5. A los 14 años me interesó el Hip Hop y los 16 años bailaba Break Dance. Con el baile llegué a conocer a mucha gente extraña, gente que hablaba con los dedos de las manos, así como lo hacen los negros en estados unidos; gente a la que no se le entendía ni mierda de lo que decían. Hace unos meses mi primo Adrián, que no se desconectó del mundo del Hip Hop, como lo hice yo que si mandé ese mundo al carajo, me estuvo contando historias sobre esa gente, me contó que a uno al que le decíamos “El Manco” se dejó llevar por el mundo de las drogas y el alcohol, empezó a vivir en las calles y, una noche, no sabiendo lo que hacía, con revólver en mano, mató a una persona. “…Y el Manco se quedó ahí sentado frente al muerto esperando que llegara la policía y ahora está purgando su pena en Bellavista – la cárcel acá en Medellín-, lo bueno del caso es que ahora, al menos, tiene donde vivir…” Hace unos días vi Al Manco en un bus, llevaba una grabadora en la mano y estaba cantando Hip Hop para que le dieran algunas monedas, cuando alguien le preguntó - una muchacha que no sé quien era, El Manco era famoso en los tiempos en que yo bailaba - donde se había metido todos estos años, él respondió “Un día me dije que estaba cansado de Medellín y entonces me fui a caminar por el mundo, estuve en Brasil, estuve en Argentina y estuve en Perú…” y yo le creí. 4. Un día estaba bebiendo en un parque- era sábado o viernes o jueves o lunes, no lo recuerdo- y después de tomarme varias cervezas y aguantar por un rato la orina en la vejiga, fui al baño. Miré los graffitis en la pared, tarareé una de mis canciones favoritas, pensé “Los extraterrestres existen y un día nos vamos a dar cuenta que no son la gran cosa”, terminé de orinar, me lavé las manos y me disponía a ir a comprar otra cerveza, cuando, frente a mi, me encontré con alguien que fue uno de mis mejores amigos hace poco tiempo. Lo miré por unos segundos mientras caminaba y no sé por qué pero medio alcancé a estirar la mano en señal de saludo cuando recordé que él y yo no nos hablamos y sin más pensarlo seguí mi camino. Está situación se la comenté a un amigo días después y terminé la historia con esta frase: “Ese man cambió mucho desde que vine de Argentina”, a lo que mi amigo me respondió: “Güevón, él no ha cambiado en nada, lo único que hay de diferente es que no te habla” y sí, mi amigo tiene razón, no hay que buscarle pelos al gato para justificar el por qué ya no sos parte de la vida de una persona, “simplemente eso pasa en la vida, pasa en las películas, pasa en TNT”. 3. – El cigarrillo da cáncer. - Hmm, ok, nadie te preguntó, pero gracias por recordármelo… zoquete. 2. Cuando uno está con una persona y la relación es suculenta, los detalles juegan un papel muy importante: Una canción que escuchaste en un momento muy especial junto a esa persona, un objeto – la bola 8 que te dijo que te arriesgaras- que intervino en la situación cuando le diste el primer beso, una frase que le dijiste o que te dijo que te voló la cabeza, un gesto, el clima, la ropa, el olor, el tipo que no conocías pero que sólo por estar ahí de mirón cuando le diste el primer beso a esa persona ya lo consideras uno de tus mejores amigos, una foto, un CD, una película, un libro, el lunar peludo que tiene en la nariz,… un lugar. “Bola 8 ¿Ella me ama?” Cuando esa relación llega a su fin – como la gente normal: Todo mal y a los totes (las piñas)- esos detalles pasan a ser esencias de nuestro odio: La canción aquella ya no la puedes oír más, el objeto aquel lo estrellaste contra la pared, la frase aquella la consideras basura hormonal, el gestito ese lo detestas, el tipo ese que no conocías lo agarraste a trompadas y nunca le preguntaste el nombre, la foto se fue por el retrete por “accidente”, el CD lo prestaste y nunca más volviste a saber de él… ya no puedes visitar más ese lugar. “En este lugar yace todo mi mísero romanticismo” Pasado el tiempo, caminas desprevenido por el parque con una cerveza en la mano y de repente una voz en tu cabeza te dice: “Esa canción, ese objeto, esa frase, ese gesto, el tipo ese, el CD… ese lugar, te importan una reverenda mierda” y como por acto de magia estás otra vez listo para saltar al ruedo. “Chicas, he vuelto” Lo triste es saber que en tu ausencia nadie te echó de menos. 1. – El alcohol te mata y el abuso de él se llama alcoholismo. - Hmm, ok, nadie te preguntó, pero gracias por recordármelo. * El Manco en realidad no se llama el Manco * |
jueves, marzo 08, 2007
TOP 5 Noticias del viejo mundo acá en tu nuevo mundo.
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2 comentarios:
Hey qué buen post.
Sobre todo el punto 2.
Muy bueno
otra cosa sobre ese punto dos, y de eso doy fe: si la foto es de esas que se imprimieron en papel fotográfico con textura de lino, lo mejor es quemarla porque es demasiado pesada y no se va por el retrete, el problema resulta en que si sos tan tarado como yo, te podes casi que intoxicar con el humo que desprende, es mil veces peor que una polaroid... la cosa con el retrete es que... no se, suena más dramático de lo que es y la verdad es que no es tan catártico... mierda... una pregunta: está bien entiendo que cuando ya a uno no le da duro escuchar los discos porque ya no importan, es porque estás curado, pero y qué pasa cuando precisamente estos discos te los robó la ex, y por más que querás escucharlos no podés a menos que los comprés o los bajes de internet? aplica igualmente el principio? está mal cabrearse por el robo de los discos?
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