5. Éramos niños y aún no habíamos explorado a fondo todo el morbo que podemos expresar cuando un par de tetas relucen a la vista. En ese tiempo nuestros juegos solían ser Escondidijo, Ponchado, La mosca, Ollitas, Pistoleros, Stop, Súper triunfo, Batalla naval, La vuelta a Colombia, Borrachitos, Cero contra pulsero, Chucha, Chucha puente, Chucha paralizada y cuando, muy en el fondo, se nos asomaba ese niño morboso que despertaría en un futuro no muy lejano acompañándonos por el resto de nuestras vidas, jugábamos Chucha Color; que consistía más o menos en un pobre niño corriendo a toda pastilla tratando de agarrar a los demás niños que, para salvarse de las garras de ese pobre niño sediento de “sangre”, debían palpar un color que momentos antes fue elegido al azar por ese niño morboso que ya sabemos que despertó en un futuro no muy lejano. El color elegido, la mayoría de las veces, era el de la camiseta de Yarley, la vecina de al lado, la más bonita de la cuadra, la que era mayor que el resto y a la que ya le habían crecido las tetas.
4. Yarley tenía dos hermanos que se llamaban Johnny y Jenny – ambos ya mencionados en el TOP 5 deshaciendo pasos - y eran muy unidos, tenían un humor negro muy fino, siempre hablaban con doble sentido o podían expresar mil agravios en una sola frase: “Esta gonorrea carechimba hijodeputa, malparido catrechimba es un pirobo catrehijodeputa cagao, maricón, hasta debe ser cacorro este pirobete…”, y los tres, junto a mi primo Adrián, mi primo David, nuestro amigo Jorge Iván alias La momia, y yo, reuníamos víveres - robados vilmente del mercado de la casa de cada quien - que luego, en un sitio alejado o en la terraza de la casa de La momia, cocinábamos para nuestra gula porque sinceramente hambre no teníamos. Un día se nos olvidó llevar aceite y a Yarley se le ocurrió la maravillosa idea de cocinar con gasolina, nadie se comió nada y esa fue la última vez que nos reunimos para cocinar.
3. Pasado el tiempo, ya creciditos y cada uno por su lado – Yarley se había casado, Johnny era un hijo de puta, Jenny en las suyas, La momia perdido del mapa porque su familia se mudó a otro barrio, Adrián, David y yo sumidos en el mundo del Break Dance-, Desgracia y Parca, amigas inseparables, tocaron a la puerta de esta familia: Decidieron que Doña Inés, la mamá de los tres hermanos, ya no debería de existir - al menos no como ser de carne y hueso porque cómo ya se mencionó en el TOP 5 deshaciendo pasos, sigue espantando-; que Don Miguel – Abuelo de los tres hermanos, mencionado en el TOP 5 de tiempos que no volverán – descansara en una cama de madera; que Johnny se despidiera de este mundo con un balazo en la frente – así como en las películas – y que Jenny tuviera una muerte digna de cualquier película de terror donde se ve mucha sangre y muchos miembros cercenados.
2. A ninguno de estos entierros fui, ni siquiera sabía que se había muerto Don Miguel.
1. Hace pocos día me enteré que Yarley se convirtió al cristianismo y que es madre de una niña de 16 años muy bonita – la vi, y en serio, es demasiado bonita, no se la imaginan - y de un niño de no sé cuantos años. ¿Y por qué supe todo esto? porque al entierro de Yarley si fui; Murió en la madrugada del sábado victima de un cáncer en la cabeza. ¿Y por qué estoy aquí hablando de Yarley, mencionando su verdadero nombre pudiendo omitirlo por simple respeto con los muertos o con su familia que ya bastante sufrimiento ha pasado? porque su muerte, sin esperármelo, me pegó duro en la cabeza, porque me doy cuenta que simplemente hay momentos que nunca volverán y ya, así de simple, avanza, avanza, avanza, olvida, olvida, y luego mueres, fin de la emisión.
* Llámenle a esto: Exorcidepresión blogueristiana y Ole!
miércoles, marzo 21, 2007
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2 comentarios:
Exorcidepresión Wedblogueristiana
muy buena entrada te has montado Byron, valió la pena la espera!
un saludo
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