1. Era sexto grado, estábamos en clase de español, la profesora tenía bigote y su perfume impregnaba el ambiente con una fetidez bastante rancia que se mezclaba con el tedio que se respiraba al estar en aquella clase; la voz gangosa de ella no ayudaba mucho para tenerle algún aprecio. Con nauseas, a la clase de español no le ponía la más mínima atención, me dedicaba a dibujar y apostaba con dos compañeros a “quién termina primero de hacer un dibujo de El Kraken”; en ese tiempo estaba de moda una banda que se llamaba así, o se llama, todavía existe. Era una mañana como muchas otras.
2. – Rudy dice que si ahorita vamos al estadio, trajo un armado. – dijo El Ruso, un compañero blanco, pecoso, peli negro, el más alto de la clase y que dibujaba mejor que yo.
- Puede ser.- dijo José Luís, fanático de Madonna, del que sospechábamos que era gay y que dibujaba siempre ropa de mujer.
- Sí, está bien, vamos.- dije; ya había probado la marihuana, y lo había hecho con esos mismos compañeros, con dos armados que también Rudy trajo, en la misma parte del estadio a la que planeábamos ir horas más tarde.
- ¿Cómo me quedó mi Kraken?- preguntó El Ruso; más rápido para dibujar que José Luis y yo.
- Está una chimba.- dije.
- Perfecto.- dijo José Luis.
- Y ahorita cuando nos estemos fumando el armado escuchamos a Kraken, traje el loro. – dijo El Ruso, fanático de esa banda; tenía en casettes originales todo sobre ella.
- Y puede ser que también escuchemos a Madonna, traje un casette. – dijo José Luis.
- Bueno.- dije, no sabía mucho sobre música.
3. De repente, afuera en la calle, hubo una gran explosión: por una de las ventanas del salón entró un ruido bestial acompañado de mucho polvo; las paredes retumbaron. Inmediatamente, dejando nuestros dibujos sobre los pupitres, salimos del recinto. Corrimos hasta el patio y miramos hacia el cielo, en él se divisaba un enorme hongo tipo bomba atómica: era hermoso.
- ¿De nuevo van a poner bombas en Medellín?- preguntó alguien de la multitud.
- Yo creo.
- Es Medellín, aquí cualquier cosa pasa.
4. Abrí la boca, se me abrieron los ojos, me quedé mirando fijo, lelo, encantado a ese hongo sublime, nunca había visto algo parecido que no fuera en TV o en cine; me sacaron del trance diciéndome: “hoy no hay más clases”; ¡celebré!
Más tarde, en el estadio fumando el armado de Rudy, nos enteramos que, relacionado a ese hongo, explotó una fábrica en la que hacían pólvora y que alguien, que cuidaba dicha fábrica, voló en pedacitos; puede parecer cruel, pero con la traba que teníamos sacamos muchos chistes sobre eso.
5. Muchos años después:
Anoche, al salir a comprar cigarrillos, vi en el cielo una luz muy extraña. Pensé que era un globo rezagado, de los de diciembre; luego, al caminar una media cuadra, vi que todo mundo estaba mirando hacia el cielo, y que tenían cámaras fotográficas y de video en sus manos, también tenían blackberrys. Le pregunté a un vigilante que tenía una cámara de video en la mano “¿Es un globo, no?” y él me respondió “No lo sé, pero lleva varios minutos ahí, no se ha movido para nada”. Al volver a la casa ya no estaba dicha luz, no obstante muchos vecinos sí comentaban tal hecho, y especulaban con el fin del mundo y con cualquier otra rareza. Esas vainas del ser humano de mitificarlo todo, cualquier bobada: un vecino se acercó, preguntó:
- ¿La vieron?
- ¿Qué cosa?
- La luz.
- Yo sí la vi.
- Yo también. Esa luz la vi ayer a esta misma hora, espero qué sí ya llegó la hora de que los extraterrestres nos visiten, ellos traigan un buen licor: estoy cansado de lo mismo.
Le doy la razón.
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