5. - Buenas Orlando.
- Buenas, buenas, muchachos ¿qué se les ofrece?, ¿Ya llenaron el álbum de los muñequitos esos que a ustedes les gustan?, por ahí vino un muchacho con el álbum lleno y reclamó un balón de micro fútbol.
- ¿Ah sí?
- Sí.
- ¿El muchacho era un niño pecoso?
- El mismo.
- Maldito, ese niño fue el que me robó los caramelos escasos que me salieron la otra vez. Con eso llenó su álbum seguro.
- Ahí muchacho no me meto. Eso es problema de ustedes.
- Bueno, ya no importa. Orlando, ¿nos da las tapas de gaseosa que le quedan?
- Cómo no muchachos, recójanlas del piso que ustedes saben que yo no barro.
Una hora después:
- Adrián, ¿y para qué es que estamos machacando estás tapas de gaseosa?
- Deja de ser bobo, ¿no escuchaste pues a mi abuelo?
- Yo no lo escuché, yo estaba en Amagá recibiendo mi aguinaldo. Me dieron un triciclo.
- Ah, verdad.
- Decime pues para qué es que estamos haciendo esto.
- Para rezar la novena del niño Dios.
- ¿Vamos a rezar con tapas?
- Bobooo, es para armar las sonajas para cantar los villancicos. Ahorita les hacemos un huequito a las tapas, las ponemos en un alambre y todas ellas juntas suenan.
- Ah, yo si había visto eso.
- Pues claro, boboo.
- Deja de decirme bobo que le cuento a mi mamá.
- Bobo, bobo, bobo.
Y a chillar, a patalear, a maldecir, a destruir. Todo hasta que en la noche se comía natilla y buñuelo. Se rezaba la novena del niño Dios. Se cantaban los villancicos con las sonajas improvisadas de tapas de gaseosa. Y a jugar algo violento: Pistoleros, policías y ladrones, chucha paralizada, chucha véale y tóquele las tetas a Yarley escogiendo el color de su camisa, escondidijo, estatuas, corra, baje el globo y descalabre a su amigo con una piedra. SUUUUUUUUUU, piedrita va, TRONTRON piedrita cayó en la cabeza de alguno, AYYYYY gritaba el descalabrado. Y a tirar papeletas, AYYYYY grita el niño al que le explotó una de las papeletas en la mano, adiós deditos, adiós manito y que viva Jaimito. A explotar los tacos en una alcantarilla para que suene más duro, BOOOM. A tirar chorrillos contra los pies del otro, a correr hijueputas. A desordenar el pesebre y a cambiar a San José por Rambo, a la Virgen María por una Barbie sin pelo, y el Niño Jesús por lo general siempre nacía todos los días, unos días era Robocop sin pies y otros días era un Linterna Verde sin cabeza. El pesebre se convertía en Kosovo y las ovejas volaban. Hasta que mi abuela Mariela se daba cuenta y nos gritaba: “¡ATEOS! ¡¿CÓMO SE LES OCURRE HACER ESO CON EL PESEBRE?!”.
4. El lunes pasado me invitaron a rezar la novena del Niño Dios en la casa de una compañera del trabajo. Dudé en ir o no, no rezo esa vaina desde que era niño, pero igual fui, me prometieron ron. Hice un poco de tiempo antes de ir con tal de que no me tocara ninguna oración, ningún villancico. Pero como al que no quiere se le da, me tocó igual rezar y cantar. Por cada “ven, ven, ven, ven a nuestras almas…” un ron. Por cada “tuturumaina” una aspirada a un cigarrillo. A las doce de la noche la natilla volaba de pelo a cara por toda la sala y el pesebre de esa casa era como los que yo recordaba: El pato Donald reemplazó a San José, La virgen María fue reemplazada por Guri Guri, Los Reyes Magos fueron atacados por un dinosaurio asesino, los pastores volaban y fornicaban, y por fin, en Sodoma y Gomorra, nació el Mesías: Una hormiga libertina. Ah que bueno que es Diciembre.
3. Adrián, David, La momia y yo nos sentábamos frente al televisor, jugábamos a las propagandas. El juego consistía en adivinar que comercial seguía del que en el momento se estaba presentando. El juego era divertido cuatro tandas seguidas, luego aburría, los comerciales se empezaban a repetir. En diciembre era fácil jugar ya que la mayoría de comerciales son sobre juguetes. Y La momia casi siempre ganaba porque ya tenía esos juguetes en su casa. Pero por general el campeón de dicho juego era Adrián. Creo que yo nunca destaqué en ningún juego.
Bueno, una vez si destaqué: Estaba de paseo en Bagre, Antioquia, cuando unos niños me invitaron a jugar béisbol porque les faltaba un jugador. Y como yo jugaba béisbol en un equipo llamado SIMESA – el segundo peor equipo de la liga, sólo ganamos dos partidos, uno por W y otro contra el primer peor equipo- acepté jugar, pero no dije que sabía jugar. Y llegó mi turno de batear. Bateé un home room, la pelota fue a parar cinco casas más allá, cayó en un rastrojo y nunca más se pudo encontrar; los niños ya no quisieron seguir jugando conmigo. Igual me sentí como un ser supremo ¡Perdedores!. Después de eso no jugué más béisbol, me retiré entre los mejores.
2. Siete de la noche en la Terminal de buses de Belencito. La iglesia llena. En el altar un padre parecido a Chuck Norris da inicio a la misa. Ocho jóvenes con su ropa dominguera que no fueron a escuchar misa sino a ver muchachas bonitas están parados en la parte de atrás, entran y salen de la iglesia, irrespetando a los piadosos.
- ¿Si nos vamos a quedar en ese grupo juvenil después de que se acabe la misa?
- Sísas, ese grupo está lleno de chimbitas.
- Yo ya le eché el ojo a una, se llama Francia.
- ¿Esa es una morenita qué es toda tetona?
- Sísas, vive en Villa Laura.
- Pero ¿no es novia de un miliciano?
- No sé. Eso es lo que dicen, pero yo no creo.
- Ah. Mmm, pilas con eso güevón.
Momento de oración en la iglesia, los feligreses están callados. Los ocho jóvenes se miran entre si, hacen un gesto con la cabeza en señal de aprobación, sacan sus billeteras y todos a la vez abren lentamente el velcro que ajusta a cada una de ellas. El sonido del velcro abriéndose se expande por toda la iglesia y todos los devotos con mirada furibunda miran hacia atrás. Los ocho jóvenes se destortillan de la risa y tienen que abandonar la iglesia.
- Un día de estos Chuck Norris nos va a prohibir entrar a la iglesia.
- Si home, nos va a descomulgar.
- Pero viste que Francia y la amiga nos miraron.
- Sísas, y ahí están saliendo de la iglesia riéndose.
- Vienen para acá.
- Ay muchachos, ustedes son mera caja. Nos tuvimos que salir porque no nos aguantábamos la risa.
- ¿Usted se llama Francia, cierto?
- Ay ¿y como lo supo?
- Uno que es adivino.
- Ay tan bobo, ¿Se van a quedar en el grupo juvenil después de la misa?
- Lo estamos pensando.
- Quédense, va haber baile y todo. Van a repartir natilla y buñuelos.
- Ah que bueno, entonces si nos quedamos ¿sí o no muchachos?
Los muchachos asienten.
- Ah que bueno, pa´tirar caja con ustedes un rato. Muy charro. Ustedes son los raperos ¿cierto?
- Raperos no, bailamos Break.
- Ustedes si me hacen tirar caja muchachos, ¿Igual son raperos, no?
- Pues sí.
Francia y su amiga de nuevo entran en la iglesia.
- ¿Te diste cuenta que Francia cuando hablaba sólo te miraba a vos?
- ¿En serio?, no me di cuenta. Pero a mi me gustó fue la amiga.
- Este si es mucho güevón ¿entonces no vas a hacer nada por Francia?
- Maricón ¿cuándo he hecho yo algo? Si yo soy un dormido de mierda.
- En eso tenés razón. Pero tranquilo, se ve que Francia es toda entrona, la vieja te va a caer seguro.
1. Una hora después en el baile, Francia coquetea con el joven que le gustó. En el equipo de sonido suena una balada y el joven saca a bailar a Francia. Empiezan a bailar y a medida que la balada avanza sus cuerpos se van acercando. Francia se ve obligada a estrujar sus grandes pechos contra el pecho del joven. El joven mira de reojo el pronunciado escote de Francia mientras su mano se desliza por la espalda de ella hasta casi tocar el glúteo. El joven se ve nervioso mientras sus caderas se van rozando suavemente hasta que pasa lo obvio: una erección. El joven maldice con un gesto y aleja rápidamente unos centímetros su cadera, el rubor de su cara lo dice todo. Francia acerca su boca al oído del joven y susurra:
- Se le paró.
- Lo sé, que pena.
- ¿Y qué hacemos con ese problema?
- Eeeh, no sé… ¿Lo qué usted… quiera?
- ¿Lo qué yo quiera?
- Eeh… sí.
Francia mira hacia el piso de manera pensativa. Luego de unos segundos de nuevo acerca su boca al oído del joven, susurra:
- Acompáñeme al baño.
El joven asiente y empiezan a caminar disimuladamente hacia el baño. Dentro del baño, antes de que empiecen a besarse, Francia otra vez acerca su boca al oído del joven y susurra:
- Pero que esto no lo sepa mi novio.
- ¿Ah?
- ¿No sabía que tengo novio?
- No.
- Pero eso no importa ¿o sí?
- Eeh,… depende de qué es lo qué hace tu novio, ¿de casualidad no trabaja despachando gente a otro lugar? ¿No regala tiquetes a diestra y siniestra por todo el barrio?
- Ja ja ja, usted si me hace tirar caja. Es todo tiernito. Pero dejemos de hablar de eso que estoy de lo más antojada. Mire como me late el corazón con las ganas que tengo.
Francia agarra la mano derecha del joven y se la posa en su pecho izquierdo.
- ¿Si ve? Está latiendo a mil. No se preocupe por lo que hace mi novio, venga.
- Eeh, no me preocupo, pero quiero saber… saber cuanto me tengo que esforzar para eso de no pasar penas.
- Ja ja ja, usted tan bobo. A ver, mi novio se llama Topo Gigio y...
El joven abre los ojos, entra en un estado de trance y sin querer su mano derecha aprieta fuertemente el pecho de Francia.
- ¿Topo Gigio? ¿Topo Gigio el miliciano?
- Ayy, no me apriete tan fuerte la teta. Me duele.
- Estoy con la novia de uno de los tipos más peligrosos de Villa Laura.
- Óigame, suélteme la teta que me duele, no sea tan brusco.
El joven sale del trance.
- ¿Ah?
- Que me suelte la teta.
- Ah sí.
El joven suelta el pecho izquierdo de Francia.
- Perdón, es que a mi me gusta el sexo con dolor. Si no es así no lo hago.
- Ah, entonces yo paso, no me gusta que me duela nada. Que pesar, con lo antojada que estaba, pero bueno, no se pudo. ¿Cierto que yo le gusto a uno de sus amigos?
El joven esboza una sonrisa y asiente. Francia también esboza una sonrisa y sale del baño.
-Chao papacito.
- Chao Francia, nos vemos en el baile.
El joven suspira aliviado, murmura:
- De lo que me salvé.
El joven mira para abajo y ve que todavía tiene la erección. Piensa unos segundos y luego abre su bragueta.
- Que tetas las de Francia, que tetas…
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2 comentarios:
Jajaja, están una chimba los Tops navideños!!
Cambio y fuera.
Cambio y fuera
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