5. Alguna vez tuve una banda de rock pesado, brutal y endemoniado, puro HC. Los integrantes de dicha banda teníamos corte de pelo honguito, usábamos pantalones bagui, camisas de chalís, íbamos a la escuela, nos poníamos a llorar si alguien nos miraba feo y éramos tres: La momia (bajista), mi primo David (vocalista) y yo (guitarrista). Que recuerde ninguno sabía tocar la guitarra, el bajo ni nada por el estilo; salvo lo de tocar la pandereta, las maracas y los cascabeles en las novenas del niño Dios, pero es que ya eso era muy punk local y arrastrado: pandereta sonando arrítmicamente por un lado, cascabeles sonando por el otro, un adulto y varios niños con voz de ¡hijueputa, los están matando, masacrando, empalando! “entonando”: “tutaina tuturumá…”. Que recuerde los ensayos de la súper banda colombiana más exitosa de todos los tiempos se hacían en el sótano de la casa de mi abuela Mariela y, no pasaban de ser una completa furrusca por quién de verdad iba a ser el próximo Axl Rose; todos queríamos ser vocalistas.
La banda duró una semana por diferencias irreconciliables, y te la perdiste, te lo digo, te la perdiste.
4. Como en muchas tantas clases de lo que fuera a lo que me metía mi mamá también estuve en clases de guitarra.
Primera clase:
- Buenas, buenas, yo soy su profesor de guitarra y para empezar nos vamos a aprender esta canción que es muy fácil: Baja una mula del monte…
Segunda clase:
- Buenas, buenas, hoy vamos a repasar esa cancioncita tan buena que les enseñé la clase pasada: Baja una mula del monte…
Tercera clase:
- A ver si se la aprendieron: Baja una mula del monte…
Cuarta clase:
- Baja una mula del monte…
Quinta clase. No sé si la hubo, nunca volví como para saber si la hijuemadre mula esa terminó bajar del monte.
3. Seis de la mañana de un domingo de hace mucho tiempo atrás:
- Niños, levántense pues que nos vamos a ir a trotar al estadio.
- Tío ¿tan temprano?
- Ustedes dijeron ayer que si los llevaba, y uno trota temprano.
- ¿Tan temprano?
- Sí, para que volvamos antes del medio día.
- Bueno, pero desayunamos primero.
- No, luego se vomitan mientras trotan, en el estadio comemos algo. Los espero pues.
Ocho de la mañana:
- Ustedes parecen mujeres ¿dos horas arreglándose para ir a trotar? Es el colmo.
- Tío, pero es que mi mamá me obligó a que me echara anti solar, y no lo encontraba. Tío, no, yo desayuno, tengo mucha hambre.
- Tío, yo también desayuno.
- Tío, si ellos desayunan yo también.
- Bueno pues, desayunen.
Nueve de la mañana:
- Niños ¿ahora sí? Ya nos va a dar el sol fuerte, vuélvanse a echar anti solar.
- Sí tío, vamos pues.
- Vamos a empezar a trotar despacio para que a mitad del camino no estén cansados.
- Bueno tío.
Cinco cuadras trotando desde el barrio Belencito rumbo al estadio Atanasio Girardot, bajando por el barrio Laureles, el primero en vomitar: Yo.
- Tío, me siento mal, yo mejor me devuelvo para la casa.
- ¿Vio?, le dije. Bueno, devuélvase que todavía estamos cerca de la casa.
Me devuelvo. El segundo en vomitar: David.
- Quiubo ¿por qué se devolvió?
- Me cansé muy rápido.
- ¿Y mi tío y Adrian?
- Ellos si siguieron trotando.
Una de la tarde. Mi tío y Adrian llegan del estadio.
- Adrian se pegó una vomitada hasta rara allá en el estadio. – Dice mi tío.
2. A media cuadra de la casa de mi abuela Mariela, yendo hacia la cuadra La Primera, en la casa de una señora llamada Graciana, cada domingo – ¿o cada mes? Mi memoria no da en la diana- se proyectaban películas en 8 mm. Siempre pasaban películas mexicanas para niños, en especial esas donde los niños eran pobres y sufrían tanto pero tanto que al final aprendían que tener dignidad y felicidad era lo más importante –auto superación en película, más eficaz que un libro de Paulo Coelho-. Recuerdo en especial una donde lloré a moco tendido con pañuelo extendido: Pedrito Fernández (pobre llevado del hijuepu, recibiendo humillaciones a lo buen melodrama) y Lucerito (millonaria, codiciada y más bonita que de adulta) son novios y, justo en el final, Lucerito se muere de leucemia; no no no no pobre Pedrito, él le dedicó una canción y todo. Y pobre de los niños que muy “alegres” fuimos a ver eso justo después de una buena sobredosis de José Miel buscando a su mamá más muerta que Radamel Falcao García en la selección Colombia de fútbol. Por suerte no nos inventamos el ser Emos.
1. De cuesta y en el hueco es donde todos nos enfiestamos, vida que avanza y hace sus hijueputas estragos. A qué de niño no te imaginabas decir una cosa así ¿o sí, ah, ah, ah?
Boomp3.com
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
6 comentarios:
No sé por qué pero este top me hizo reir mucho, será la hora?
En fín, me gusta su blog
como así... pelao.
mejor dicho.
esta cheverisimo el post. demasiado gracioso. como siempre, o como casi siempre.
un saludo.
Yo no entiendo por que la gente trota tan temprano.
Ahora también sos el primero en devolver ante la borrachera? Hay cosas que marcan de por vida jaja.
Saludos!
chévere, chévere
que chimba una banda de metal/punk o algo asi que solo toque villancicos
Ángela: Pues no sé. Bienvenida.
Lascivia: Pues eso.
Soledad: yo tampoco lo entiendo ¿por qué tiene qué ser temprano?
Jeje, y no soy el primero devolver, pero creo que sí soy el primero en quedarme dormido.
Diego: gracias, gracias
Ms. Martin: ya las hay en los diciembres, son muy populares.
Saludines
Publicar un comentario