1. Era una
noche de esas en las que afuera llovía y era un domingo moribundo, triste y
aburrido con espera de un lunes festivo. Adentro de la casa, sentados en un
sofá mirándonos sin decir palabra, tomábamos aguardiente. Y alguien dijo que hiciéramos
karaoke, pero que antes pusiéramos más plata para comprar licor. Eso hicimos,
todos nos queríamos emborrachar hasta caer sumisos en alguna cama de la casa, o
en el sofá, o en el piso si así fuere.
2. A los
hombres nos tocó salir a comprar más aguardiente y no llevamos sombrilla, todas
las sombrillas que había en la casa eran rosadas con dibujos de ositos y
maricaditas, en esa casa sólo vivían mujeres. El agua lluvia se nos coló en los
zapatos y las medias al chocar con ellos hacían ese extraño y molesto ruidito
al caminar.
- Evitémonos
el ruido este tan maluco, caminemos a lo Michael Jackson, sin ruido y para
atrás.
- Vale.
Llovía, así
cruzamos varías calles.
3. De vuelta
a la casa con aguardiente, cervezas y cigarrillos entre los brazos, una de las
chicas, explayada y dormida en una esquina del sofá, roncaba. Le pusimos el
micrófono del karaoke frente a la nariz, no fue un buen concierto.
4. Y los que
quedábamos despiertos caímos desmayados sobre una mesa. Los nachos que estaban
servidos nos quedaron en el pelo, quebramos toda la mesa. Alguien se vomitó, el
vomito también nos quedó en el pelo. Alguien nos piso, luego nos dimos cuenta
que un gato muy gordo pasó por encima de nosotros.
5. Al
amanecer nos fuimos a beber más cerveza al bar de la esquina de mi casa.
Hablamos de esa noche. Sé que esa noche andaba con esa chica que no deja de
aparecer en mis sueños. A veces confundo
las dos cosas, sueños y chicas, y luego viene el alcohol. A veces también
confundo a mis amigos.
- ¿Vos quién
sos?
- Eso lo debió
preguntar antes que me invitara a esta cerveza.
- Solo
caminaba por aquí, quería hablar con alguien.
- Yo lo
mismo, y ellos también.
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