5. Es domingo. Y estoy parado en la terraza de la casa de mi abuela Mariela. Miro hacia la montaña que está al frente de la casa. Observo todos los edificios que han construido en ella. Ya no se alcanza a ver donde, de arriesgados, nos íbamos todos los niños del barrio Belencito a coger pomas a sabiendas que por ese lugar supuestamente habitaba un tipo que llevaba arrastrado un costal con cabezas de niños. Ya no se alcanza a ver donde, los que asesinaron a Yenny (la vecina, hermana de Johnny, Yarley, hijos de don Humberto y doña Inés) dejaron el cuerpo mutilado en tres pedacitos. Ya no se alcanza a ver el Seminario Mayor donde aterrizó en un helicóptero el Papa Juan Pablo II alguna vez. Ya no se alcanza a ver nada. Me enciendo un cigarrillo. Miro hacia mi lado izquierdo, justo hacia la cuadra La Segunda, y veo a la gata Isis parada en la balaustrada de ladrillos de la terraza. Pienso: “Mi gata Astrid es más bonita, al menos hay algo más bonito ahora.”
4. Era domingo. Subíamos montaña arriba por el camino empedrado de la cuadra La Cuarta: Adrian, La momia, David, Duván, Leonel el graffitero, Alejandro, Mariano, Leonel el que se murió ahogado en la represa de Guatapé, Edwin risitas que siempre llevaba gorrita, Morena – la perrita Pitbull difunta de Adrian, por la cual lloré a moco tendido cuando supe que la tuvieron que matar porque o sino el cáncer se la llevaba -, Dana – la perrita Pitbull difunta de La Momia-, otros más, y yo. En un momento del camino paramos a mirar la casa nueva que habían construido para los desplazados del Barrio la Iguaná cuando la quebrada se llevó la mitad de esas casas.
- Esta casa no estaba antes, ¿cierto? – Dijo alguien.
- No, no existía, dónde está esa casa construida jugábamos cuando éramos niños. – Dije.
- No importa, igual aquí no nos vamos a quedar, sigamos montaña arriba que allá la marihuana sabe más chimba.- Dijo Edwin risitas que era el dealer de ese momento. Si fuera el que soy hoy en día lo hubiera querido agarrar a patadas, ahorcarlo, matarlo: “Maldito, ¿por qué no respetas mi infancia gran hijo de la puta madre?”. Pero lo seguí, como lo hicieron los otros. Desde más arriba esa casa construida para los desplazados del barrio la Iguaná se veía espléndida.
3. Era domingo. Y subíamos montaña arriba por la cuadra La Cuarta: Adrian, David, La Momia, Edwin Ocampo, Walter, Mónica, Paula, La Muda, Sandra, una pelada de que no me acuerdo como se llamaba, alguien más que no recuerdo, y yo. En un momento paramos a contemplar cómo había crecido el barrio Belencito.
- ¿Para eso nos hicieron subir hasta aquí? ¿Para ver a Belencito?- Dijo Mónica.
- Es verdad. Valiente maricada.- dijo Walter que era novio de Mónica.
- Para esa gracia hubiéramos subido al Corazón.- Dijo Edwin Ocampo agarrándole una mano a Paula.
- Pues no es tan malo, hay hierba de sobra donde uno se puede tirar. – Dijo Adrian mirando a Paula. No sabía que iba a ser novio de ella en un futuro, no sabía que iba a pelear con Edwin Ocampo. No sabía que Edwin Ocampo me iba a pegar un puño en la cara por ser primo de él (Adrian).
- Aquí jugábamos de niños- Dijo alguien.
- Eso no importa, si ellas están aburridas vámonos de aquí.- Dije yo.
2. Era domingo. Y subíamos montaña arriba por la cuadra La Cuarta: Adrian, David, La Momia, Pepe, Mico, los tres difuntos – Yarley, Johnny y Yenny-, no sé quién más – sé que habían más niños-, y yo. Luego, cansados de tanto caminar por entre la maleza y caminos de piedras y pantano seco y mojado, cansados de jugar chucha paralizada, cansarnos de treparnos en alguna torre de energía, de correr de aquí para allá como posesos, cansados de contemplar desde lo alto el barrio Belencito, Betania, Villa Laura, contemplar desde lo alto el barrio Belén Aguas Frías, Belén Rincón, contemplar a lo lejos a toda Medellín – “mira, ese es el edificio Coltejer, el edificio más alto de Medellín” “Bobo, es más alta la torre Colpatría” “Cuál, ¿no ves que la torre Colpatría está más cerca y por eso se ve más alta”-, bajábamos directo a nuestras casas; antes de despedirnos nos prometíamos que después de vernos Automan, Manimal, David el Nogmo , y lo que fuera que siguiera en nuestro dos canales de televisión – el canal 1 y el canal 3 - nos íbamos a encontrar de nuevo en la calle para jugar Estatuas, o Escondidijo ,o Chucha color, o Policías y Ladrones, o A que te cojo Ratón, o Teléfono roto, o…, etc. . Era una ofrenda al aire; terminábamos tan rendidos que solo quedaban ganas dormir. Y al otro día, los lunes malditos, para la escuela, a ver clases con monjitas mercenarias y sanguinarias.
1. Éramos muy niños. Era algún día de semana. Mi tía Maye nos hacia caminar montaña arriba por un camino empedrado de la cuadra La Cuarta. El paseo tenía el fin de que contempláramos la ciudad, además de que tomáramos el hábito de hacer ejercicio. Mi tía Maye jugaba en un equipo de Softbol, mi tía Maye nos hacía jugar baloncesto, mi tía Maye, ¿quién lo creyera?, nos sacaba a pasear. Bueno, mi mente trucada por tanto alcohol eso es lo que recuerda… ok.
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2 comentarios:
[comentario inaportante,que no tiene nada que ver con el top, yo vivia en un edificio feo con una campana a una cuadra de las torres. Lastima no estar ya alla, no en ese edificio que era una peye sino en m/ll, te podria invitar a polas]
hey, sisas, conozco el edificio. Cuando vengas algún día otra vez a Medallo invitas.
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