1. Te quedas mirando a ninguna parte, lelo, con cara de qué estás pensando –aunque en realidad tienes la mente en blanco- y alguien te está hablando.
2. Estás escribiendo y te quedas mirando la ventana, tienes un cigarrillo entre los dedos, la ceniza llega a su máximo largor.
3. “Qué bien la ventana”, dices en voz alta - aunque no te das cuenta-, y tus dedos están construyendo alguna frase en el teclado de la computadora.
4. Sales de tu estupor y miras la frase que recién escribiste: ¡¿Qué mierda es está la que acabé de escribir?! ¡Ni se entiende de los horrores ortográficos que cometí!
5. Decides que tu frase se puede publicar igual, pero eso sí, te aseguras de que al menos tu post sea decente: Word, corrígeme la ortografía, please.
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