5. Estoy boca arriba, acostado en mi cama. Tengo un cigarrillo entre los dedos de mi mano derecha y miro hacia el techo, a la mancha de humedad que lleva días transpirando en la casa de arriba. Suena el teléfono fijo. Estiro mi brazo hasta descolgar la bocina y digo “¿hola?”
- Me preguntaba si me extrañabas un poco. – Dice la voz de una mujer.- Apenas me enciendo un cigarrillo y esta ansiedad que tengo se vuelve cada vez más caótica, si entiendes a lo que me refiero ¿no?
Yo asiento con la cabeza estando al tanto de que ella no me puede ver.
- Tengo que colgar.- le digo.
- ¿Qué estás haciendo?- pregunta ella.
- Tengo que colgar. – cuelgo con mis dedos el teléfono.
Dejo la bocina del teléfono sobre mi abdomen para que suene ocupado por si vuelve a llamar y le doy una calada al cigarrillo. Es un día gris ¿a que sí?, eso se ve por la ventana.
4. Suena mi teléfono celular que está a una estirada de mi brazo derecho, contesto: ¿hola?
- Eres tan evasivo conmigo. – Dice la voz de mujer.- Estoy tan deprimida. Todo esto es tan patético. En éste momento estoy viendo la TV y todo lo veo igual. El mundo ocurre en otro idioma y no alcanzo a leer los subtítulos. No soy capaz de leer tus señales. Duermo, duermo. No quiero despertarme y sin embargo todas las mañanas me digo cuando abro los ojos: “bueno, aquí estoy de nuevo” y entonces te llamo. Y eres tan evasivo conmigo. Nunca duras conmigo más diez minutos al teléfono y ya casi nunca te veo. Me haces tanta falta, mucha falta.
- Tengo que colgar.- le digo, y cuelgo.
3. Tocan a la puerta. Me levanto de la cama. Abro la puerta. Miro con desden a la que se invitó sin ser invitada y camino hasta la cocina, abro la nevera y agarro una cerveza, la destapo con los dientes porque no encuentro el destapador. Salgo de la cocina. La invitada está ahí parada, mirándome. Cierro la puerta, que nadie nos vaya a ver.
- ¿Sabes qué marica? Me haces falta. – Me dice ella.- ¿Por qué ya nunca me llamas? últimamente Estás muy raro conmigo. ¿Por qué eres tan malo conmigo?
- No sé. – Le digo y a continuación camino hasta el baño, lo cierro con seguro. Abro la ducha y luego me siento en la taza del inodoro, me tomo un sorbo de cerveza pensando “esto merece Ron y no cerveza”.
- ¡Tengo que colgar!- le grito.
- ¡No estamos hablando por teléfono! - me grita ella.
2. - ¿Qué estás haciendo encerrado en el baño?- Me pregunta.- ¿Te estás masturbando?
- Sí - Le respondo como si fuera mi respuesta habitual.- estoy pensando en ti. En tu boca.
- ¡¿Qué?!- Dice ella escandalizada.- ¡que asco!
- ¿Y por qué asco? Con lo que a mi respecta no eres asquerosa ¿O lo dices por mí?
- No, no es eso. La verdad hasta ahora nunca pensé en ti como eso. Es el sexo oral lo que me molesta, lo odio. Me siento incomoda con esta conversación. Somos amigos. Eres mi mejor amigo.
- ¿Sí? ¿A pesar de que siempre te cuelgo el teléfono?
- Sí.
- ¡¡¡¡¿En serio?!!!! ¡¡¿Entendés que no me caes bien?!!
1. Mi miembro está listo para otra batalla y sé, aunque me lo niegue, que por hoy la guerra terminó. Ella accedió una vez, la segunda se lo va a pensar mejor. Después de todo sólo somos...
- ¿Por qué ustedes los hombres son todos iguales? ¿Por qué tarde o temprano la terminan cagando? ¿Por qué no pueden tener una amiga a la que no se quieran follar? Mierda, quiero tener bigote y ser amiga de alguno de ustedes.- Dice y me abraza más fuerte. Suspira.- ¿Y si lo nuestro no resulta?
La beso en la mejilla y le digo al oído: Ya veremos lo que pasa, ojala no te crezca el bigote, amigos tengo muchos.
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1 comentario:
Muy buena entrada Byron, muy buena entrada.
Un saludo!
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