5. Una sola frase o palabra que hayas dicho o que te hayan dicho te pueden producir mil flashes. El licor es bendito, por más recuerdos cagados que te vengan a la mente él los transforma, los embellece, hace que los adores y luego no quieras soltarlos.
4. Es de admirar lo que puede hacer la música, una canción te puede deprimir, alegrar, hacerte recordar toda tu vida o sólo recordarte de un simple instante donde fuiste feliz, así de buenas a primeras, como supuestamente "Dios" creo la vida.
3. Vas en el carro, en el momento estás parado en un semáforo en rojo, mientras, pasas emisoras. De repente un extraño líquido salado sale de tus ojos y todo porque en la radio, en una emisora de esas culas que existen en Medellín, suena Goodbye Stranger de Supertramp. Cuando el semáforo se pone en verde quieres pisar el acelerador a fondo, correr a toda pastilla, estrellarte contra una pared de concreto y que el carro explote como en una película gringa. Pero – siempre hay un pero - te dices “Mierda, que hago yo llorando con una puta canción de Supertramp, si ese malparido grupo es muy maluco!!!!”. Sales de tu estado catártico porque un taxista iracundo que está detrás de tu carro toca bocina como un poseso para que arranques de una puta vez.
2. Estás caminando por el centro, acabas de encender un cigarrillo y la verdad te importa una mierda llegar media hora tarde a trabajar. Ves un rostro conocido entre la multitud, pero no logras recordar de donde lo conoces “¿Estudió conmigo? ¿Era del barrio? ¿Fue amigo mió? ¿Me caía mal? ¿Me caía bien? ¿De donde mierda conozco a este man?”. Tras el fracaso de no saber quien es el tipo en el primer intento empiezas a recapitular tu vida, comienzas recordando toda tu infancia, los amiguitos del barrio, los primos, las niñas, tus tías, tus tíos, tu abuelito que se murió, los compañeritos de la escuela, recuerdas que la pasabas muy bien jugando chucha color, que la pasabas muy bien jugando al escondidijo, que tu primo Adrián y la momia se escondían de vos para irse a jugar maquinitas a Monterrey porque eras un imprudente que en cualquier momento abría la boca delante de un adulto, recuerdas que abrazaste a una señora X creyendo que era tu mamá todo porque tenían contexturas parecidas y no te tomaste la molestia de mirar para arriba… Sales de tu estado catártico, montado en un bus que te lleva al laboro, cuando una viejita te está pasando un pañuelo, diciéndote: “Joven, para que se limpie las lagrimas”.
1. A veces cuando estás con alguien que simplemente te cae bien y tienes una conversación fluida y prolija, bastante interesante por cierto, queda un campo para un chiste negro de esos que sueles hacer, cuando sueltas el chiste resulta que ese alguien se enoja y entonces piensas: si estuviera con tal o cual persona este chiste hubiera sido recibido, procesado, charlado entre risas y luego reservado al recuerdo de “¿Te acordas cuando dijiste esto? Ja ja ja”. Por más que estés peleado con esa tal o cual persona que entiende tus chistes y con la que un simple silencio de mil horas es agradable siempre la recordaras en la nostalgia espontánea. Nostalgia que se termina donde siempre interviene el gato que te aruñó la mano mientras lo estás acariciando y tienes la mirada perdida en la pared, justo en esa mancha de moho que sabes que está ahí hace años, desde los tiempos en que tu abuelito estaba vivo.
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3 comentarios:
muy buena entrada sr. bayron!, son de esas que luego de haberlas leido dejas lo que estabas haciendo y te quedas un rato pensando, pensando, pensando...
Recientemente una nostalgia pasajera me pasó con mi mamá: estaba pasado de copas el viernes pasado y en uno de tantos arrebatos le besé la mejilla y le dije un tequieromucho.
eh mierda!, que falta me hace desde que hace 8 años no está conmigo.
snif
Ke entrada tan bonita, un loquito que pasa tangente al circulo de lo cursi...
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