1. No puedo parar de quejarme sobre el clima de esta ciudad: ¡Calor asqueroso! ¡Calor del demonio! ¡Calor de mierda! ¡Calor hijueputa! ¡Calor malparido! Un día de estos ya verás…
2. Hoy en mi laboro no había mucho para hacer, así que no hice nada, salvo dar vueltas por todo el campus como un absoluto y soberano pelmazo. Me encendí un cigarrillo por allí, me bebí un café por allá, me senté en una banca, me paré al lado de la banca, casi me duermo en un tronco lejos de la banca. Envidié a los que estaban nadando en la piscina, odié a los que con gusto y jolgorio se tiraban clavados en la piscina. Vi jugar fútbol, baloncesto, voleibol, me fui cuando empezaron a entrenar rugby. Maldije el tener mi mp3 descargado, renegué de mi decisión de no llevar libros al trabajo: cuando los llevo, ley de Murphy: hay más laboro que de costumbre. No hacer nada cansa cantidades, y esto ha causado sus estragos: en este momento estoy como un zombi.
3. 5:30 pm, cita con el odontólogo: estoy en la sala de espera, veo como un eléctrico – un tipo alto, fornido y con una maleta negra en su espalda- manipula con un destornillador y su manos desnudas el encendedor de las luces del pasillo, de repente hay un chispear de energía y un repentino corte de luz: el eléctrico se ha electrocutado, aunque no hasta el punto de morir, pero sí de gritar a todo pulmón “¡Ay, jueputaaaaaa!”. La recepcionista y yo soltamos una venerable carcajada.
4. En el centro de Medellín, mi antiguo barrio, y del que me he dado cuenta no extraño casi nada, caminé por la Avenida Oriental, hace mucho rato no lo hacía. También caminé por la carrera Colombia hasta casi llegar al Parque Berrío, sitio feo en sus alrededores. Vi algo, paré de caminar, saqué mi cámara: ¡zas!, tomé la foto. Lo bueno de tener todavía una cámara réflex análoga de 35mm es que la puedes sacar en la calle, o donde sea, sin el temor de que te la van a robar; antes eso no pasaba.
5. Montado en el bus que me trajo al barrio donde está mi nueva casa, todavía seguí tomando fotos; con película Fujifilm que no es de mi entero gusto, pero qué se le va a hacer, es lo casi único que se ve ahorita en el mercado – sin saberlo tomé fotos con parte del último tiraje de Kodak-. Lo malo de tener una cámara réflex análoga de 35mm es que pronto ya no habrá más película para comprar.
Con mi última película Kodak que tuve en las manos
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