Eran azules aquellos guantes de boxeo, que sin yo saber muy bien por qué, me regaló un día mi mamá; y no me gustaban aquellos guantes, mejor quería unos rojos, algo con lo que pudiera parecerme a un peso pesado como Myke Tyson o a un peso súper mosca como Happy Lora - pero sin el bigotico de Freddie Mercury- y no a un boxeador de esos flaquitos, flaquitos, casi desnutridos, que uno veía entrenando en los bajos del estadio Atanasio Girardot.
1. En el sótano de la casa de mi abuela:
Muestro mis guantes azules.
- Mirá Adrian, mi mamá me regaló unos guantes de boxeo.
- Son azules, yo le voy a decir a mi mamá que me regale unos rojos.
- Vos si sos envidioso Adrian.
- Envidioso no, esos son azules, yo quiero unos rojos.
- Bueno, pero entonces mientras tanto ¿qué hacemos con estos?
- Armemos un torneo.
- Listo, listo,… hmm ¿pero entonces uno de nosotros no utiliza guantes?
- No, bobo. Uno de los dos se pone el guante derecho y el otro el izquierdo.
- Ah, bueno, bueno… hmm ¿y a quién más le decimos, o sólo nosotros dos?
- Nosotros dos.
- Listo, listo… Hmm ¿y quién de los dos se pone el guante derecho? Los dos somos derechos.
- Como yo soy bien y doy ventajas, vos te pones el derecho y yo el izquierdo. No se vale pegar con la mano que no tiene guante ¿listo?
- Listo.
2. Primer round:
Adrian lanza el primer golpe.
- ¡Ayyyy! ¡Adrian, me pegaste en la cara con la mano sin guante! ¡Me reventaste la nariz!
- Se me fue, fue sin pensar.
- ¡Le voy a decir a mi abuelito!
- Vaya, ¡pone quejas!
3. Segundo round:
Yo lanzando golpes al aire, sin el guante en mi mano derecha porque me lo quité intempestivamente; Adrian esquivando.
- ¡No soy un pone quejas!
- ¡¿Qué no?! Vos sos un pone quejas ¡pone quejas! ¡Pone quejas!
- Adrian maldito.
- ¡Pone quejas, pone quejas!
- ¡Que no!
4. Tercer round:
Un rodillazo en mí estomago, me quedo sin aire y caigo de rodillas en el piso: se me salen las lágrimas.
- Niños ¿ustedes qué están haciendo ahí abajo en el sótano?
- Nada Libia, nada.
- ¿No se estarán peleando? Oigo como si lo estuvieran haciendo. Adrian, no le vas a reventar otra vez la nariz a ese niño por favor, vos ya le has reventado mucho la nariz. Además, mira que Byron es muy llorón.
- Libia, él no es llorón.
- ¡¿Qué no?!
- Adri a a a n…, d e c i le, a Libi a que no soy ningún llorón.
- Bueno.
5. Antes de empezar el cuarto round:
- Adrian. No aguanta el torneo entre nosotros dos, vamos a salir peleando de verdad siempre, digámosle a otro que esté.
- A La momia.
- Sí.
Más tarde en ese día: La momia en cámara lenta cae al piso noqueado por un derechazo sin guante de boxeo de Adrian. Adrian y yo no morimos de la risa:
- JA JA JA JA
- JA JA JA JA
- Viste que cayó en cámara lenta? JA JA JA JA
- Sí JA JA JA JA
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Jajaja... excelente.. jajaja, y nada parcero, un abrazo, un saludo... nos vemos en la vida..
lo mismo ole, un abrazo y nos vemos en la vida.
Publicar un comentario