Era de noche. Yo caminaba por entre la multitud y miraba hacia el piso. Mis pies protegidos por unos tenis Reebok blancos con azul y que brillaban con los visos de la luz, no paraban de pisar pantano, hierba, botellas de brandy Don Juan vacías, vasos desechables, latas de cerveza, cuscas de cigarrillos, patas de marihuana, pies de algún despistado que no se movió a mi pedido de “me das un permiso si me haces el favor”, aretes que alguna chica en el lugar andaría buscando, un billete de cinco mil pesos - ¿Un billete de cinco mil? Ese lo recojo, me tengo que hacer el bobo, agacharme como si fuera a amarrarme los cordones de los tenis y listo Calixto, tóquenme el disco en la tienda de licores; a beber, pelear y borrar casete con brandy Don Juan, que era lo que estaba de moda, viste esas moditas tan raras.-. Con mi billete de cinco mil en el bolsillo de mi blue jean buscaba a mis amigos. Los hijos de su madre se me habían perdido cuando rápidamente di una mirada a la tarima improvisada donde estaban los djs de la emisora Veracruz Estéreo. Con esa mirada quería comprobar, si de verdad el tal Carlos Alberto Ríos – locutor famoso de esa emisora por el cual las mujeres enloquecían, inclusive sabiendo que jugaba de delantero para el otro lado- se estaba quedando calvo disparejamente a lo largo de su enorme cabeza; su cabeza parecía Saturno, con anillos y todo. Cuando dejé de mirar la tarima y empezaba a decir “Home sí, ese está más calvo que…” mis amigos ya no estaban, la multitud se los tragó, esfumados, idos seguro a comprar más licor, ¿pero en cuál de las tantas tiendas improvisadas estaban?, o podrían estar fumándose un porrito debajo de un árbol en algún rincón del parque del Ajedrez, donde se realizaba el evento: las mezclas discotequeras que también estaban de moda. Tenía dos opciones, uno: quedarme donde estaba y que me buscaran. Y dos: caminar sin dirección alguna por entre el tumulto y buscarlos. A veces uno carece de lógica y ya saben que elegí la segunda opción. “¿Pero dónde se metieron estos? Para colmo no veo a nadie ligeramente conocido.”
Saliendo del epicentro de gente y llegando donde ya las luces del lugar solo ofrecían penumbras, con media botella de brandy recién comprada con mi billete de cinco mil recién encontrado, decidido a no seguir buscando a los soretes esos que me abandonaron a mi suerte, con la cabeza gacha, maldiciendo, pateando vasos desechables, casi me di de bruces con una chica. Por la contextura asumí que era una chica, bien podría ser cualquier cosa.
- Eh, que pena, no la vi, estaba distraído.- le dije.
- Tranquilo, no pasó nada.- me dijo. Por su voz comprobé que sí era una chica.
- ¿Quiere un brandy de disculpas? - Era una pregunta retórica, por tirar el lance no más.
- Yo estaba bebiendo vino tres patadas con una amiga que se me perdió. Hace rato que la estoy buscando. Pero qué bueno un brandy, si no me lo tomo de aquí a que encuentre a mi amiga estoy otra vez sobria. – me arrebató la botella sin más, la abrió y se mandó su buen trago.- Que bueno, que bueno, me quemó la garganta lo más de bueno.
- Eh, sí, bien. Yo también estoy buscando a mis amigos, pero ya me cansé de buscarlos.- le arrebaté la botella, que no se la fuera a quedar.
- Yo también me cansé de buscar a mi amiga.
- Mmm.
- Me gusta la canción que está sonando.
- Eeeh… pues sí.
- ¿Quién la canta?
- Madona.
- La isla bonita, nara nara nara na… me dio ganas de bailar.
- Baile.
- No me gusta bailar sola.
- Eeeh, baile conmigo.
- ¿No le choca?
- No.
- Bueno, bailemos, pero primero deme otro trago. – Esta vez no me arrebató la botella, esperó a que yo se la pasara.
- Primero me tomo un trago. – Me tomé mi trago y cuando le iba a pasar la botella tuve un error de cálculo, mi mano se chocó con su mano y la botella fue a parar al piso, debió darse contra una piedra o algo así porque la botella se destruyó en mil pedacitos. Bueno, eso digo yo, quién se pone a contar en cuántos pedacitos se pudo haber quebrado una botella, menos uno se pone a contar en medio de la oscuridad.
- Se quebró la botella.- dijo.
- Eeh sí, se quebró.- dije.
- Perdón, fue mi culpa.
- No, fue mi culpa. Igual esa botella la había comprado con plata que me encontré allá donde está la gente.
- Apuesto a que si nos quedamos después de que se acaben las mezclas vamos a encontrar mucha plata tirada en el piso.
- Sí.
- ¿Y ahora qué hacemos?
- No sé ¿compramos otra botella?
- ¿No íbamos a bailar?
- Ah, verdad. Pero ya la canción se acabó.
- Pero esta que está sonando me gusta más, me la dedicó un amiguito al que quiero mucho: “Hay una cosa que no te he dicho aún, que mis promesas sabes que se llaman tu,…”
- ¿En serio, te gusta esta canción?
- Sí, mucho. ¿Bailamos, o no?
- Eh bueno, bailemos.
Tres segundos después nos estábamos besando.
- ¿Por qué tu amigo te dedicó esta canción? “A un amigo lo perdono, pero a ti te amo…”, esa frase quiere decir que está enamorado de vos o algo así.- le pregunté mientras le besaba el cuello e intentaba colocar mis manos en sus tetas.
- Algo así, él está tragado de mí desde hace tiempo, lo que pasa es que yo lo pongo a sufrir.- Me dijo esto mientras evitaba que mis manos tocaran sus tetas.
- Ya veo cuanto debe sufrí el pobre.
- ¿Por qué lo dices?
- Eh, eh… por nada.
A lo lejos, en el tumulto, divisé a mis amigos. Paré de besarla.
- Ya vi a mis amigos. ¿Me espera un momentico aquí yo voy y les digo dónde estoy?
- Bueno, vaya. Y traiga más brandy.
- Listo.
Cuando regresé, con otra botella de brandy en la mano, la chica ya no estaba, o si estaba no la encontré; sin luz la cosa es muy verraca. Nunca supe cómo se llamaba, si era bonita, fea, morena, blanca, rubia, de pelo negro, de ojos azules, ojos negros, verdes, castaños, naranjados. Era gordita, es lo único que sé, además olía rico. Más tarde en la noche, de camino a nuestras casas, un amigo estaba hablando muy acaramelado con una chica gordita, no bonita pero si agraciada, morena, de pelo castaño, de voz muy parecida. Pero ni modo de preguntarle a esa chica: “Hey, ¿vos y yo no nos estábamos besando ahorita en el parque del Ajedrez? Tengo más brandy, eh.”
boomp3.com
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Le hubiras preguntado. Chñever haberle visto la cara ke ponía la vieja: de aterrada no creo.... se reiría a cracajadas: "!Ah si parce!, ahora nos estábamos besando, creo, ¿trajiste brandy?".
jejeje, nunca pensé en esa cara. Lentín.
Publicar un comentario