5. Las escalas del 20 de Julio hasta Villa Laura eran interminables, más si las subías y venias de un entrenamiento de Break Dance. Cuando se estaba muy cansado se contaban uno por uno los escalones “uno, dos, tres, cuatro,…. mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro” y si no estabas cansado subías como si nada, desprevenido, inocente y hablando de cualquier cosa que no importaba, pero que dolía: de mujeres, mujeres y mujeres y más mujeres. Un día, en mitad de las escalas, nos paró un tipo que llevaba una metralleta terciada al hombro y nos preguntó “Eh Raperos, ¿Ustedes conocen a León?”. Nosotros con un interrogante en la cara, sobre todo por ver al tipo que estaba arrodillado en posición fetal delante del tipo con la metralleta que le estaba apuntando a la cabeza, dijimos “Sí”. “Ah que bueno, ¿Cuándo suban le pueden decir que ya lo tenemos?” nosotros asentimos y subimos y subimos y subimos totalmente nerviosos, temblándonos las piernas, monologando algo incoherente y deseando no haber subido esas putas escalas. De repente llegamos a la cima, a Villa Laura. Sin que lo hubiéramos buscado León nos encontró, le dimos el recado y él bajó corriendo las escalas… minutos después, cuando ya marchábamos camino a Belencito maldiciendo nuestra suerte de toparnos con León, escuchamos la metralla. No dijimos nada, pero con la expresión de nuestros rostros se podía decir todo: pusilanimidad, desazón, rencor, discapacidad, tristeza y hasta alegría porque uno de nosotros no era el tipo arrodillado en posición fetal.
4. No puedes simular que tienes un revólver colocando tu dedo índice debajo de tu camiseta cuando sales a caminar por la calle y a tu lado, “casualmente”, van caminando 15 monos con ganas de partirle la testa a alguien. Y eso mismo pasó, los amigos de ese entonces de mi primo Adrián le partieron la testa con un taco de billar, envases de cerveza y cualquier piedra hallada en el camino a un tipo que simuló que tenía un revólver. Adrián, La momia y yo vimos todo esto escondidos detrás de un carro porque no, la violencia sólo para el cine, la TV y la literatura. (Bueno es que yo soy cobarde y no mato ni una mosca, soy toda un almita de Dios)
3. Una bomba molotov incendio el bus, cuatro bombas más lo destruyeron. La policía formaba su barricada a pocos metros del colegio mientras disparaban gases lacrimógenos. Para no llorar con los gases había raudales de leche y para no dejarse ganar por los nervios había marihuana. Los líderes mandaban a los más desentendidos a por piedras, gasolina y trapos. Las piedras las traían del primer piso en camada de cuatro hombres y la gasolina era un misterio. De un momento a otro alguien gritó “Todos al suelo” y todo se hizo en cámara lenta, hubo un zumbido, estallo un tanque de agua, las esquirlas volaron y se enclaustraron en mi cabeza, brazos y espalda, atrás de mí se desplomó uno y luego… luego ese murió, Hamilton Chica se llamaba el desafortunado. Días después mi mamá me pasó de colegio.
2. “¡Ayúdenme que me ahogo! *glu, glu* ¡Mamá *glu, glu* es que *glu, glu* no me ve! ¡Mamá *glu, glu, glu* deje de saludarme con la mano *glu, glu, glu, glu* y venga sáqueme que me fui a una olla! ¡Mamá! *glu, glu, glu, glu, glu, glu, glu* ¡Ma *glu, glu… ¡Huy, que pena señora que le rasgué el vestido de baño, pero es que sino me agarraba de algo me ahogaba! Si quiere vamos a donde mi mamá y ella se lo paga” (Hasta el sol de hoy no me meto al mar ni por el putas, siempre lo veo desde la playa)
1. 5 ulceras me explotaron, 3 sondas en la nariz me instalaron, 2 litros de sangre me colocaron, las bolsas de suero no las conté y 8 días estuve hospitalizado. De las cosas que más recuerdo son: -¿Y qué tiene?
- Je, je, La pregunta no es ¿Qué tiene?, sino ¿Que no tieneee? Este chabón se está muriendo.
-¿Che, como te sentís?
- Bien, bien.
- Je, je, que optimista.
Y el viaje en la segunda ambulancia cuando en medio del trayecto hacia el hospital el Conductor persiguió un carro de helados, y mi amigo Gabi se le ocurrió la maravillosa idea de decirle al Conductor que no conocía la cancha de San Lorenzo, que efectivamente, al tipo no le importo que me estuviera muriendo! y se desvió hacia la cancha, estacionó, se bajó y junto a Gabi y Pía muy orondos contemplaron la cancha.
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4 comentarios:
home, mis esperiencias con la parca, que me acuerde, fue una vez que casi me ahogo en uno de los espolones de cartagena... pero como mi primo era salvavidas me saco, tenia como 7, me dio plata para que me comprara una fanta manzana y para que no le contara a mi mamá que casi me ahogo porque el cabrón ese me dejó solo por andar buscando amigas.
que conste que lo de amigas es una ironía porque el consabido primo, años después les presento a su familia (con su voz profunda) a Alberto, el amor de su vida... y yo por mi parte sentí en mi cabeza el comentario (lo sabía, este hijueputa es un farzante) pero al verle la cara a la tía, como que me dio cagada.
otra experiencia, y esta es comun con vos... home, cuando casi me muero por comer en ese restaurante de mierda en bogotá... por andar barateando el almuerzo... jueputa, una cosa que nunca más se vuelve a hacer
aunque la bala no dio en ningún órgano vital, fue mi experiencia más cercana... no vi la luz, vi al traqueto con su 9mm vaciada.
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