1. Siete de la mañana, suena el teléfono. Primera llamada del día. Medio dormido, contesto.
- ¿Aló?
- Gloria, ya voy para allá, dígale al Alberto que me tenga lista la caja. – La voz de un señor muy ronco.
- ¿Gloria? ¿Tengo voz de mujer?
- Perdón, ¿de dónde me contestan?
- Señor, está equivocado.
Cuelgo. Un caja pero de madera te la debería dar yo viejo enchuspado por andar llamando a estas horas…, pienso mientras de nuevo me quedo dormido.
2. Ocho y media de la mañana, suena el teléfono. Tercera llamada del día - la segunda llamada fue de una amiga diciéndome que estaba cerca de mi casa y que si podía venir por unas películas que yo le había prometido prestarle hace rato, le dije que sí-. Esperando que llegue mi amiga, contesto.
- ¿Aló?
- ¿De dónde me contestan? - Voz de señora con defectos en el habla. Detesto, sin saber el por qué, que el que llame responda después de Aló: “¿De dónde me contestan?”.
- ¿A quién necesita?
- A doña Blanca.
- Señora, está equivocada.
La señora cuelga.
3. Ocho y cuarenta de la mañana, suena el teléfono. Quinta llamada, la misma señora de la cuarta llamada y de la tercera llamada. Mientras sigo esperando a mi amiga, contesto.
- ¿Aló?
- ¿De dónde me contestan?
- Señora, ya le dije que está equivocada. Aquí no vive ninguna Doña Blanca.
Cuelgo.
4. Nueve y media de la mañana, suena el teléfono. Sexta llamada. Mi amiga está mirando que películas quiere llevarse. Mientras, contesto.
- ¿Aló?
- ¿Eso es una casa de familia?- voz de mujer joven, al menos eso parece.
- Sí, es una casa de familia.
- ¿No es una papelería?
- No, es una casa de familia.
- Perdón, me equivoqué.
Cuelgo. Al parecer hoy a todo el mundo le dio por mandar un dedo a los números que no son. Al parecer hoy es día del enchuspe general.
5. Once de la mañana, suena el teléfono. Octava llamada - la séptima fue del laboro donde me decían que había un concurso no sé dónde-. Mi amiga se fue hace rato, y mientras me preparo un café contesto.
- ¿Aló?
- Muy buenas las tenga, por favor me comunica con el señor Vélez… Pumm Tu.- Voz de mujer con acento bogotano e interferencia en el fondo. O sea, llamada de larga distancia, de algún banco seguro.
- ¿Ah?
- ¿Me comunica con el señor Vélez… Pumm Tu?
- ¿Ah? ¿El señor qué?
- El señor Vélez… Pumm tu.
- ¿Quera decir Vélez Pineda?
- Exacto.
- Habla con él.
- Señor Vélez, cuál es su nombre.
- Byron.
- Mire señor.. pef. Qué pena, no soy capaz de pronunciar su nombre, ¿me lo repite por favor?
- Byron
- No escuché, me lo repite por favor-. Lo dicho: día del enchuspado.
- Se pronuncia: Bayron.
- Me lo deletrea.
Cinco minutos después sigo sin entender a motivo de qué es la llamada. Sé que es de un banco donde supuestamente soy un cliente estrella, y sé que pusieron a llamar a la mujer más enchuspada que he escuchado en meses.
- Pero señor Byron, mire le explico… señor Byron, a ver… es qué por motivo de que usted es un cliente estrella… mmm, señor Byron…
Cinco minutos después cuelgo. Quisiera saber cómo recuperar esos últimos diez minutos de mi vida dónde no entendí un carajo de qué iba la cosa.
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2 comentarios:
yo odio que pregunten "¿De dónde me contestan?" es como que me dan ganas de gritarles "hey a donde marcaste guevon?"...afortunademente aca (al parecer) no preguntan asi...
que bien que eso no lo preguntan por allá, porque la verdad es detestable
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