Lo primero que hago es tachar esa única palabra que me atreví a escribir en este cuaderno viejo, sucio, desvencijado que me encontré esculcando en el escaparate de mi habitación; escogí éste cuaderno para que sea mi diario personal, quiero que en él estén los hechos más relevantes de mi vida, mis tristezas, mis alegrías, mis logros, mis fracasos, mis ratos de ocio puro y conciso que quizá, al fin de cuentas, sean todo fundamento de mi existencia. Tacho una segunda única palabra, y luego tacho una tercera y sigo tachando una cuarta y una quinta y una sexta y una séptima, y así y asá se me acaba toda la hoja. Uno de mis grandes fracasos: escribir un diario. Eso debería anotarlo en el cuaderno.
Después de mucho rato, muchos cafés, mucha música sonando en el equipo de sonido sin ser escuchada, muchas idas y venidas de la cocina a mi habitación, muchas encendidas y apagadas del televisor, logro escribir algo:
1. Una vez intenté ser pintor; lo dicen los pinceles que están sobre mi mesita de noche, que desde hace años, cuando se compraron y no se utilizaron y tomaron un lugar en esta casa, nunca nadie los ha movido de su sitio. El intentar ser pintor y fracasar en el intento tiene su explicación: Una chica muy linda de la cual yo estaba enamorado le comentó una vez a un amigo “Parce, me gustaría que me pintaran desnuda”, luego nunca más volví a ver a esa chica, se mudó de barrio.
2. Una vez intenté ser escultor; lo dice esa arcilla dura como piedra que de vez en cuando mantiene abierta la puerta de mi habitación. Esto también tiene su explicación: La película Ghost; Me imaginé que yo era Patrick Swayze enseñándole a esculpir a Demi Moore, obviamente ella desnuda.
3. Una vez intenté ser fotógrafo; lo dice la cámara polaroid que me regaló quién sabe quién y que tengo guardada en mi escaparate quién sabe desde cuándo. Fracasé en esto porque una voz en mi cabeza siempre me decía que debía tomar fotos de mi pene erecto; al quemar esas fotos me intoxiqué y estuve dos semanas hospitalizado.
4. Intenté, obligado, ser matemático; lo dice ese diploma de bachiller con énfasis en matemáticas que está enmarcado y colgado en una de las paredes de mi habitación. Fue caso perdido desde el principio, no podía evitar emitir una sonrisita nerviosa cada vez que eran nombrados Seno, Coseno y Theta; con Coseno siempre pensaba en la chica de tres tetas de Total Recall y la erección no se hacía esperar.
5. Igualmente intento ser escritor; lo dice este cuaderno en el que estoy escribiendo y del cual ya me cansé. Ya me pondré a garabatear, me conozco, al lado de lo que escribí, unas buenas tetas bailando y un par de penes penetrando un par de vaginas; vaginas de labios carnosos, lubricadas, sabrosas.
Como siempre, ya lo he hecho, me tendré que deshacer de éste diario.
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