5. – Ahorita volvemos, vamos a comprar una garrafa de luminoso.
- Listo acá los esperamos.
Arrancan Carechiste, Cesar, Alejandro y Byron en dos bicicletas. Cesar y Byron de parrilleros, o sea atrás de la bicicleta. Bajan desde Betania, pasan por la Terminal de buses de Belencito y bajan la 92.
- Lina está muy buena.
- ¿Si o no? Pero me gusta más su hermanita. ¡Que tetas!
- Me quedo con Lina ¡Que tetas!
- Pero las dos son meras casquilleras (calienta huevos).
- Sí, a mi Lina me estaba frotando las tetas en la espalda como sin darse cuenta.
Bajan por la cuadra La primera: la bicicleta de Carechiste y Cesar se tropieza con la otra bicicleta y esta trastabilla, luego toca el pavimento. Byron vuela loma abajo frotando el pavimento con su cara y su brazo izquierdo y su pierna izquierda. Segundos después se para y aburrido pero sin dolor mira a los otros.
- Muchachos, me voy para la casa a limpiarme estos raspones.
Byron llega a la casa y su tía Maye lo mira.
- Byron ¿qué le paso?
- Nada, me caí en una bicicleta.
- ¿Y ya se dio cuenta que la mano izquierda la tiene volteada para el otro lado?
- No ¿en serio?
Byron mira su mano y está vez con mucho dolor comprueba que sí, que su dedo meñique de la mano izquierda está para el otro lado, o sea, parece una mano derecha.
Ese día Byron estaba cumpliendo 17 años y lo bueno, o lo malo viéndolo bien, es que luego Lina bajaba a hacerle visita a la casa, a como sin darse cuenta frotarle las tetas en la espalda ¡y él con dolor de novio sin ser novio!
4. Ella vivía en Villa Laura, era pecosita, rubia, bien bonita y tenía un buen par de cosas al frente, eso sí por atrás nadita de nada, parecía una tabla. Se llamaba Diana, pero le decíamos La moto cierra porque no dejaba un palo parado, esa era su fama en el barrio. No había que hablarle porque ella misma, cuando se cansaba del otro, se encargaba de echarte los perros. Muchos le tenían miedo “Mira, ahí viene La moto cierra, escondámonos”. Y pasó por todos, piquito por aquí piquito por allá, manoseada aquí manoseada allí, y francamente no sé el por qué le decíamos La moto cierra ¡a todos los palos los dejó parados! Y luego se reía la muy infeliz. ¿Moto sierra donde andarás?
3. Uno de mis grandes amores platónicos de la vida fue Alyssa Milano. Cuando la vi en Comando me enamoré, que niña tan bonita!! Cuando en Quién manda a quién le empezaron a crecer sus cositas fue bien, cuando salió por primera vez desnuda ¡jojojojoJOJOJO!. Ya grandecita así como está no me gusta, pero cumplió su cometido: enamorar a un niño de doce años y despertar libido en un adolescente.
2. Ella vivía en Betania, era rubia, bien bonita y flaquita. Se llamaba Diana y fue mi novia, o algo parecido, la relación desde un principio fue bastante rara –desde aquí empieza mi maldición de viejas destetadas, sin nada por el frente-. Cuando la conocí ella tenía novio, cuando terminamos la primera vez ella seguía con el mismo novio. El novio al instante vino a decirme que la dejaba porque ella no paraba de hablar de mí, que se la cuidara. Y se la cuide por unos días hasta que terminamos por segunda vez, y por tercera, y por cuarta cuando ya no era noviazgo sino: Si nos vemos por ahí nos damos los picos. Un día, en una borrachera mía, le dije que nos diéramos un tiempo, que no nos volviéramos a ver. Y hasta el sol de hoy. ¡Vaya a saber usted por qué mierda le dije eso! La nena de verdad me gustaba. Por ahí la he visto caminando al lado de otro novio, sonriendo, sin mirarme. Diana, que seas feliz.
1. Y parafraseando a Truchafrita - sin ser las mismas palabras porque no acuerdo bien, ese día tenía resaca y ya iba a por la segunda birra-: “Yo necesito una nena que me chimbee, no una que no me diga nada”
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2 comentarios:
ups, es Moto sierra
Coincido con Truchafrita
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