1. Corremos lo más rápido que podemos, atravesamos todo el campo, llegamos hasta el pavimento de la solitaria autopista. Paramos para tomar un poco de aire, nos secamos el sudor, tragamos saliva. Nos miramos. Ella frunce la nariz, me guiña un ojo, me muestra sus dientes a través de una mueca un poco ladeada, hacia arriba, del lado derecho; en las hendiduras de sus dientes quedan rastros de las fresas que estuvimos comiendo minutos antes. Esbozo una sonrisa. Nos agarramos de las manos.
2. Ahora caminamos muy lento, en silencio. Metros más adelante empieza a hacer frío. Compasión, ninguno de los dos tenemos con qué abrigarnos, nos abrazamos.
3. - Estamos ante una Y, o elegimos la autopista o el camino sin pavimentar.- dice ella.
- Hmmm, o cada uno puede coger un camino.- digo.
En una Y de la autopista nos decidimos separar; elegí el camino sin pavimentar. Que mala idea; ella hizo autostop, le oí decirle al conductor del carro que paró para llevarla: “Voy con usted a dónde me lleve”. El tipo, del asombro, puso sus manos en su cabeza y sin querer se hizo una cresta punk. La situación fue graciosa.
4. Corro como poseso, transpiro como vaso recién servido de agua helada, y está lloviendo mucho, ojalá este camino sin pavimentar se acabara alguna vez. Ya me he agotado de maldecir mi idea estúpida de separarme de ella.
5. Tirito del frío, estoy bajo el techo de un cobertizo olvidado y caído que, seguramente si fuera de día, en este lugar en ninguna parte al que lleva un camino sin pavimentar, resaltaría en cantidades. A mi lado yace dormida toda una familia de campesinos sin tierra; lo sé porque “el hombre de la casa”, un niño de doce años, me lo dijo; la violencia los despojó de todo, ahora sólo buscan venganza: primer paso: se están viendo todo lo de Bruce Lee, cuando ya sepan Kung Fu tomaran las armas. Es fácil recordarla a ella, antes de que empezáramos a correr, antes de comer esas fresas, cuando la convencí de que se fuera conmigo a esa a aventura por un campo y una ciudad inhóspita:
- El Kamasutra fue inventando por hombres con el pene chiquito.- dijo.
- ¿Eh?- dije.
- Perdón, sé que nos acabaron de presentar, pero es lo que estoy pensando. – dijo.
- Quiero irme de aquí, al campo, que ya no está tan terrible: los paramilitares dejan hacer cosas. La invito.- dije.
- En la India los condones son de talla baja, muy baja.- dijo, sonrió, pestañeé y ya estábamos comiendo fresas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario