1. Y quieres cantar (o gritar) a todo pulmón la canción que tienes pegada en la cabeza desde hace una semana, en particular yo tengo una de los Neoplatonics, que es de mis favoritas: “… quise bañarme de nuevo en el rio, pero esta vez no lo encontré…”
2. Y quieres responder cosas mejores a las que has respondido horas antes, ante una llamada telefónica que te ha cogido por sorpresa, y que te ha alegrado mucho el día. Ojalá hubieran sido horas y horas de conversación, una caminada conversada, una sentada en un café. Espero que el tiempo lleve a eso.
3. Y no quieres empezar una frase con un: Y…
4. Ahora, que ya no estoy bajo el frío de una lluvia terrible, terminando esta noche en el calor de mi casa, parado en la ventana fumando, grito lo que quise gritar esta tarde; lo bueno es que mi voz se ahoga en agua cayendo contra el pavimento, y sólo soy uno de esos que se paran en su ventana a gritar cosas, un loco común, de esos que son un cliché de algún barrio cualquiera.
5. A mi causa se suma mi gata Astrid. Ella maúlla rozándome los tobillos, yo grito a la brisa. Mi cigarrillo se parte en dos, una gota de lluvia dio justo en el blanco entre colilla y tabaco. Tú, tal vez, estés bajo las cobijas, mejorándote de esa gripa que hace que tu voz no suene a como la conozco. Siempre me ha encantado esa voz, y tu acento.
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