1. Por fin nos paramos a bailar; para mi fue el momento más esperado de toda la noche. No sabría decir cuánto más hubiera soportado el quedarnos sentados otra hora. Otra hora igual, repleta de un insoportable silencio incomodo, gestos exagerados, esbozos de sonrisas falsas, miradas a ninguna parte tratando de esquivar los ojos del otro, cerveza caliente, un maldito olor de las cuzcas de cigarrillos recién apagados; ese olor se te queda pegado en las fosas nasales y tarda un buen rato en salir de la nariz. Ya era hora que pusieran una canción buena, con sonido de guitarras y una letra pegajosa; que le dieran pausa, al menos por un momento, a esa insidiosa música electrónica que suena en cada parte a la que vas. Cierro los ojos y me dejo llevar por el ritmo, salto y hago como si tuviera una guitarra imaginaria en mis manos: nanananana, por esto fue que salí de casa, a mover mi esqueleto un rato.
- Hola.- dice la mujer que ha estado sentada a mi lado toda la noche. Abro los ojos.
- Hola.- le digo sin parar de bailar.
- Sé que no hablamos mucho cuando estábamos sentados, pero ahora que nos paramos a bailar… estoy pensando qué… ¿podemos hablar un rato? – sonríe al hacer la pregunta.
- ¿Ya? ¿En éste momento? ¿No puede esperar? – sigo bailando.
- Sí, ya. En éste momento. No puedo esperar. Luego se me van las ideas. – dice sin dejar de sonreír.
- Apenas nos conocimos esta noche, ni siquiera nos presentaron, a duras penas sé que usted se llama Silvia, y eso porque se lo oí a alguien ¿No puede hablar con alguien que sí conoce? - la canción está en el punto en que a uno le dan ganas de hacer el paso de la cresta punk imaginaria, no obstante por educación a Silvia renuncio de hacerlo.
- No me llamo Silvia, me llamo Deisy. Y no, no quiero hablar con nadie más. Usted me inspira confianza porque se ve muy callado y reservado, además tiene fama de ser muy buena gente.
¿Tengo fama de ser buena gente, o sea que le han hablado de mí? ¿Por qué le habrán hablado de mí, a cuento de qué? Deisy no es fea, tampoco es bonita, sin embargo tiene algo seductor,… sus enormes tetas… pero Deisy no es de mi gusto. ¿Reservado yo?, eso de las primeras impresiones es un arma de doble filo. Paro de bailar.
2. Salimos a la calle; a respirar aire sin humo de cigarrillo, sin olor a gente sudada y a ropa húmeda por el sudor. Le señalo a Deisy una parte donde nos podemos sentar tranquilos para que le dé rienda suelta a lo que tal vez sea un monólogo. Ella con su boca me hace un gesto de que prefiere hablar conmigo aquí donde estamos parados, al lado de la puerta del lugar del que hemos salido. Me encojo de hombros, asiento con la cabeza y me enciendo un cigarrillo.
- ¿Y? – pregunto.
- Me he estado viendo un programa sobre mil formas de morirse, muertes que de verdad pasaron según el cabezote del programa, y son muertes muy estúpidas. -Dice Deisy mientras literalmente se mastica la uña de su dedo pulgar de la mano derecha.-Por ejemplo, una de las muertes fue la de un tipo que para hablar de manera delgada y extravagante, para divertir a sus amigos, agarró una bomba inflada con helio y se la aspiró, y se le fue la mano; el helio no sé qué fue lo que le hizo, pero lo mató. Otra muerte fue la de una vieja que estaba pescando en una laguna, y cuando por fin logró pescar algo, haló muy fuerte el hilo de la caña de pescar y entonces el pescado le cayó dentro de la boca, que por la emoción la tenía abierta; el pescado llegó casi hasta su garganta y la vieja murió asfixiada… No quiero morirme de manera estúpida.- pasa de su dedo pulgar a devorarse la uña de su dedo índice, traga saliva y pedazos de uña. Morirse ahogada por comerse las uñas de esa manera puede llegar a ser una muerte muy estúpida, pienso. - Sé que desde el punto de vista del qué se le mire, a mi parecer, todas las muertes son estúpidas,… pero algunas muertes son dignas. Por ejemplo, el cáncer es digno… No sé si me explico… Sí, el cáncer es cruel y despiadado, pero… por ejemplo, el Alzheimer es algo muy triste y para nada digno, uno va por la vida guardando recuerdos, de las cosas que más importan, y de repente ya no tienes nada… ¿sabe qué? Mejor vamos otra vez a bailar, ya no quiero hablar.
3. Ya no suena la música de guitarras eléctricas y buena letra que tanto me gusta, en su lugar está, de nuevo – qué sorpresa-, la electrónica. Pero no importa, no paró de pensar en Rita Hayworth quién murió de Alzheimer; una súper estrella de esa magnitud como ella murió sin saber quién fue, qué cosa triste. Me cruzo de brazos, me acomodo en mi silla, miro hacia el piso. No quiero perder todo lo único que… Maldita Deisy, gracias por arruinarme la puta noche.
- No quiero seguir tomando cerveza caliente toda la noche, pidamos algo más fuerte, ron ¿no les parece? – le digo a todos los que están sentados conmigo en la mesa, incluyendo a Deisy, la nociva Deisy; no tenía derecho.
4. Ya me he clavado entre pecho, espalda y cabeza como quince rones. Sigo sentado en la mesa. Pienso en que más allá de la muerte no hay nada, pero que eso nadie lo sabe, y que por lo tanto uno va por la vida sin saber ni mierda de qué significó todo éste negocio, y que uno nunca lo va a saber porque igual más allá de la vida no hay nada... Todos bailan menos Deisy, una amiga de Deisy y yo. Miro feo a Deisy, le hago saber que ya no me agrada su presencia, que nunca me simpatizó, que la odio por ponerme a pensar en esas cosas que estoy pensando, cosas que siempre prefiero evadir… creo que ella ni se da por enterada, pero al menos hago el intento.
5. La amiga de Deisy y Deisy me sonríen. Creo que ya vamos por la tercera media botella de ron. Deisy está radiante.
- Deisy me contó que usted es una buena escucha.- me dice la amiga de Deisy.
- Sí, es demasiado buen escucha, me cae súper bien.- dice Deisy.
- Deisy, vos tenés buenas tetas.- digo sin saber muy bien el por qué lo dije; el subconsciente, activado por el alcohol, me traiciona.- perdón, no quise decir eso.
- Pero es verdad, tengo buenas tetas. Y usted no ha parado de mirarlas en toda la noche, lo sé. Las mujeres siempre nos damos cuenta de eso.- dice Deisy.
- ¿Saben?, ya estoy muy borracho, mejor me voy para mi casa.- digo.
Me paro de la mesa como puedo; sé que alcanzo a derribar una botella, oí que se quebró algo de vidrio. En zigzag salgo del lugar. Camino, gateo, me levanto, me caigo, me arrastro, llego hasta un paradero de taxis, me subo a un taxi; le digo al taxista adonde me ha de llevar y recuesto mi cabeza contra el espaldar de la silla, cierro los ojos… abro los ojos unos segundos después y a mi lado, en el taxi, está la amiga de Deisy; no recuerdo que ella se haya subido conmigo en el taxi, pero hago caso omiso y me recuesto en su regazo.
- Hábleme, la escucho. No deje que me duerma, no quiero dormir y olvidar- le digo.
- Me he estado viendo un programa sobre… de niña pensaba que… cuando crecí me di cuenta que él fue la voz de un pueblo; el tipo sólo decía lo que el pueblo quería escuchar y lo que el pueblo nunca se atrevió a decir… y luego de esa matanza tan horrible el pueblo se lavó las manos, lo culpó sólo a él por lo que hizo… ¿está dormido?
- No. Siga.
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3 comentarios:
cómo sabes que después de esta vida no hay nada, fuiste? ja ja ja
buen texto
Parce que chimba su blog de buena
diego: nada, ya iré y te diré.
Mylicante: gracias
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