Mi amigo Camilo me regaló un MP3 donde hay dos albúmenes enteros de Break Dance, y nada, me trajo recuerdos de mi adolescencia:
Sentados en una de las bancas del convento de la Madre Laura, bebiendo vino Luminoso, moviendo la cabeza al ritmo de música que sale de una grabadora gris, grande, pesada, movida por seis pilas Varta de las grandes.
AMIGO: Omar va a venir a Medellín. Lo invitó Alianza.
BYRON: Vea, bien, bacano por el man.
OTRO AMIGO: Pero los de Alianza dijeron que ellos sólo le daban la estadía, el pasaje y la comida a Omar.
BYRON: Mira que bien.
AMIGO: Omar no viene solo, viene con otros dos rolos.
BYRON: Mmm, ¿y a ellos Alianza no les va a pagar nada?
OTRO AMIGO: Nada, otros les tienen que pagar la comida y el pasaje de vuelta a Bogotá.
BYRON: Mmm, ¿y quién lo va a hacer?
AMIGO: Nosotros.
BYRON: ¿Nosotros?
OTRO AMIGO: Pues, no sólo nosotros, también otra gente. Mañana vamos a pedir plata en el centro.
BYRON: ¿Vamos a pedir plata en el centro?
AMIGO: Sí, bailando, y cuando terminemos de bailar alguno de nosotros puede recoger la plata con su pasamontañas.
BYRON: Mmmm, pues sí, por qué no. Bacano, que nos paguen por bailar.
OTRO AMIGO: Tenemos que recogernos por lo menos quinientos mil pesos.
BYRON: ¿Tanto? Eso es mucha plata.
AMIGO: Los rolos se van a quedar por lo menos quince días.
BYRON: ¿Se van a quedar quince días?
OTRO AMIGO: Sisas.
BYRON: ¿Y nosotros tenemos que mantenerlos?
AMIGO: De buena energía. Ellos dijeron que cuando fuéramos a Bogotá hacían lo mismo por nosotros.
BYRON: Mmm, ¿para qué vamos a ir a Bogotá?
OTRO AMIGO: JA JA JA JA JA, buen chiste.
AMIGO: Hey nos pillamos mañana pues. Suerte.
OTRO AMIGO: Sisas, nos pillamos. Me llevo la grabadora.
Se van.
BYRON: Bien, suerte pues…
sábado, febrero 28, 2009
jueves, febrero 26, 2009
domingo, febrero 22, 2009
TOP 5 Sonido de piano
sábado, febrero 21, 2009
TOP Bonus track, Feliz cumple años a mí, feliz cumple años a mí
En este momento no sé qué canción dedicarme; mmmm, buscare.
Dos horas más tarde, ya tengo la canción para dedicarme:
“Yo no tengo carné de conducir, ni lo quiero para cruzar la ciudad. No me hacen falta gafas para ver todo muy bien, ni siquiera a través de la pared.
¿Y de qué me sirve la fuerza si no puedo ni abrir tu puerta? Y no sé cómo he de entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar.
Dime si es que no te gusta mi disfraz, yo creía que algo así te iba a encantar. No imaginas la de tiempo que he tardado en llegar, lo lejos que estaba, lo difícil que ha sido, todo lo que hago te da igual.
No me vas a entender, no me vas a escuchar.
¿Y de qué me sirve la fuerza si no puedo ni abrir tu puerta?
Y no sé cómo he de entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar, me invites a desayunar.Entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar, me invites a desayunar.”
Superman, Astrud.
Dos horas más tarde, ya tengo la canción para dedicarme:
“Yo no tengo carné de conducir, ni lo quiero para cruzar la ciudad. No me hacen falta gafas para ver todo muy bien, ni siquiera a través de la pared.
¿Y de qué me sirve la fuerza si no puedo ni abrir tu puerta? Y no sé cómo he de entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar.
Dime si es que no te gusta mi disfraz, yo creía que algo así te iba a encantar. No imaginas la de tiempo que he tardado en llegar, lo lejos que estaba, lo difícil que ha sido, todo lo que hago te da igual.
No me vas a entender, no me vas a escuchar.
¿Y de qué me sirve la fuerza si no puedo ni abrir tu puerta?
Y no sé cómo he de entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar, me invites a desayunar.Entrar a tu casa y que me invites a desayunar, me invites a desayunar, me invites a desayunar.”
Superman, Astrud.
viernes, febrero 20, 2009
miércoles, febrero 18, 2009
TOP 5 De aquellas crueldades piadosas. Número 3.
Niño mimado, llorón, retraído, asustadizo, callado, egoísta, bobo, ingenuo, torpe. Hete ahí melancólico, con la cabeza gacha, observando unas baldosas desgastadas rojas y amarillas, mirando de soslayo como tus zapatos negros, embetunados y brillados el día anterior, lucen escabrosos por el lodazal que pisaste cuando esperabas el bus que te traería hasta aquí. Niñato soso, hete ahí parado en frente de cuarenta niñas que te miran fijamente, ávidas de saber el por qué diantres tienen de nuevo compañero a un memo impúber como tú. Se suponía que en tercero de primaria, en el grupo A, ellas iban a ser las reinas, las consentidas, las únicas, las que le restregarían en la cara a otras niñas de otros grupos: “JA JA JA, nos damos el lujo de no tener a un niño odioso en nuestro salón, perdedoras”. Se los habían prometido, y llevaban dos semanas presumiendo de esa ofrenda. Pero a gracia “divina”, mandato de quién sabe quién, ahora llegas tú a sabotearles la fiesta, ¡precisamente tú! ¡Ah! ¡Tú! Chiquillo, ¿te lo puedes creer?
- Este es su nuevo compañerito.- le dice la profesora a las cuarenta niñas mientras te exhibe, te señala, te coloca sus delicadas manos sobre tus hombros.- Salúdenlo, por favor.
- Se ve tierno.- dice una de las niñas. “Tierno”, palabra que hasta el momento para contigo sólo la habían utilizado los adultos.
- Ya lo conocía, es el sobrino de la profesora Rocío.- dice una niña rubia bastante bonita a la cuál te he visto, con la boca abierta, mirándola en los recreos. Aunque te sorprenda que ella sepa quién eres, nunca serás capaz de decirle ni una coma, lo sé. Te conozco gran cobarde.
- Se llama Byron Alaff.- dice una de las niñas a la que por su tono de voz te das cuenta que está tratando de no reírse, al parecer dijo un chiste buenísimo.
– Alaff una, Alaff dos, Alaff tres…- dice otra de las niñas, presa de una carcajada que hace que se le salten las lagrimas, y, por qué no, hasta los mocos. Infante medroso, levanta la cabeza y mírala, identifícala, que sea el próximo objeto de tu odio.
- Eeeh, ¡no lo molesten! – Mirando desafiante a sus compañeras, dice una niña de pelo negro crespo, de cachetes rosados, muy fea. La conoces, se llama Olga-. Él no tiene la culpa de que sus papás le hayan puesto ese nombre.
- Uuuuuuuuuuuu, ¡OLGA TIENE NOVIO! ¡OLGA TIENE NOVIO! - gritan entre risas.
- Olga no es mi novia, ella no me gusta- susurras preso de la rabia, incapaz de levantar la cabeza, mordiéndote los labios, apretando los puños.
- Si vieran él como dibuja de bonito.- de nuevo dice Olga.
- Bueno niñas, compórtense. – Dice la profesora- Espero que traten bien a Byron Alf.
- ¡ALF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA! ¡AAALFFFFF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA! – la profesora no sabe si mirarte o tocarte la cabeza en señal de “perdón, no lo quise hacer”.
–Malditas niñas, maldita profesora, maldito mi nombre. – de nuevo susurras.
- Byron, como no hay más sillas y pupitres donde sentarte, por hoy vas a sentarte con Olga, mañana te prometo que buscamos ¿listo? – Te dice la profesora casi que empujándote hacia el pupitre de Olga, casi que haciéndote dar de bruces contra ella. Olga te sonríe- Bueno niñas, ya saben que la tarea para la otra semana es una cartelera, y hoy...
- Uuuuuuuuu ¡Olga ya tiene quién le dibuje la cartelera! ¡¡EL NOVIO!!
Crío afortunado, no estabas al tanto de la dulzura, el amor, la salmearía, la fiereza, el diluvio, el terremoto, el maremoto, el tsunami, la histeria de lo que son cuarenta niñas reunidas; mucho menos te imaginabas que días más tarde, sucumbiendo a sus sortilegios, barbaries y demás, ibas a terminar dibujando no solo la cartelera de Olga sino otras treinta y nueve carteleras; apuesto mi brazo izquierdo a que no, que no te lo imaginabas.
- Este es su nuevo compañerito.- le dice la profesora a las cuarenta niñas mientras te exhibe, te señala, te coloca sus delicadas manos sobre tus hombros.- Salúdenlo, por favor.
- Se ve tierno.- dice una de las niñas. “Tierno”, palabra que hasta el momento para contigo sólo la habían utilizado los adultos.
- Ya lo conocía, es el sobrino de la profesora Rocío.- dice una niña rubia bastante bonita a la cuál te he visto, con la boca abierta, mirándola en los recreos. Aunque te sorprenda que ella sepa quién eres, nunca serás capaz de decirle ni una coma, lo sé. Te conozco gran cobarde.
- Se llama Byron Alaff.- dice una de las niñas a la que por su tono de voz te das cuenta que está tratando de no reírse, al parecer dijo un chiste buenísimo.
– Alaff una, Alaff dos, Alaff tres…- dice otra de las niñas, presa de una carcajada que hace que se le salten las lagrimas, y, por qué no, hasta los mocos. Infante medroso, levanta la cabeza y mírala, identifícala, que sea el próximo objeto de tu odio.
- Eeeh, ¡no lo molesten! – Mirando desafiante a sus compañeras, dice una niña de pelo negro crespo, de cachetes rosados, muy fea. La conoces, se llama Olga-. Él no tiene la culpa de que sus papás le hayan puesto ese nombre.
- Uuuuuuuuuuuu, ¡OLGA TIENE NOVIO! ¡OLGA TIENE NOVIO! - gritan entre risas.
- Olga no es mi novia, ella no me gusta- susurras preso de la rabia, incapaz de levantar la cabeza, mordiéndote los labios, apretando los puños.
- Si vieran él como dibuja de bonito.- de nuevo dice Olga.
- Bueno niñas, compórtense. – Dice la profesora- Espero que traten bien a Byron Alf.
- ¡ALF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA! ¡AAALFFFFF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA! – la profesora no sabe si mirarte o tocarte la cabeza en señal de “perdón, no lo quise hacer”.
–Malditas niñas, maldita profesora, maldito mi nombre. – de nuevo susurras.
- Byron, como no hay más sillas y pupitres donde sentarte, por hoy vas a sentarte con Olga, mañana te prometo que buscamos ¿listo? – Te dice la profesora casi que empujándote hacia el pupitre de Olga, casi que haciéndote dar de bruces contra ella. Olga te sonríe- Bueno niñas, ya saben que la tarea para la otra semana es una cartelera, y hoy...
- Uuuuuuuuu ¡Olga ya tiene quién le dibuje la cartelera! ¡¡EL NOVIO!!
Crío afortunado, no estabas al tanto de la dulzura, el amor, la salmearía, la fiereza, el diluvio, el terremoto, el maremoto, el tsunami, la histeria de lo que son cuarenta niñas reunidas; mucho menos te imaginabas que días más tarde, sucumbiendo a sus sortilegios, barbaries y demás, ibas a terminar dibujando no solo la cartelera de Olga sino otras treinta y nueve carteleras; apuesto mi brazo izquierdo a que no, que no te lo imaginabas.
martes, febrero 17, 2009
TOP 5 Fiebre en las gradas (2)
2. “CHARLIE NICHOLAS
ARSENAL – LUTON
27/8/83
¿Cómo no vas a ver malos presagios por todas partes?
En pleno verano de 1983, al cabo de dos años, renuncié alegremente a mi trabajo de profesor para dedicarme por completo a escribir; quince días más tarde, el Arsenal fichó contra todo pronóstico a Charlie Nicholas, el jugador más famoso del momento en el fútbol británico, el Niño Cañón, el jugador de los Celtics de Glasgow, que la temporada anterior había marcado en la liga escocesa cincuenta y tantos goles. ¡Por fin algo digno de verse! Con Charlie en el equipo, me dio por pensar que de ninguna manera podría fracasar yo con los ingeniosos y sensatos guiones que había empezado a escribir, el primero de los cuales, por cierto – ah, insondables misterios de la creatividad-, trataba de un profesor que decide ponerse a escribir.
Ahora es sencillo darse cuenta de que nunca debí vincular la trayectoria de Charlie con la mía, pero en aquel momento se me antojó irresistible… No entiendo cómo, pero me pareció perfectamente comprensible que estaba a punto de convertirme en el Niño Cañón de las series televisivas primero y de los teatros del West End después (por más que no tuviera entonces ni idea de lo uno ni de lo otro, por más que hubiese expresado más de una vez un olímpico desprecio por todo el mundillo de la escena).
… A la sazón, Charlie terminó por ser un indicador bastante exacto de mi suerte. Fui a ver su primer partido, por descontado, igual que otros cuarenta mil espectadores más o menos, y no lo hizo mal: no marcó, pero jugó bien en su puesto y al final ganamos por 2-1. Aunque en su siguiente partido marcó dos goles en el campo del Wolverhampton, eso fue todo lo que hizo en la Liga hasta después de navidad… En el siguiente partido que jugamos en casa, contra el Manchester United, me pareció lento e incapaz de conectar con los demás, y el equipo fue barrido: perdimos por 2-3, pero nunca llegamos a estar dentro del partido… abreviando, su primera temporada fue un desastre, tal como lo fue para todo el equipo. El entrenador, Terry Neill, fue despedido tras una racha lamentable entre noviembre y comienzos de diciembre.
El otro Niño Cañón, en su versión literaria, terminó su imaginativo guión y recibió una carta en la que se le decía que su obra había sido rechazada, aunque también le animaban a seguir la brecha. Luego empezó otro que también fue rechazado, aunque no con tanta amabilidad. Entretanto, se dedicaba a trabajar en toda clase de empleos, casi todos de lo menos halagüeño: clases particulares, correcciones de pruebas y sustituciones a profesores de instituto… para ir tirando y pagar el alquiler. Tampoco dio ninguna muestra de estar a punto de marcar antes de Navidad, y nadie habría supuesto que llegaría a marcar hasta que pasaran unas cuantas navidades. Si hubiera sido un hincha de Liverpool y hubiera unido su suerte con la de Ian Rush, allá por mayo fácilmente habría ganado el Premio Booker.”
Nick Hornby, Fiebre en las gradas
ARSENAL – LUTON
27/8/83
¿Cómo no vas a ver malos presagios por todas partes?
En pleno verano de 1983, al cabo de dos años, renuncié alegremente a mi trabajo de profesor para dedicarme por completo a escribir; quince días más tarde, el Arsenal fichó contra todo pronóstico a Charlie Nicholas, el jugador más famoso del momento en el fútbol británico, el Niño Cañón, el jugador de los Celtics de Glasgow, que la temporada anterior había marcado en la liga escocesa cincuenta y tantos goles. ¡Por fin algo digno de verse! Con Charlie en el equipo, me dio por pensar que de ninguna manera podría fracasar yo con los ingeniosos y sensatos guiones que había empezado a escribir, el primero de los cuales, por cierto – ah, insondables misterios de la creatividad-, trataba de un profesor que decide ponerse a escribir.
Ahora es sencillo darse cuenta de que nunca debí vincular la trayectoria de Charlie con la mía, pero en aquel momento se me antojó irresistible… No entiendo cómo, pero me pareció perfectamente comprensible que estaba a punto de convertirme en el Niño Cañón de las series televisivas primero y de los teatros del West End después (por más que no tuviera entonces ni idea de lo uno ni de lo otro, por más que hubiese expresado más de una vez un olímpico desprecio por todo el mundillo de la escena).
… A la sazón, Charlie terminó por ser un indicador bastante exacto de mi suerte. Fui a ver su primer partido, por descontado, igual que otros cuarenta mil espectadores más o menos, y no lo hizo mal: no marcó, pero jugó bien en su puesto y al final ganamos por 2-1. Aunque en su siguiente partido marcó dos goles en el campo del Wolverhampton, eso fue todo lo que hizo en la Liga hasta después de navidad… En el siguiente partido que jugamos en casa, contra el Manchester United, me pareció lento e incapaz de conectar con los demás, y el equipo fue barrido: perdimos por 2-3, pero nunca llegamos a estar dentro del partido… abreviando, su primera temporada fue un desastre, tal como lo fue para todo el equipo. El entrenador, Terry Neill, fue despedido tras una racha lamentable entre noviembre y comienzos de diciembre.
El otro Niño Cañón, en su versión literaria, terminó su imaginativo guión y recibió una carta en la que se le decía que su obra había sido rechazada, aunque también le animaban a seguir la brecha. Luego empezó otro que también fue rechazado, aunque no con tanta amabilidad. Entretanto, se dedicaba a trabajar en toda clase de empleos, casi todos de lo menos halagüeño: clases particulares, correcciones de pruebas y sustituciones a profesores de instituto… para ir tirando y pagar el alquiler. Tampoco dio ninguna muestra de estar a punto de marcar antes de Navidad, y nadie habría supuesto que llegaría a marcar hasta que pasaran unas cuantas navidades. Si hubiera sido un hincha de Liverpool y hubiera unido su suerte con la de Ian Rush, allá por mayo fácilmente habría ganado el Premio Booker.”
Nick Hornby, Fiebre en las gradas
lunes, febrero 16, 2009
TOP 5 Antes de sentarme a escribir un guión para un cortometraje que está en mis propósitos para hacer desde hace como dos putos años
1. Beberme un café, o quizás dos cafés. Pueden ser tres.
2. Por más gripa que tenga, sin fumarme un cigarrillo no soy capaz de empezar. O quizás dos cigarrillos; sé que mientras escriba igual me voy a fumar el tercero, y el cuarto. No sé cómo hacen para escribir sin andar botando humo por la boca y por la nariz, sin dejar una huella de cenizas aquí y allá por toda la mesa del computador o en el teclado; envidio a los que son capaces.
3. Sin música no me “inspiro”, sólo falta encontrar la adecuada. Lo malo es que puede demorar eternidades encontrarla. Si posiblemente ayer me “inspiró” el álbum Suede a new morning de Suede, puede que hoy me inspire que a toda castaña suenen Los tigres del norte; es una tómbola.
4. Ojear algún pasaje de un buen libro. ¿Pero qué libro y en qué capítulo del libro y en qué página? Esto quita demasiado tiempo, a veces.
5. Acaso estar un rato en Internet, ver mails, MSN, noticias, publicar en el blog, chismosear en el facebook que Julanito y Sultanito estuvieron de parranda mientras se sacaban mocos y se los comían, y, bueno, todas esas vainas. O mejor jugar un rato con la gata, hasta que a esta le de rabia, me quiera morder con todas sus ganas y siempre mande sus garritas con mucha furia hacia mi yugular.
Y ahora estoy listo, ya empiezo, hoy si fue el día en que por fin voy a escribir el cortometraje. Suena el teléfono, es un amigo que invita a beber birra. Una birra no caería mal.
2. Por más gripa que tenga, sin fumarme un cigarrillo no soy capaz de empezar. O quizás dos cigarrillos; sé que mientras escriba igual me voy a fumar el tercero, y el cuarto. No sé cómo hacen para escribir sin andar botando humo por la boca y por la nariz, sin dejar una huella de cenizas aquí y allá por toda la mesa del computador o en el teclado; envidio a los que son capaces.
3. Sin música no me “inspiro”, sólo falta encontrar la adecuada. Lo malo es que puede demorar eternidades encontrarla. Si posiblemente ayer me “inspiró” el álbum Suede a new morning de Suede, puede que hoy me inspire que a toda castaña suenen Los tigres del norte; es una tómbola.
4. Ojear algún pasaje de un buen libro. ¿Pero qué libro y en qué capítulo del libro y en qué página? Esto quita demasiado tiempo, a veces.
5. Acaso estar un rato en Internet, ver mails, MSN, noticias, publicar en el blog, chismosear en el facebook que Julanito y Sultanito estuvieron de parranda mientras se sacaban mocos y se los comían, y, bueno, todas esas vainas. O mejor jugar un rato con la gata, hasta que a esta le de rabia, me quiera morder con todas sus ganas y siempre mande sus garritas con mucha furia hacia mi yugular.
Y ahora estoy listo, ya empiezo, hoy si fue el día en que por fin voy a escribir el cortometraje. Suena el teléfono, es un amigo que invita a beber birra. Una birra no caería mal.
domingo, febrero 15, 2009
TOP 5 A que te ha pasado que:
5. Buscas por segundos, minutos, horas algo que sin darte cuenta tienes en la mano, o en el bolsillo, o está que te come porque más visible no puede estar.
4. Sales de la casa o sitio de trabajo o lo que sea con un objeto en la mano que no tiene por qué salir de ese lugar, ejemplos:
a. El control remoto de la TV o del DVD o del equipo de sonido.
b. Llaves que siempre hacen que alguien las busque por cielo, montaña y mar hasta que avisas que te las llevaste sin querer, y que sorry.
c. Lapiceros.
d. Encendedores.
e. ¿Libros?
f. ¿Media de ron?
3. Encendiste el cigarrillo por el lado del filtro. (Si no eres fumador, que bueno que eso no te haya pasado.)
2. Dices que una persona es una hija de puta, bruta, grotesca, que no soportas que siempre esté con tus amigos o cerca de ti, hasta que te das cuenta que estás hablando en voz alta y que esa persona te escuchó y que te está mirando horriblemente feo.
1. Esquivaste a alguien que te cae mal y que ni por el putas quieres saludar sólo para que en el esquive te encuentres a alguien mucho peor.
4. Sales de la casa o sitio de trabajo o lo que sea con un objeto en la mano que no tiene por qué salir de ese lugar, ejemplos:
a. El control remoto de la TV o del DVD o del equipo de sonido.
b. Llaves que siempre hacen que alguien las busque por cielo, montaña y mar hasta que avisas que te las llevaste sin querer, y que sorry.
c. Lapiceros.
d. Encendedores.
e. ¿Libros?
f. ¿Media de ron?
3. Encendiste el cigarrillo por el lado del filtro. (Si no eres fumador, que bueno que eso no te haya pasado.)
2. Dices que una persona es una hija de puta, bruta, grotesca, que no soportas que siempre esté con tus amigos o cerca de ti, hasta que te das cuenta que estás hablando en voz alta y que esa persona te escuchó y que te está mirando horriblemente feo.
1. Esquivaste a alguien que te cae mal y que ni por el putas quieres saludar sólo para que en el esquive te encuentres a alguien mucho peor.
sábado, febrero 14, 2009
TOP 5 Odio que en la mañana, cuando no tengo qué hacer nada y puedo dormir hasta la hora que me plazca, pase que:
5. Lleguen visitas inesperadas. Sobre todo si esas visitas no son para mí y luego sin querer tenga que oír conversaciones que para nada me importan.
4. No ser capaz de dormir. El insomnio es lo peor.
3. Resulta que sí tengo cosas por hacer, pero no me acordaba.
2. Me despierto porque tengo hambre, ganas de ir al baño, tuve una pesadilla, un sueño bueno que se cortó de buenas a primeras o me aqueja algún dolor.
1. El teléfono sonando. Y adivina qué: te llaman de un banco, o te llaman para hacerte una encuesta de quién sabe qué cosa, o te llaman para preguntarte por alguien que no vive en tu casa.
4. No ser capaz de dormir. El insomnio es lo peor.
3. Resulta que sí tengo cosas por hacer, pero no me acordaba.
2. Me despierto porque tengo hambre, ganas de ir al baño, tuve una pesadilla, un sueño bueno que se cortó de buenas a primeras o me aqueja algún dolor.
1. El teléfono sonando. Y adivina qué: te llaman de un banco, o te llaman para hacerte una encuesta de quién sabe qué cosa, o te llaman para preguntarte por alguien que no vive en tu casa.
viernes, febrero 13, 2009
TOP 5 Quisiera en mi casa:
5. DISPENSADOR DE CIGARRILLOS (Vi uno en una tienda cerca de mi casa y me antojé; Me gustaría tener dos de ellos, uno lo pondría cerca de la sala, por si las visitas se antojan de un Royal o un Marlboro - Obvio que solo lo abastecería de la marca de cigarrillos que me gustan- , y el otro en mi cuarto. Al lado de cada dispensador habría una ZIPPO plateada, para eso de darle caché al asunto)
4. PINBALL (En su defecto uno de Indiana Jones, Robocop o quizás uno con motivo de una película de Russ Meyer.)
4 y medio. MESA DE HOCKEY (a cambio del PINBALL)
3. ROCKOLA. (Creo que desde que vi por primera vez una en la vida me gustó. Así sea que en ella sólo haya música de mierda siempre tengo que mirar si tengo monedas en mi bolsillo para que suene la hijuemadre)
2. NEVERA (No confundas, en mi casa si hay nevera, pero como en todas las casas está en la cocina. Yo quiero una en mi cuarto, al lado de mi cama.)
1. RECONTRA SÚPER COLECCIÓN DE JUGUETES VIEJOS Y NUEVOS. (Mi colección de juguetes no llega a ser ni un cuarto de apéndice de lo que me gustaría)
* No sé, pero Beck es bien: “Change your heart Look around you, Change your heart It will astound you, I need your lovin' Like the sunshine. Everybody's gotta learn sometime, Everybody's gotta learn sometime, Everybody's gotta learn sometime…”
4. PINBALL (En su defecto uno de Indiana Jones, Robocop o quizás uno con motivo de una película de Russ Meyer.)
4 y medio. MESA DE HOCKEY (a cambio del PINBALL)
3. ROCKOLA. (Creo que desde que vi por primera vez una en la vida me gustó. Así sea que en ella sólo haya música de mierda siempre tengo que mirar si tengo monedas en mi bolsillo para que suene la hijuemadre)
2. NEVERA (No confundas, en mi casa si hay nevera, pero como en todas las casas está en la cocina. Yo quiero una en mi cuarto, al lado de mi cama.)
1. RECONTRA SÚPER COLECCIÓN DE JUGUETES VIEJOS Y NUEVOS. (Mi colección de juguetes no llega a ser ni un cuarto de apéndice de lo que me gustaría)
* No sé, pero Beck es bien: “Change your heart Look around you, Change your heart It will astound you, I need your lovin' Like the sunshine. Everybody's gotta learn sometime, Everybody's gotta learn sometime, Everybody's gotta learn sometime…”
jueves, febrero 12, 2009
TOP 5 De aquellas crueldades piadosas. Número (4)
Años 80´s o quizás principios de los 90´s, en un fin de semana en Belencito Corazón - barrio de la comuna 13 en la ciudad de Medellín-, al frente de la ya extinta tienda de Orlando en la cuadra La Primera, al otro lado de la calle, justo en la hierba que da inicio al convento de la Madre Laura; Don José, personaje célebre del barrio, con su típico vestir -un sombrero gris, unas gafas culo botella estilo John Lennon, una ruana café, una camisa blanca, un pantalón de pana color vino tinto y unas alpargatas de cuero - yacía acostado a sus largas y anchas. Llevaba allí por lo menos la mañana y la tarde. A través de su bigote blanco se percibía que sonreía. No movía un dedo. No pestañeaba. Nadie lo saludaba. Y si le gritábamos “¡Don José, a dormir donde lo trasnocharon!”, “¡Don José, ¿no le da pena andar borracho a estar horas?!”, “¡Don José, usted tan viejo y en esas!”, él igual no se inmutaba. No faltó el que con bicicleta le saltara por encima: “Don José, quédese así que ya vengo, voy por una rampa alta a la casa y así me lo salto a usted y a Mico que se va a acostar al lado suyo”.
Insolado, morado, hinchado, oliendo maluco, la morgue… dos días después el que no fue al entierro de Don José comentó: “Ve, y yo que lo vi dormido, pero no quise despertarlo”
Insolado, morado, hinchado, oliendo maluco, la morgue… dos días después el que no fue al entierro de Don José comentó: “Ve, y yo que lo vi dormido, pero no quise despertarlo”
lunes, febrero 09, 2009
TOP 5 Una tarde, "How can a loser ever win?"
1. Acomodo mi grabadora de periodista en una mesita de la sala, saco mi lapicero, mi libreta de apuntes y armo un carrizo con las piernas. Mientras, mi entrevistado de hoy, al que llamare A, con un cigarrillo entre los dedos de la mano derecha, levantada a la altura de las costillas, con un micrófono imaginario en la mano izquierda, elevada a la altura del cuello, parado a unos metro de mi, con una terrible voz de tarro – el que lo oiga pensará que lo están matando-, hace un karaoke de una canción llamada Volar, de aquella banda legendaria española Alaska y los Pegamoides.
-A: “No me tienta nada de lo que quieres darme. No sé por qué, pero ya no puede gustarme. Sé que tú no acabas de convencerte, pero yo solo sé que lo que quiero es volar. Miro hacia abajo y no lo puedo evitar, una ventana abierta y me quiero tirar, un precipicio y solo pienso en saltar, porque yo solo sé que lo que quiero es volar…”
-YO: A, ¿te gusta mucho esa canción, no?
- A: Anteriormente sí me gustaba mucho, ya no. Pero me trae recuerdos.
-YO: ¿Recuerdos de qué época?
- A: De algunos años atrás, no sé decírtelo con exactitud. Mi memoria cada vez está más chafa… Hace calor ¿no?
- YO: Sí, mucho calor.
- A: Los días son cada vez más calurosos.
- YO: Vi en las noticias que descubrieron en otras galaxias planetas similares a la tierra ¿sufrirán también de calentamiento global y esas cosas?
- A: Es lo más seguro, como también es seguro que si hay vida en ellos, esos extraterrestres estarán igual de aburridos como nosotros, matándose por una tierra que un ser imaginario prometió, tendrán a un Obama, un Juanes, un Ricardo Arjona y hasta un maldito tipo que hace ejercicio en el ascensor ¿te he mencionado que tengo un archí enemigo acérrimo que no encontró un mejor sitio para hacer ejercicio que en el ascensor de mi edificio?
- YO: Varias veces.
- A: Maldito tipo.
2. Cantando la siguiente estrofa de la canción - “Del suelo acercarse más y más, ir cayendo deprisa y sin mirar, contando los segundos hasta llegar…”-, A, se sienta en un sofá al frente de mi. Tiene una expresión rara en la cara que no sé descifrar, pero que tal vez debo interpretar como: no parece ni alegre ni triste, simplemente está ahí. Le da una calada a su cigarrillo, bota el humo y luego me mira.
- A: ¿Querés una cerveza?
- YO: No, gracias, de pronto más tarde.
- A: Bien, siquiera, porque no tengo cerveza. Desde un tiempo para acá la cerveza me aburre como ostra. No sé, ya no me sabe igual. O mejor dicho, sí me sabe igual, pero me cansó su sabor. Si voy a beber, prefiero entrarle al ron de una vez, así sea que me noquee en tres segundos… creo que por eso ya tampoco me gusta beber en la calle, ni ir a fiestas, ni terminar en casas que ni puta idea de quién son… Aunque no es por contradecirme, extraño las fiestas. Bueno, no las fiestas en sí, sino que extraño bailar, bailar la música que a mí me gusta. Me puedes decir que igual la música que me gusta la puedo bailar yo solo en mi casa, como me viste haciéndolo hace unos minutos, pero no es lo mismo. Al lado hace falta el calor de otros peludos como uno moviendo la cabeza como posesos. Hace falta compañía para corear, casi que dañándose las cuerdas vocales, una canción que te haga erizar los pelos, como por ejemplo el himno: “¿cómo me calmo yo? Todo rechazo, ya no consigo más satisfacción. Ya ni con droga ni con alcohol, ya no consigo ninguna reacción”. Ahora en las fiestas la música es de pegarse un tiro, y no por lo depresiva, si a eso fuéramos no bailaría una canción de Joy Division. No soporto la música electrónica, si es que todavía se llama así, cómo veras no tengo ni puta idea de qué va la cosa con botoncitos y una lapto de por medio. Para mí toda esa música suena igual, tendría que educar mi oído para notar la diferencia, pero no tendría caso y la verdad es que no me importa. A esa música no le hace falta alguien como yo, por algo ya está bien posesionada y siempre está en todas las fiestas, y a mí no me hace falta en nada esa música. ¿Qué me quedé atrás? Pues llámame rezagado y vete a la mierda.
- YO: Mmm ¿podemos empezar con la entrevista?
- A: ¿Es que no hemos empezado? Por cierto, ¿a cuento de qué me vas a entrevistar, y por qué a mí?, pues, ¿quién soy yo para darle una entrevista a alguien?, además ¿vos sos periodista o algo así? ¿Por qué hasta ahora me entero?
- YO: A cambio de la entrevista te traje ron.
- A: Por ahí hubiéramos comenzado.
3. La entrevista se me hace un poco imposible, A, insiste en pararse a cantar, o mejor dicho a gritar, cada vez que se acuerda de la letra de una canción. Ahora está parado encima del sofá, moviendo arrítmicamente la cabeza de un lado para otro, como si pensara que tiene una larga cabellera.
- A: “Living easy, living free. Season ticket on a one-way ride. Asking nothing, leave me be.Taking everything in my stride. Dont need reason, dont need rhyme. Aint nothing I would rather do. Going down, party time. My friends are gonna be there too. IM ON THE HIGHWAY TO HELL!!!”
- YO: Seguro que ya te han dicho que eres el tipo más arrítmico que alguien pueda conocer ¿no?, lo digo sin ánimo de ofender.
- A: Sí, ya me lo han dicho, y no lo niego, soy completamente arrítmico. A pesar de que me gusta mucho cantar, cuando nadie me ve, no cazo una nota. En mi Top 5 de cosas que nunca intenté hacer porque de seguro iba a fracasar, está lo de ser vocalista en una banda.
- YO: Compartimos un mismo ítem de ese top 5. Siempre me imaginé ser un Liam Gallagher.
- A: Yo un Axl Rose, un Ian Curtis, un Frank Black, un Nick Cave, un Jarvis Cocker o Stephen Malkmus.
- YO: También quise ser solista. Un Iggy Pop, un David Bowie, un…
- A: Un Roy Orbison, Un Johnny Cash, un Bruce Springsteen, un Al Green, un…
- YO: Un yo mismo y claramente ya están las influencias de lo que cantaría.
- A: Bueno que mencionas lo de las influencias, lo curioso es que todavía encuentras gente que dice: “Uy, yo tan original.”
- YO: Detesto a la gente que dice: “Tan loco lo que yo hago”
- A: Sí, es gente detestable.
- YO: Me empiezan a hacer efecto los rones, que falta de profesionalismo la mía, debí tomar después de hacerte la entrevista, no antes.
- A: Tranquilo, total no tenemos que hacer nada por ahora ¿te sirvo otro ron?
- YO: Bueno.
4. –YO: TOP 5 de sueños frustrados por propia causa. Tú empiezas.
- A: ¿Es mi Top 5 de cosas que nunca intenté hacer porque de seguro iba a fracasar, pero con otro nombre?
-YO: Sí, un nombre más periodista.
- A: Mmm.
- YO: Sí.
- A: Ah… mejor un TOP 5 de cosas que me gustaría hacer, pero me da pereza ponerme en esas.
- YO: Bueno, dale, ese top, empiezas vos.
- A: Uno. Decir los ítems del top 5 que acabo de proponer. Mejor sigamos oyendo música y bebiendo. ¿Sabes? Últimamente me aburre el siempre estar armando listas de 5 cosas.
– YO: Bueno… Dime, A, ahora que empezó febrero y estás próximo a subir al piso tres ¿qué opinas sobre esto?
- A: Eeeh, pues…
- YO: ¿Pensaste alguna vez que eso podría suceder?
- A: Este, yo…
- YO: ¿Pensaste cómo podría ser? ¿Te imaginaste casado, con hijos, soltero, con hijos, sin hijos, todo un profesional? ¿Nunca pensaste en suicidarte para que eso no pasara, pues, antes de pisar el piso tres?
- A: (se aclara la garganta)
- YO: Di algo, A.
5. Estoy que me duermo con la cabeza recostada en el mueble, y mientras A está en la cocina sirviendo más ron con hielo. Bombos, platillos, guitarra, violín, piano, otros instrumentos, Al Green cantando How Can You Mend a Broken Heart suenan en el equipo de sonido:
“I can think of younger days when living for my life, Was everything a man could want to doI could never see tomorrow, but I was never told about the sorrow. And how can you mend a broken heart? How can you stop the rain from falling down? How can you stop the sun from shining? What makes the world go round? How can you mend a this broken man?How can a loser ever win? Please help me mend my broken heart and let me live again…”
- A (desde la cocina): Ya me dio ganas de hacer un TOP 5.
-A: “No me tienta nada de lo que quieres darme. No sé por qué, pero ya no puede gustarme. Sé que tú no acabas de convencerte, pero yo solo sé que lo que quiero es volar. Miro hacia abajo y no lo puedo evitar, una ventana abierta y me quiero tirar, un precipicio y solo pienso en saltar, porque yo solo sé que lo que quiero es volar…”
-YO: A, ¿te gusta mucho esa canción, no?
- A: Anteriormente sí me gustaba mucho, ya no. Pero me trae recuerdos.
-YO: ¿Recuerdos de qué época?
- A: De algunos años atrás, no sé decírtelo con exactitud. Mi memoria cada vez está más chafa… Hace calor ¿no?
- YO: Sí, mucho calor.
- A: Los días son cada vez más calurosos.
- YO: Vi en las noticias que descubrieron en otras galaxias planetas similares a la tierra ¿sufrirán también de calentamiento global y esas cosas?
- A: Es lo más seguro, como también es seguro que si hay vida en ellos, esos extraterrestres estarán igual de aburridos como nosotros, matándose por una tierra que un ser imaginario prometió, tendrán a un Obama, un Juanes, un Ricardo Arjona y hasta un maldito tipo que hace ejercicio en el ascensor ¿te he mencionado que tengo un archí enemigo acérrimo que no encontró un mejor sitio para hacer ejercicio que en el ascensor de mi edificio?
- YO: Varias veces.
- A: Maldito tipo.
2. Cantando la siguiente estrofa de la canción - “Del suelo acercarse más y más, ir cayendo deprisa y sin mirar, contando los segundos hasta llegar…”-, A, se sienta en un sofá al frente de mi. Tiene una expresión rara en la cara que no sé descifrar, pero que tal vez debo interpretar como: no parece ni alegre ni triste, simplemente está ahí. Le da una calada a su cigarrillo, bota el humo y luego me mira.
- A: ¿Querés una cerveza?
- YO: No, gracias, de pronto más tarde.
- A: Bien, siquiera, porque no tengo cerveza. Desde un tiempo para acá la cerveza me aburre como ostra. No sé, ya no me sabe igual. O mejor dicho, sí me sabe igual, pero me cansó su sabor. Si voy a beber, prefiero entrarle al ron de una vez, así sea que me noquee en tres segundos… creo que por eso ya tampoco me gusta beber en la calle, ni ir a fiestas, ni terminar en casas que ni puta idea de quién son… Aunque no es por contradecirme, extraño las fiestas. Bueno, no las fiestas en sí, sino que extraño bailar, bailar la música que a mí me gusta. Me puedes decir que igual la música que me gusta la puedo bailar yo solo en mi casa, como me viste haciéndolo hace unos minutos, pero no es lo mismo. Al lado hace falta el calor de otros peludos como uno moviendo la cabeza como posesos. Hace falta compañía para corear, casi que dañándose las cuerdas vocales, una canción que te haga erizar los pelos, como por ejemplo el himno: “¿cómo me calmo yo? Todo rechazo, ya no consigo más satisfacción. Ya ni con droga ni con alcohol, ya no consigo ninguna reacción”. Ahora en las fiestas la música es de pegarse un tiro, y no por lo depresiva, si a eso fuéramos no bailaría una canción de Joy Division. No soporto la música electrónica, si es que todavía se llama así, cómo veras no tengo ni puta idea de qué va la cosa con botoncitos y una lapto de por medio. Para mí toda esa música suena igual, tendría que educar mi oído para notar la diferencia, pero no tendría caso y la verdad es que no me importa. A esa música no le hace falta alguien como yo, por algo ya está bien posesionada y siempre está en todas las fiestas, y a mí no me hace falta en nada esa música. ¿Qué me quedé atrás? Pues llámame rezagado y vete a la mierda.
- YO: Mmm ¿podemos empezar con la entrevista?
- A: ¿Es que no hemos empezado? Por cierto, ¿a cuento de qué me vas a entrevistar, y por qué a mí?, pues, ¿quién soy yo para darle una entrevista a alguien?, además ¿vos sos periodista o algo así? ¿Por qué hasta ahora me entero?
- YO: A cambio de la entrevista te traje ron.
- A: Por ahí hubiéramos comenzado.
3. La entrevista se me hace un poco imposible, A, insiste en pararse a cantar, o mejor dicho a gritar, cada vez que se acuerda de la letra de una canción. Ahora está parado encima del sofá, moviendo arrítmicamente la cabeza de un lado para otro, como si pensara que tiene una larga cabellera.
- A: “Living easy, living free. Season ticket on a one-way ride. Asking nothing, leave me be.Taking everything in my stride. Dont need reason, dont need rhyme. Aint nothing I would rather do. Going down, party time. My friends are gonna be there too. IM ON THE HIGHWAY TO HELL!!!”
- YO: Seguro que ya te han dicho que eres el tipo más arrítmico que alguien pueda conocer ¿no?, lo digo sin ánimo de ofender.
- A: Sí, ya me lo han dicho, y no lo niego, soy completamente arrítmico. A pesar de que me gusta mucho cantar, cuando nadie me ve, no cazo una nota. En mi Top 5 de cosas que nunca intenté hacer porque de seguro iba a fracasar, está lo de ser vocalista en una banda.
- YO: Compartimos un mismo ítem de ese top 5. Siempre me imaginé ser un Liam Gallagher.
- A: Yo un Axl Rose, un Ian Curtis, un Frank Black, un Nick Cave, un Jarvis Cocker o Stephen Malkmus.
- YO: También quise ser solista. Un Iggy Pop, un David Bowie, un…
- A: Un Roy Orbison, Un Johnny Cash, un Bruce Springsteen, un Al Green, un…
- YO: Un yo mismo y claramente ya están las influencias de lo que cantaría.
- A: Bueno que mencionas lo de las influencias, lo curioso es que todavía encuentras gente que dice: “Uy, yo tan original.”
- YO: Detesto a la gente que dice: “Tan loco lo que yo hago”
- A: Sí, es gente detestable.
- YO: Me empiezan a hacer efecto los rones, que falta de profesionalismo la mía, debí tomar después de hacerte la entrevista, no antes.
- A: Tranquilo, total no tenemos que hacer nada por ahora ¿te sirvo otro ron?
- YO: Bueno.
4. –YO: TOP 5 de sueños frustrados por propia causa. Tú empiezas.
- A: ¿Es mi Top 5 de cosas que nunca intenté hacer porque de seguro iba a fracasar, pero con otro nombre?
-YO: Sí, un nombre más periodista.
- A: Mmm.
- YO: Sí.
- A: Ah… mejor un TOP 5 de cosas que me gustaría hacer, pero me da pereza ponerme en esas.
- YO: Bueno, dale, ese top, empiezas vos.
- A: Uno. Decir los ítems del top 5 que acabo de proponer. Mejor sigamos oyendo música y bebiendo. ¿Sabes? Últimamente me aburre el siempre estar armando listas de 5 cosas.
– YO: Bueno… Dime, A, ahora que empezó febrero y estás próximo a subir al piso tres ¿qué opinas sobre esto?
- A: Eeeh, pues…
- YO: ¿Pensaste alguna vez que eso podría suceder?
- A: Este, yo…
- YO: ¿Pensaste cómo podría ser? ¿Te imaginaste casado, con hijos, soltero, con hijos, sin hijos, todo un profesional? ¿Nunca pensaste en suicidarte para que eso no pasara, pues, antes de pisar el piso tres?
- A: (se aclara la garganta)
- YO: Di algo, A.
5. Estoy que me duermo con la cabeza recostada en el mueble, y mientras A está en la cocina sirviendo más ron con hielo. Bombos, platillos, guitarra, violín, piano, otros instrumentos, Al Green cantando How Can You Mend a Broken Heart suenan en el equipo de sonido:
“I can think of younger days when living for my life, Was everything a man could want to doI could never see tomorrow, but I was never told about the sorrow. And how can you mend a broken heart? How can you stop the rain from falling down? How can you stop the sun from shining? What makes the world go round? How can you mend a this broken man?How can a loser ever win? Please help me mend my broken heart and let me live again…”
- A (desde la cocina): Ya me dio ganas de hacer un TOP 5.
jueves, febrero 05, 2009
TOP 5 Fiebre en las gradas (1)
Fiebre en las gradas de Nick Hornby, es quizá uno de los mejores libros sobre fútbol jamás escrito, pero puedo estar diciendo una mentira. La verdad es que no he leído gran cosa sobre lo que algunos, infame y equivocadamente, se atreven a llamarle “son solo 22 tipos millonarios detrás de un balón”. Creo que me dije alguna vez que no podría soportar tanto sufrimiento al ser hincha del DIM y además tener como seleccionado nacional a Colombia, así que, lo confieso, no soy un gran apasionado del fútbol. Más sin embargo hace rato quería hacer esto en este blog, sobre todo para que mi colaborador en el blog, AndyPeceto, vuelva a publicar. Sin más preámbulo, aquí algunos párrafos de Fiebre en las gradas, escogidos de buenas a primeras (me dio pereza ir de página en página para escoger los mejores, sabrán entender; ah, y me saltare y sustituiré por puntos suspensivos pedazos en los que son mucha descripción, menciona fechas, nombres y cosas parecidas):
1. “DEBUT EN CASA
ARSENAL – STOKE CITY
14/9/68
Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.
En mayo del 68, nada más cumplir once años, mi padre me preguntó si me apetecería ir con él a la final de la Copa de Inglaterra que disputaban el West Brom y el Everton… Le dije que no me interesaba nada el fútbol, ni siquiera una final de copa. Y es verdad, en serio, al menos por lo que supuse entonces, aunque me permití la perversión de ver todo el partido por televisión. Semanas después también vi por televisión, entusiasmado y en compañía de mi madre, el Manchester United – Benfica. A finales de agosto me levanté un día muy temprano para oír por radio cómo iba el United en la final de la Copa Intercontinental. Me gustaban… y me gustaban con un apasionamiento que me tomó por sorpresa y que duró tres semanas, hasta que mi padre me llevó a Highbury por primera vez.
…Había estado anteriormente en diversos espectáculos públicos; había ido al cine y al teatro, y había visto a mi madre cantar con el coro del White Horse Inn nada menos que en el salón de actos del ayuntamiento. Pero todo aquello no tenía nada que ver con el fútbol. El público del que hasta ese momento yo había formado parte en una u otra ocasión pagaba su entrada a cambio de pasarlo bien, y aunque muy de vez en cuando fuera posible descubrir a un niño inquieto y deseoso de irse, o a un adulto en pleno bostezo, nunca había visto tantas caras distorsionadas por la rabia, la frustración o la desesperación. El espectáculo en forma de dolor era un concepto totalmente nuevo para mí. Parecía algo que yo había estado esperando a descubrir.
Puede que no sea demasiado descabellado insinuar que fue una idea que a la postre terminaría por configurar mi vida entera. Siempre me han acusado de tomarme demasiado en serio las cosas que más amo – el fútbol, por supuesto, pero también los libros y los discos-, y es cierto que me invade una especie de ira cuando oigo un mal disco o cuando alguien se muestra tibio ante un libro que significa mucho para mí. Tal vez fueran aquellos hombres desesperados y amargados que se habían reunido una tarde cualquiera en la Banda Oeste, en el campo del Arsenal, los que me enseñaron a encolerizarme de esa manera;…
…Aquella tarde fue la que dio comienzo a todo esto.”
1. “DEBUT EN CASA
ARSENAL – STOKE CITY
14/9/68
Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.
En mayo del 68, nada más cumplir once años, mi padre me preguntó si me apetecería ir con él a la final de la Copa de Inglaterra que disputaban el West Brom y el Everton… Le dije que no me interesaba nada el fútbol, ni siquiera una final de copa. Y es verdad, en serio, al menos por lo que supuse entonces, aunque me permití la perversión de ver todo el partido por televisión. Semanas después también vi por televisión, entusiasmado y en compañía de mi madre, el Manchester United – Benfica. A finales de agosto me levanté un día muy temprano para oír por radio cómo iba el United en la final de la Copa Intercontinental. Me gustaban… y me gustaban con un apasionamiento que me tomó por sorpresa y que duró tres semanas, hasta que mi padre me llevó a Highbury por primera vez.
…Había estado anteriormente en diversos espectáculos públicos; había ido al cine y al teatro, y había visto a mi madre cantar con el coro del White Horse Inn nada menos que en el salón de actos del ayuntamiento. Pero todo aquello no tenía nada que ver con el fútbol. El público del que hasta ese momento yo había formado parte en una u otra ocasión pagaba su entrada a cambio de pasarlo bien, y aunque muy de vez en cuando fuera posible descubrir a un niño inquieto y deseoso de irse, o a un adulto en pleno bostezo, nunca había visto tantas caras distorsionadas por la rabia, la frustración o la desesperación. El espectáculo en forma de dolor era un concepto totalmente nuevo para mí. Parecía algo que yo había estado esperando a descubrir.
Puede que no sea demasiado descabellado insinuar que fue una idea que a la postre terminaría por configurar mi vida entera. Siempre me han acusado de tomarme demasiado en serio las cosas que más amo – el fútbol, por supuesto, pero también los libros y los discos-, y es cierto que me invade una especie de ira cuando oigo un mal disco o cuando alguien se muestra tibio ante un libro que significa mucho para mí. Tal vez fueran aquellos hombres desesperados y amargados que se habían reunido una tarde cualquiera en la Banda Oeste, en el campo del Arsenal, los que me enseñaron a encolerizarme de esa manera;…
…Aquella tarde fue la que dio comienzo a todo esto.”
domingo, febrero 01, 2009
TOP 5 De aquellas crueldades piadosas. Número 5.
Se peinaba hacia atrás con gomina casera, tenía un bigote a lo Pancho Villa, medía aproximados un metro cincuenta o un metro cincuenta y cinco, lucía con orgullo su barriga prominente , eternamente llevaba camisetas azules y, sin él saberlo, el apodo que le pusimos con jactancia y mucho ahínco fue el de “El Mexicano”. El Mexicano era el papá de Mónica, una amiga de ese entonces, y su casa la habíamos convertido en nuestra guarida, allí siempre sopesábamos el qué haríamos, si irnos a rumbear, si comprar vino luminoso, si alquilar una película, si aspirar a hacer que alguna de las chicas, que también iban, se hiciera novia de alguno de nosotros, si jugar a “La verdad o se atreve”, si...
El Mexicano no era amable, no soportaba vernos en su casa mañana, tarde y noche. Sufría de terribles jaquecas e incontrolables cambios de humor, refunfuñaba con intervalos de dos o tres segundos para que lo notáramos, le armaba jaleo de puta madre a Mónica cuando no estábamos mirando, y, a pesar de eso, hacíamos cómo si él no estuviera ahí. Por un tiempo fue un adulto más que hacía de extra en una película de adolescentes problemáticos. Hasta que…
- ¿Saben? No pueden venir más a mi casa.- dijo Mónica.- Mi papá me lo prohibió.
- ¿Cómo así? mucho Mexicano malparido.
- Hey, hijueputa, es mi papá. No lo insultés.
El Mexicano pasó de ser un simple extra a ser uno de esos personajes que marcan un punto de giro en la trama. A regañadientes las órdenes de El mexicano fueron cumplidas, no volvimos a ir por allí, al menos no cuando él estaba. Se podría decir que igual nuestra guarida seguía intacta, que igual desde allí maquinábamos nuestros planes, más sin embargo no era lo mismo. Nosotros continuamente andábamos moscas, prestos a salir de aquel lugar lo más rápido posible con tal de no toparnos con algo que perjudicara a Mónica. Y Mónica, pues, ella siempre estaba predispuesta a echarnos a patadas, si el caso fuera necesario, mediante se acercaba la hora en que su papá salía de trabajar. Es difícil aceptar que las cosas cambian, que algo agradable en supremacía se convierte en algo agradable a medias. Así que como protesta y vil venganza, aunque El Mexicano no se diera por enterado – debido a su nulidad estudiantil, como buen analfabeta ni siquiera hizo primaria- y en medio de reproches vagos por parte de Mónica, nos las arreglábamos para dejar constancia de que en su ausencia estuvimos en su humilde morada. Escribamos sobre cualquier parte visible de su casa:
“Que grande que tenés ese mostacho barrigón malparido, córtatelo”
“Mexicano hijueputa”
“Eres el Pancho Villa criollo”
“Solo te falta el sombrero para que nos cantés Cielito lindo”
“Que buena que está tu hija”
“Mexicano, quién me lo mamara que es para un remedio, ya sé, tu hija me lo mama”
“Aprende a leer Mexicano gonorrea”
Si alguna vez El Mexicano aprendió a leer, sé que no alcanzó a leer lo que escribimos, tanto él como Mónica -en la época en que fue nuestra amiga-, no duraron mucho tiempo viviendo en esa casa. A Mónica la volví a ver por ahí, volteándome rápidamente la cara para no saludarme. A El Mexicano ni en las curvas.
El Mexicano no era amable, no soportaba vernos en su casa mañana, tarde y noche. Sufría de terribles jaquecas e incontrolables cambios de humor, refunfuñaba con intervalos de dos o tres segundos para que lo notáramos, le armaba jaleo de puta madre a Mónica cuando no estábamos mirando, y, a pesar de eso, hacíamos cómo si él no estuviera ahí. Por un tiempo fue un adulto más que hacía de extra en una película de adolescentes problemáticos. Hasta que…
- ¿Saben? No pueden venir más a mi casa.- dijo Mónica.- Mi papá me lo prohibió.
- ¿Cómo así? mucho Mexicano malparido.
- Hey, hijueputa, es mi papá. No lo insultés.
El Mexicano pasó de ser un simple extra a ser uno de esos personajes que marcan un punto de giro en la trama. A regañadientes las órdenes de El mexicano fueron cumplidas, no volvimos a ir por allí, al menos no cuando él estaba. Se podría decir que igual nuestra guarida seguía intacta, que igual desde allí maquinábamos nuestros planes, más sin embargo no era lo mismo. Nosotros continuamente andábamos moscas, prestos a salir de aquel lugar lo más rápido posible con tal de no toparnos con algo que perjudicara a Mónica. Y Mónica, pues, ella siempre estaba predispuesta a echarnos a patadas, si el caso fuera necesario, mediante se acercaba la hora en que su papá salía de trabajar. Es difícil aceptar que las cosas cambian, que algo agradable en supremacía se convierte en algo agradable a medias. Así que como protesta y vil venganza, aunque El Mexicano no se diera por enterado – debido a su nulidad estudiantil, como buen analfabeta ni siquiera hizo primaria- y en medio de reproches vagos por parte de Mónica, nos las arreglábamos para dejar constancia de que en su ausencia estuvimos en su humilde morada. Escribamos sobre cualquier parte visible de su casa:
“Que grande que tenés ese mostacho barrigón malparido, córtatelo”
“Mexicano hijueputa”
“Eres el Pancho Villa criollo”
“Solo te falta el sombrero para que nos cantés Cielito lindo”
“Que buena que está tu hija”
“Mexicano, quién me lo mamara que es para un remedio, ya sé, tu hija me lo mama”
“Aprende a leer Mexicano gonorrea”
Si alguna vez El Mexicano aprendió a leer, sé que no alcanzó a leer lo que escribimos, tanto él como Mónica -en la época en que fue nuestra amiga-, no duraron mucho tiempo viviendo en esa casa. A Mónica la volví a ver por ahí, volteándome rápidamente la cara para no saludarme. A El Mexicano ni en las curvas.
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