1. En un bar
- Tengo una teoría. Todo comenzó el mismo día en que me puse a mirar cómo el humo de uno de mis cigarrillos se condensaba en el techo de mi habitación: lento, espeso, volátil, toxico, gris. Entonces me dije: estoy viviendo como yo quería, soy feliz y no me había dado cuenta: tiempo libre, dinero extra, cigarrillos, drogas, alcohol, sexo.
-Mal sexo por eso del exceso de alcohol y de las drogas y quedarse dormido y vomitar en el momento menos esperado ¿No?
- Pero sexo al fin y al cabo. En fin, lo tengo todo. ¿Y por qué no me había dado cuenta de eso?
- ¿Porque estabas lo suficiente borracho, drogado, excitado y resacoso como para tener conciencia de algún tipo?
- Pues… sí. Pero además de eso.
- Hmmm.
- Tampoco lo sé... No obstante creo: alguien o alguna señal divina, en algún momento, me debió haber avisado que yo la estaba pasando bomba. Me hubiese evitado todo eso de sentirme culpable por cualquier carajada; culpas que me hacían un ser triste, despreciable y miserable ante mí mismo.
- Y ante mucha otra gente, eh oído cosas sobre vos.
- Te desprecio. Ahora ya quiero saber qué cosas has oído sobre mí, y por lo tanto, cuando me cuentes esas cosas, creo que toda mi teoría de cómo me di cuenta de que soy feliz y no lo sabía y cómo iba a seguir siendo feliz, libre de auto culpas, se va a venir abajo.
- Todas tus teorías, se vienen abajo hasta con un estornudo
- Ese es mi talón de Aquiles. Quiero saber qué han dicho de mí, me gana la curiosidad.
2. Más tarde en un parque
- Hum, definitivamente, con todo eso que me contaste, la gente de verdad me tiene en mal concepto. Hum.
- Y no es todo. Llegaste a una fiesta a la que no eras invitado; la fiesta de una de tus ex, que se recién se había casado.
- ¿Matrimonio de cuál ex mía?
- De la que está a unos metros de vos bebiéndose una cerveza, y que nos está mirando desde que llegamos.
- ¿Nooo? ¿Sara? ¿En serio? ¿Se casó?
- Sí. Cuando entraste a la fiesta dijiste “Hola, ya tenía este salón alquilado, de malas ustedes, vengo a grabar una película porno de un tipo borracho follándose a un pastel”, y te follaste el pastel de recién casados delante de todos los invitados. Ella te odia mucho desde entonces.
- ¿En serio hice eso?
- Sí.
- Pero si ahorita ella me saludó muy bien, hasta quedamos de bebernos algo en estos días.
- Es hipócrita. Para grabar “la película porno” tuviste ayuda… yo te grabé. Deberías revisar YouTube.
- Sigo sin creerte.
- Bueno, es mentira. Pero sí es verdad que Sara te odia y que se casó.
3. Una hora después, en el mismo parque.
– Sara, ¿es verdad que me odias?
- ¿Ah? ¿Por qué preguntas eso?
- Freddy me contó que me odias y que te casaste.
- Pero lo de que me casé ya lo sabías, estuviste en la fiesta; y te follaste mi pastel.
- ¿Entonces es verdad lo del video en YouTube?
- ¡¿Qué?! ¿Nos grabaron y nos pusieron en YouTube? ¿Desde qué parte nos grabaron? Imposible. Me quiero morir, esto no me puede pasar a mí, no, no, no. Me quiero morir, me quiero morir.
- ¿Por qué? ¿Sólo soy yo follándome un pastel?
- ¿Sólo un pastel? ¿En ese concepto me tienes?
- ¿De qué hablas?
- Te odio. Arruinaste mi vida y ni siquiera te importo, para ti sólo soy “un pastel”. ¿Quién subió el video a YouTube?
- Freddy.
4. Minutos después, en el mismo parque.
– Saliendo del baño me encontré con Sara, y así como así me pegó una cachetada. Dijo “Freddy, te odio”, luego Intentó decirme no sé qué cosa, se puso a llorar y se fue furiosa. ¡Ah! también me odia, y seguro odia a más de media humanidad. Es una chica odiadora serial.
– Definitivamente no entiendo a las mujeres.
- ¿Pero de eso ya no te habías dado cuenta? Hemos tenido muchas conversaciones sobre eso.
- Ahora le pregunté a Sara por qué me odia y le dije que vos me contaste.
- Ah. Ya entiendo la cachetada… aunque pienso que su reacción fue exagerada. Maldito, no se te puede contar nada.
- No creo que te pegara porque me contaste que ella me odia, creo que fue por el video. Pues, no fui yo el que lo grabó.
- ¿Cuál video?
- El que subiste a YouTube.
- No he subido ningún video a YouTube.
- No te hagas el bobo, ella mencionó lo del pastel; lo mismo que me dijiste.
- Hmmm, ya creo saber: ella hablaba en sentido figurado, como lo hice yo.
- ¿Sentido figurado?... sentido figurado… ¿o sea que… ella y yo…?
- En efecto, lento.
- ¿O sea que lo hicimos y todo mundo nos vio y vos grabaste el video?
- ¿De qué hablas? Imbécil, no hay ningún video, y nadie los vio.
- ¿Y cómo vos lo sabes, pues que ella y yo…?
- Me lo contaste, vos contás todo.
- ¿Y si ella y yo lo hicimos el día de su matrimonio, por qué dices que ella me odia?
- Porque para ella arriesgarse a poner los cachos el primer día de su matrimonio, fue un fiasco. Vos te le quedaste dormido encima.
- ¿Ella te contó?
- No, fuiste vos.
- ¿Entonces por qué sabes que me odia?
- No lo sé, pero lo supuse. Yo siendo ella, te odiaría.
5. Muchas horas después, en una casa.
- Por fin te despertaste, me quiero ir. Te estaba esperando, ¿me dejas quedarme esta noche en tu casa? Nos podemos ver una película y luego bebernos unas birras.
- No problema. Freddy ¿dónde estamos?
-En la casa del señor Aliento a ajo.
- Me cae bien ese señor.
- Mentira, no te cae bien.
- Bueno, es verdad: su aliento apesta, y siempre está hablando de que cuando era niño sus papás lo llevaron a Woodstock.
- Y ni siquiera lo llevaron al concierto, sino al pueblo.
- Yo quisiera conocer ese pueblo.
- Lo sé, te antojaste cuando viste la película Taking Woodstock.
- Esa película me gustó.
- Lo sé.
- ¿Por qué terminamos en esta casa?
- Porque supimos que Sara estaba acá, y vos querías aclararle las cosas.
- Ya. ¿Y se las aclaré?
- No, pero sí se las aclaraste al esposo. Se te ocurrió la genial idea de que si no hablabas con ella, hablabas con él.
- Hum. Que alguien me pegue un tiro, soy imparable.
- Sí. Por ejemplo: ahora una vieja se subió a la baranda del balcón de esta casa, empezó a bailar y vos la empujaste diciendo “ya se vendrá el kétchup, quiero kétchup en mis nachos”
- ¿Kétchup con nachos? Que casado. ¿Por qué querría salsa de tómate en mis nachos, y por qué a esa salsa le estaba diciendo kétchup?
- Cuando entraste a la casa llegaste diciendo que eras gringo.
- ¿Y si estaba comiendo nachos?
- No, no estabas comiendo nada.
- Soy imparable. ¿Y se mató a la que empujé por el balcón, la maté?
- No. Cayó en un plástico ahí. Pero…
- Siempre hay peros en las cosas, ¿por qué?
- Cuando caía en el aire se le vino la menstruación, y esa sangre salpicó a mucha gente.
- ¿Eso es posible?
- No. Te estoy molestando.
- Hmmm, espérate ¿a la que empujé es a la que le decimos La care puño?
- La misma.
- Ya decía yo que no fue un sueño lo que tuve; ahorita, que me desperté un rato, y vos estabas dormido en ese sofá en el que estás sentado, la vi entrar a la habitación, me miró bien feo, y pensé “hoy tiene más care puño que todos los días, parece el puño de un fisiculturista, la nariz se le acható un poco”, pero entonces ya sé.
- Creo que todavía hay cerveza en la nevera, había mucha cuando vi hace un rato.
- Bien, tomémonos una, y luego nos vamos para la casa; quiero oír buena música, tengo pegada una canción de Roy Orbison.
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