Fiebre en las gradas de Nick Hornby, es quizá uno de los mejores libros sobre fútbol jamás escrito, pero puedo estar diciendo una mentira. La verdad es que no he leído gran cosa sobre lo que algunos, infame y equivocadamente, se atreven a llamarle “son solo 22 tipos millonarios detrás de un balón”. Creo que me dije alguna vez que no podría soportar tanto sufrimiento al ser hincha del DIM y además tener como seleccionado nacional a Colombia, así que, lo confieso, no soy un gran apasionado del fútbol. Más sin embargo hace rato quería hacer esto en este blog, sobre todo para que mi colaborador en el blog, AndyPeceto, vuelva a publicar. Sin más preámbulo, aquí algunos párrafos de Fiebre en las gradas, escogidos de buenas a primeras (me dio pereza ir de página en página para escoger los mejores, sabrán entender; ah, y me saltare y sustituiré por puntos suspensivos pedazos en los que son mucha descripción, menciona fechas, nombres y cosas parecidas):
1. “DEBUT EN CASA
ARSENAL – STOKE CITY
14/9/68
Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar para nada en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo.
En mayo del 68, nada más cumplir once años, mi padre me preguntó si me apetecería ir con él a la final de la Copa de Inglaterra que disputaban el West Brom y el Everton… Le dije que no me interesaba nada el fútbol, ni siquiera una final de copa. Y es verdad, en serio, al menos por lo que supuse entonces, aunque me permití la perversión de ver todo el partido por televisión. Semanas después también vi por televisión, entusiasmado y en compañía de mi madre, el Manchester United – Benfica. A finales de agosto me levanté un día muy temprano para oír por radio cómo iba el United en la final de la Copa Intercontinental. Me gustaban… y me gustaban con un apasionamiento que me tomó por sorpresa y que duró tres semanas, hasta que mi padre me llevó a Highbury por primera vez.
…Había estado anteriormente en diversos espectáculos públicos; había ido al cine y al teatro, y había visto a mi madre cantar con el coro del White Horse Inn nada menos que en el salón de actos del ayuntamiento. Pero todo aquello no tenía nada que ver con el fútbol. El público del que hasta ese momento yo había formado parte en una u otra ocasión pagaba su entrada a cambio de pasarlo bien, y aunque muy de vez en cuando fuera posible descubrir a un niño inquieto y deseoso de irse, o a un adulto en pleno bostezo, nunca había visto tantas caras distorsionadas por la rabia, la frustración o la desesperación. El espectáculo en forma de dolor era un concepto totalmente nuevo para mí. Parecía algo que yo había estado esperando a descubrir.
Puede que no sea demasiado descabellado insinuar que fue una idea que a la postre terminaría por configurar mi vida entera. Siempre me han acusado de tomarme demasiado en serio las cosas que más amo – el fútbol, por supuesto, pero también los libros y los discos-, y es cierto que me invade una especie de ira cuando oigo un mal disco o cuando alguien se muestra tibio ante un libro que significa mucho para mí. Tal vez fueran aquellos hombres desesperados y amargados que se habían reunido una tarde cualquiera en la Banda Oeste, en el campo del Arsenal, los que me enseñaron a encolerizarme de esa manera;…
…Aquella tarde fue la que dio comienzo a todo esto.”
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Definitivamente tengo que leer ese libro.
Siempre me han acusado de tomarme demasiado en serio las cosas que más amo – el fútbol, por supuesto, pero también los libros y los discos-, y es cierto que me invade una especie de ira cuando oigo un mal disco o cuando alguien se muestra tibio ante un libro que significa mucho para mí.
Totalmente cierto, siempre me meto en discusiones irracionales sobre fútbol o música, pero es parte del sentimiento y no se puede evitar.
Juro que volveré a postear, aunque tenga un cuarto de idea
que dice el viejo byron
home, no mucho, pero ahí volví
Publicar un comentario