1. He tenido la fortuna, o la infortuna – según se le mire-, de estar últimamente en charlas, seminarios, convenciones, clases y quehaceres sobre el medio ambiente que va en detrimento cada día a pasos de gigante desproporcionado; sin cuello, con una pierna más larga que la otra, con una joroba de caricatura, siendo un cliché ambulante. También he estado en charlas, seminarios, convenciones, clases y prevenciones de males (enfermedades y amenazas; la mayoría provenientes de África – irónico que supuestamente la humanidad provenga de ese mismo continente-) que aquejan a la humanidad que va en deterioro y deterioro y deterioro a cada segundo. Gracias a Al Gore el tema del calentamiento global está en boga. Gracias al aumento de muertes y contagios y todo eso, ahora se está tratando qué enfermedades letales que tienen que ver con que un humano se la transmite a otro no se sigan propagando; esto, por supuesto, debió de estar de moda hace muchísimo tiempo atrás, pero creo, nosotros, siempre dejaremos todo para mañana; total, eso a los de ahora, los que estamos respirando este aire, no nos va a tocar.
2. Las promesas de un futuro en donde la raza humana vive feliz comiendo perdiz son pesimistas. Ni siquiera van a existir las perdices. Según una charla en la que estuve, cada 20 minutos se extingue una especie. Y se extinguen porque cómo sea se tienen qué adaptar a su entorno que cambia cada día y cada día; las que no se adaptan se las lleva el carajo, así de simple. Los humanos, al parecer, nos adaptamos a todo; si ves la relación y la comparación de un virus con nosotros – tan majos, tan bonitos, tan intelectuales amantes a la música de U2, tan televidentes del Capo en RCN, y tan fanáticos a Dios- no sé si sea una casualidad. Mmm, tampoco es que la cosa sea pesimista, igual vamos a seguir existiendo.
3. Dato qué quizás ya sepas, pero que yo no sabía y que supe cuando estuve en una de estas charlas y que luego asimile como verosímil al acordarme de una escena Del templo de la perdición de Indiana Jones y de una historia que me contó un amigo que estuvo en Asia: Un ritual de no sé qué tribu africana consistía o consiste en destapar el cráneo y engullirse, casi hasta atrabancarse, los sesos de un mico vivo, luego no falta bañarse con la sangre del mismo - se comían o se comen nada menos que el mico que es portador del VIH, cosa que a él (el mico) no le afecta nada, pero a nosotros humanos sí-. Prontamente alguien de esta tribu, portadora del virus sin saberlo – el virus dura 7 años en gestarse- viajó a Haití y Haití es: turismo sexual por excelencia, donde las mujeres, la mayoría gringas, van a por su polla negra y gustosa. Las gringas que lo hicieron con esta africano pronto llevaron el VIH a USA y bueno, ya sabemos lo que es USA: una puerta global. Curioso es que por más solos que decimos ser, los individuos, siempre estaremos en conexión con el resto del mundo; lo más mínimo del otro te puede afectar, al punto de presentarte a la huesuda (la parca).
4. Antes de que se partieran los continentes, los Osos de anteojos no eran de estas tierras, eran de la otra, del norte, los osos de anteojos se adaptaron al sur; y los humanos americanos del sur los hicimos desplazar, les quitamos su tierra improvisada por varios años, al punto de que ya casi no hay de ellos; la ley del más fuerte, grande y estúpido es antiquísima. Del mismo modo, en la colonización, los españoles y los otros – ingleses, franceses-, decían que los tigres de América eran chicos y de otro color, que por eso América era inferior. Y nada, datos sueltos que me han quedado de estos seminarios, clases, convenciones, charlas, etc.
5. “El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometerá reducir las emisiones de gases que causan el efecto invernadero en su país en varias etapas, comenzando con un recorte de 17% para el año 2020.”. Un mísero 17% para el año 2020, mientras tanto Barack Obama seguirá saliendo en los cómics de Spiderman.
Todo esto era para decir: ¡Y llegó Diciembre hijueputa! ¡Wipipi! ¡A quemar pólvora y a seguir contaminando y arrasando! ¡Luchemos por una Medellín más caliente que la costa -(por cierto, ya casi lo logramos)!
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