1. Voy en el bus que me ha de llevar a Barranquilla, tengo mi cabeza recostada contra la ventanilla, mi cuerpo y mis piernas están ocupando dos puestos. En el bus sólo vamos cuatro personas. Estoy dormido, y sé que tengo la boca abierta y que una saliva larga y espesa pende de mis labios hasta tocar mi hombro izquierdo, siento la humedad en mi camiseta en sueños. De repente suena mi teléfono celular. Como si lo estuviera soñando sé que contesto.
- ¿Aló?
- Hola.
- ¿Con quién hablo?
…
- ¿Nos vemos el sábado?
- Sí.
- Bueno.
2. Desembarco en Barranquilla, no está haciendo el calor que esperaba. Me esperan. Quiero agarrar mi bolso de la caja del bus, pero el que me esperaba lo agarra primero.
- Vos sos mi invitado. Yo llevo el bolso.
- Ah, bueno.
…
- Taxista, ¿en cuánto nos llevás a la …?
- Ocho barras.
- No sirve, me cobran 7.
Pienso: si uno tiene que negociar con un taxista, perdimos.
3. Un día después: Puerto Colombia.
- Oye, tú, te aseguro que nunca has visto pescar así.
En efecto, nunca vi pescar así, de hecho, nunca había visto pescar en la vida, salvo en la televisión. A los diez años fui a pescar con mi ex padrastro en El peñol, Antioquia, pero todas las lombrices que servían de carnada se nos escaparon cuando fuimos a tomarnos algo; un fracaso.
4. El mote, una sopa de queso costeño con ñame, es lo mejor del mundo; es de mis comidas favoritas forever. Maldigo no saber manejar mi teléfono celular, no sé cómo bloquearlo, ya le he hecho varias llamadas a mucha gente, y sin saber.
5. Conociendo Barranquilla, no me dejan sacar la cámara en ninguna parte, al parecer esta ciudad es más peligrosa que Medellín. No tomo fotos.
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1 comentario:
Nada mejor que el mote! ;D
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