a la mierda- vino a dar dieciséis pisos arriba en la Torre Bomboná, es lo cuarto que pienso. Y mientras pensaba en todas esas maricadas ya la gata Astrid Carolina estaba en lo suyo, matando y cercenando - que mira que las mujeres siempre son las más listas-. Pobre cucarrón, era hasta bonito. Lo bello nunca dura, así sea que te golpee en la cabeza así porque sí, es lo que creo que piensa la gata Astrid mientras me mira con cara de yo no fui la que descuarticé al cucarrón.
4. Voy manejando y creo que no tengo nada de qué hablar con la mujer que me acompaña – una amiga de la familia a la cual le estoy haciendo el favor de llevarla a la terminal de buses del norte-. Ella: Pelo negro largo, ojos negros, bonita, flaca pero con barriguita, entre alta y no, de unos cuarenta años-. Quiero matar el silencio, quiero romper el hielo, y sólo se me ocurren preguntas tipo: “¿De qué signo eres? ¿Estudias o trabajas? ¿Cuál es tu música favorita? ¿Te imaginabas así a los cuarenta?”. Después de mucho cavilar en qué decir y dudar de si encender la radio o no para calmar la incomodidad digo algo que sólo se me ocurriría a mí – que genio que soy ¡vamos capo que sos mi ídolo!-: “Parece que va a llover ¿cierto?”. Y aquí me quedo helado, miro hacia el frente y empiezo a manejar como esos actores que salen en las películas manejando y a leguas se ve que no saben manejar, moviendo el manubrio de aquí para allá – parece que de un momento a otro nos fuéramos a estrellar-. Ella me responde: “Odio la lluvia”. Su acento, como ya lo sabía, no es paisa sino costeño, pero hasta ahora noto que me gusta su acento, que por eso quería que ella hablara, para que me deleitara los oídos. ¿Por qué odia la lluvia? Me pregunto.
- En Cartagena no llueve casi nunca. En Medellín casi siempre llueve.- Dice.
-¿No le gusta Medellín?- Le pregunto.
- Me gusta, pero esto no es la costa, allá somos otra cosa, somos menos fríos. Los paisas son muy fríos.
- Mmmm, acá tampoco somos fríos. Por ejemplo, los de la costa son más respetuosos al hablar, dicen: “La señora” “El señor” y luego agregan el apellido de la susodicha o el susodicho de que están hablando. Eso es frío.
- Pero ¿a que no se enamoran cuando una costeña les habla?
Me quedo de un puesto, no sé qué responderle, pero por fortuna ella sigue hablando; habla hasta por los codos, no hay quién la mande a hacer silencio; su acento me está dando ganas de vivir en la costa y, cuando me erradique en la costa, me está dando ganas de enamorarme de la primera costeña que me hable.
3. Predije que se viene un oleaje de amigos y amigas casándose y adiviné, mira vos, jo jo jo jo, soy adivino, soy el que ve más allá de lo evidente, soy... bah, un tipo cualquiera, que se está quedando sin amigos; que mira que me quedan unos cuantos, unos cuantos de los cuales siempre esperas sorpresas que suerte contigo. Mañana se casa una amiga y pasado mañana le celebramos el matrimonio a otra amiga.
2. Nunca más debo de apostar, siempre pierdo. ¡Y siempre pierdo por apostar sobre música!
Mi última apuesta:
- Es una canción de Pearl Jam.
- No, es de Stone temple pilots.
Y ahora debo más licor.
1. Born In the… que mierda parce. Que te quiero ver pero tampoco. Que déjame ir, no te sirvo de nada, solo soy un rastre.
boomp3.com
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3 comentarios:
¿Pero para qué hacés más apuestas con licor si aún no has pagado lo que perdiste? ¿O es que esperabas pagar mi botella de ron con esta nueva apuesta?
Pagame pues, ya va a ser un año y nada.
trucha, si mi memoria no me falla, va a ser más de un año
Deja de dar bomba! jeje
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