1. Se despertó de golpe agarrando fuertemente los bordes de la sábana que lo cubría, sus dientes rechinaban, su corazón quería estallar, el sudor de su frente era una cascada; tomó aire, se calmó, pensó: “angustia, desespero, impotencia, tristeza, nostalgia, rabia, desazón, depresión, dolor, risa, esas cosas sólo las padecen los que estamos en este negocio llamado vida, en la bolsa de valores nunca le apuestan a dicha inversión. Y te moriste y yo quedé tan vivo. La angustia me posee, la rabia me desenfrena, el desespero toca a mi puerta, la impotencia: vos sos una hijueputa. Dolor, eres de lo peorcito, no eres como la tristeza, la nostalgia y la depresión que beben ron.” Sacó sus conclusiones que no eran nada claras. “Fue un mal sueño” se dijo. De nuevo intentó dormir.
2. “Hoy cumplo 18 años, y quiero hacer algo que hace unos días para acá he venido pensando y deseando” se lo dijo a sí misma en voz baja; tiene esa costumbre ya hace un tiempo, cuando se quedó sin amigos por culpa de un chisme mal intencionado de su ex amiga Caro. Esperó a qué fueran las doce de la noche, aunque bien sabía que nació a las tres de la mañana. Salió de su habitación, caminó lentamente hasta la sala. En el recinto, como siempre, viendo televisión, estaba Jorge, mayor que ella, amigo de la familia y quién se estaba quedando en su casa por algunos días, aunque ya llevaba meses. Parada en la puerta observó a Jorge por un rato, lo detalló de arriba abajo: “Me gusta su pelo, pero tiene un peinado horrible. Me gusta su cara, pero debería afeitarse. Me gusta, pero podría ser un poquito más alto. Me gustan sus manos, son grandes y dicen por ahí que...”. Tomó aire y se acercó a él:
-Quiero una velita de cumple años muy especial.- le dijo.
Jorge la miró fijamente a los ojos, sabía de qué hablaba ella, sin esconder su placidez le encendió la velita.
3. Llevaba días sin ver a nadie, sin hablar, sin emitir sonido alguno y cuando asimiló su apatía hacia el mundo exterior tuvo un ataque de pánico. Estaba demasiado alterado, no recordó ni encontró ningún número de teléfono de algún amigo u familiar, “¿Mi celular dónde mierda está?”. Atormentado salió corriendo de su casa, sin billetera, sin zapatos, sin cerrar la puerta. Las calles estaban desiertas, “Esta maldita ciudad duerme de noche, no es como esas buenas ciudades”. Deambuló de aquí para allá hasta que se vio perdido en un sitio en el que nunca había estado. Paró de correr, se quedó parado en mitad de la calle, introdujo las manos en los bolsillos de su chaqueta, miró hacia los lados hasta que su mirada se quedó en un punto fijo. “Jum, que imbécil” dijo en voz alta, pero en su momento no se dio cuenta.
4. Él se distraía viendo al frente de su ventana a una pareja que follaba y follaba; la mujer era bonita y el hombre no se sabía, pues él no lo miraba. La pareja follaba en público porque creían que nadie los veía. No sabían que en esa calle hay cámaras de seguridad y que él siempre estaba parado en la ventana fumándose un cigarrillo, añorando que alguien estuviera con él para imitar a esos dos.
- ¡Páguense una pieza!- gritó alguien desde algún lugar recóndito.
- ¡Danos la plata gonorrea!- gritó el hombre de la pareja percatándose de la presencia de él parado en la ventana, creyendo que fue el soez que los interrumpió. Él se sintió incomodo, se alejo de la escena pornográfica, se sentó en la cama, encendió la TV, esperó algunos segundos; con cuidado de no ser visto, de nuevo se asomó: la pareja ya no follaba, pero sí miraban hacia la ventana con odio. “El imbécil que gritó me quitó la diversión” pensó.
5. Le alegró tanto salir a vacaciones que dijo: “¡Hoy me emborracho como mica vida HP!”. Se encontró conmigo que también salí a vacaciones. Y nos abrazamos, bailamos, bebimos, fumamos y cantamos Rock n Roll all night! de los Kiss. Luego, casi que no, recordé cuál es la nueva contraseña de este blog.
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