Niño mimado, llorón, retraído, asustadizo, callado, egoísta, bobo, ingenuo, torpe. Hete ahí melancólico, con la cabeza gacha, observando unas baldosas desgastadas rojas y amarillas, mirando de soslayo como tus zapatos negros, embetunados y brillados el día anterior, lucen escabrosos por el lodazal que pisaste cuando esperabas el bus que te traería hasta aquí. Niñato soso, hete ahí parado en frente de cuarenta niñas que te miran fijamente, ávidas de saber el por qué diantres tienen de nuevo compañero a un memo impúber como tú. Se suponía que en tercero de primaria, en el grupo A, ellas iban a ser las reinas, las consentidas, las únicas, las que le restregarían en la cara a otras niñas de otros grupos: “JA JA JA, nos damos el lujo de no tener a un niño odioso en nuestro salón, perdedoras”. Se los habían prometido, y llevaban dos semanas presumiendo de esa ofrenda. Pero a gracia “divina”, mandato de quién sabe quién, ahora llegas tú a sabotearles la fiesta, ¡precisamente tú! ¡Ah! ¡Tú! Chiquillo, ¿te lo puedes creer?
- Este es su nuevo compañerito.- le dice la profesora a las cuarenta niñas mientras te exhibe, te señala, te coloca sus delicadas manos sobre tus hombros.- Salúdenlo, por favor.
- Se ve tierno.- dice una de las niñas. “Tierno”, palabra que hasta el momento para contigo sólo la habían utilizado los adultos.
- Ya lo conocía, es el sobrino de la profesora Rocío.- dice una niña rubia bastante bonita a la cuál te he visto, con la boca abierta, mirándola en los recreos. Aunque te sorprenda que ella sepa quién eres, nunca serás capaz de decirle ni una coma, lo sé. Te conozco gran cobarde.
- Se llama Byron Alaff.- dice una de las niñas a la que por su tono de voz te das cuenta que está tratando de no reírse, al parecer dijo un chiste buenísimo.
– Alaff una, Alaff dos, Alaff tres…- dice otra de las niñas, presa de una carcajada que hace que se le salten las lagrimas, y, por qué no, hasta los mocos. Infante medroso, levanta la cabeza y mírala, identifícala, que sea el próximo objeto de tu odio.
- Eeeh, ¡no lo molesten! – Mirando desafiante a sus compañeras, dice una niña de pelo negro crespo, de cachetes rosados, muy fea. La conoces, se llama Olga-. Él no tiene la culpa de que sus papás le hayan puesto ese nombre.
- Uuuuuuuuuuuu, ¡OLGA TIENE NOVIO! ¡OLGA TIENE NOVIO! - gritan entre risas.
- Olga no es mi novia, ella no me gusta- susurras preso de la rabia, incapaz de levantar la cabeza, mordiéndote los labios, apretando los puños.
- Si vieran él como dibuja de bonito.- de nuevo dice Olga.
- Bueno niñas, compórtense. – Dice la profesora- Espero que traten bien a Byron Alf.
- ¡ALF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA! ¡AAALFFFFF! ¡JA JA JA JA JA JA JA JA! – la profesora no sabe si mirarte o tocarte la cabeza en señal de “perdón, no lo quise hacer”.
–Malditas niñas, maldita profesora, maldito mi nombre. – de nuevo susurras.
- Byron, como no hay más sillas y pupitres donde sentarte, por hoy vas a sentarte con Olga, mañana te prometo que buscamos ¿listo? – Te dice la profesora casi que empujándote hacia el pupitre de Olga, casi que haciéndote dar de bruces contra ella. Olga te sonríe- Bueno niñas, ya saben que la tarea para la otra semana es una cartelera, y hoy...
- Uuuuuuuuu ¡Olga ya tiene quién le dibuje la cartelera! ¡¡EL NOVIO!!
Crío afortunado, no estabas al tanto de la dulzura, el amor, la salmearía, la fiereza, el diluvio, el terremoto, el maremoto, el tsunami, la histeria de lo que son cuarenta niñas reunidas; mucho menos te imaginabas que días más tarde, sucumbiendo a sus sortilegios, barbaries y demás, ibas a terminar dibujando no solo la cartelera de Olga sino otras treinta y nueve carteleras; apuesto mi brazo izquierdo a que no, que no te lo imaginabas.
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2 comentarios:
Hey, no había leído este post. Está genial. Me conmovistes Byron.
Hey, en serio la profesora dijo Byron Alf?
Uh?
en serio me dijo Alf.
Saludos
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