5. Caminé hasta el balcón. Me encendí un cigarrillo. Me recosté en la barandilla. Miré hacia abajo, miré hacia el frente. Que frío qué hacia. Invierno, mi primer invierno en Buenos Aires. Mi primer día solo en otro país. Siempre quise conocer Argentina, bien, ya estoy en Argentina. Aún no habían pasado los suficientes días para empezar a extrañar a Medellín. Volví a mirar hacia abajo, a mirar a los transeúntes. ¿Caminan distinto los argentinos? ¿Por qué habrían de caminar distinto los argentinos si no son extraterrestres? Salvo que no tienen que inclinar un poco la cadera hacia delante ni ejercer constantemente presión en las rodillas porque en Medellín siempre se está caminando en una pendiente, los argentinos caminan igual. Se me acabó el cigarrillo. Entré en la habitación. Abrí mi maleta. Saqué mi discman. *Play* al discman se le acabaron las pilas. Busco el cable de energía. Busco la toma de energía. Conecto el discman. Craso error ¿por qué nadie me avisó que en Argentina funcionan con 240 VAC? Maldita sea mi suerte.
4. En la sala de Internet no funcionaba el Internet, pero para no hablar mal digamos que a veces si funcionaba. Por lo general estaban buenos dos o un computador, y cuando uno subía a revisar el mail o a chatear o a ver cualquier carajada, siempre uno de los computadores estaba ocupado por la masa fusiforme con cara de no tener amigos de pelo rojo y gafas y que hablo portugués hasta por los codos que me quedan en las rodillas Karenina. ¿En qué momento estudiaba? ¿En qué momento comía? ¿En qué momento dormía? Ni puta idea, pero siempre estaba ahí. De noche, de día, amaneciendo, anocheciendo: Karenina. Cuando no veíamos a Karenina allí sentada ya sabíamos lo que pasaba: Todos los computadores están malos. Y salga de la pensión a buscar un cyber, igual si allí estuviera Karenina eso es lo que ibas hacer. Esa pensión era o es un atracadero. La dueña una cubana amarretas.
3. - ¿Qué hay de comida?
- Aceite con papas.
En la pensión nos daban las tres comidas de lunes a viernes, los sábados y los domingos la comida era por nuestra cuenta. En la pensión además de brindarnos aceite con algo, los viernes en la noche nos daban pizza. Supuestamente te podías comer las porciones que quisieras, pero eso si llegabas rápido, si llegabas tarde paila, nadie te guardaba. Un día Leandro se guardó como cinco porciones de pizza en la nevera de nuestra habitación con el fin de no tener que comprar comida el sábado – no tenía plata-. Pero no contaba con los borrachos que llegan de rumbear hambreados y esculcan hasta en las matas, que se comen lo que encuentran. Al otro día, recién despertándome con resaca, escucho: “¡La concha de la madre! ¡¿Quién se me choreó la pizza?!”. Leandro me miró y me lo volvió a preguntar. “Fue Gastón” dije muy cínico.
2. – fjdcjhdvhvjhdñkkdbkjadvvjdvjdvñdnvdsnvdsvkdfjfsdbjds
- Achurero, no tengo tiempo ni ganas para andar adivinando qué cuernos me estás diciendo. Si estás buscando con quién hablar, buscá a tu traductor Máxi o habla con El Paisa que ese si necesita amigos.
Achurero era argentino y tuvieron que pasar muchos días para que yo le entendiera al menos dos palabras: “lkjdbBoludovljdfbvdsflBoludokjdbdbvdfvBoludokjdcbdbvGuitarrajdjdvd”. Máxi era argentino, de la tierra del fuego si no estoy mal, que le traducía a Achurero las vainas que decía. El Paisa era un argentino que en un principio se creía amigo de nosotros – Gabi, Andrés y yo-, pero con el tiempo y el desprecio que le demostrábamos cada vez que nos hablaba se dio cuenta que no era amigo de nadie. Era un fastidio el tipo, siempre tenía un comentario desagradable en la punta de su lengua, y siempre hablaba de carros, de la formula 1 o sobre lo antiyanqui que era. Un día peleó con Pía en el kiosco de don Antonio por andar diciendo que Borges no sé qué ciego hijuetantas. Pía le dijo a El Paisa en pocas palabras: argentino bruto.
De Franco (del que no me acordaba el nombre) ni hablar. Y menos del otro, baboso como él solo y del cual no me acuerdo el nombre – siquiera- que siempre utilizaba sombreritos y gorritas a la última moda, ropa cara y siempre andaba hablando duro como si dijera cosas muy interesantes: “¡Me garché (follé) a una mina bla, bla, bla…!”
1. Nunca utilicé la lavandería de la pensión por pereza. Prefería pagar para que me lavaran la ropa, qué cuentos de andar con detergentes y cosas de esas. Iba a una lavandería que quedaba o queda a media cuadra en la calle Paraguay. Iba con gusto, iba con deseos de ver a la paraguaya rubia bonita de ojos azules que atendía allí. Ella desde el primer día que llegué con mis trapos sucios me enseñó a hablar guaraní. Pregúntenme si me sé alguna palabra de ese dialecto y les respondo que no, que no me acuerdo de un apéndice. Pero de ella si me acuerdo ¿cómo olvidar la primera Angie (como le dice Gabi a sus amores platónicos) que conocí en Argentina? los amores platónicos no se olvidan, se guardan en el pecho, en la entendedora, en la eterna pregunta ¿Qué hubiera pasado si…?
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4 comentarios:
Byron, otro lindo desfile de recuerdos. El pavo del que habláste ahora es Gonzalo, pero con él no tengo anécdotas.
Me mata tu punto de escucha de achurero, posta que habla así. Buen pibe.
Ya que estamos con éste tópico me gustaría un buen top acerca de la belleza femenina con la que nos toco convivir. Ya que te venis olvidando nombres te tiro algunos para que sirvan de inspiración:
-Melanie (Managua)-la más simpatica.
-Vanesa (Quito)-la chica de los ojos de su abuelo (que bolazo!).
-Luara y Fernanada (3 arroyos)-una te gustaba, la otra creo que a nadie.
-Las brasileras-Me hago cargo de la dientuda. Reconozco una arrimada de bochín.
-Abril (Tijuana)-No permito ofensas a éste lindo ser.
-La "huey" (DF)-Novia de Franco y listo.
Y ahora mi memoria también flaquea, pero se que había alguna boliviana, un par de yanquis. La "danesa" (que diosa! por favor!), Laura (que bonita!), Denise () y la que cuidaba a Chucho (que no la toco ni con un puntero laser).
También merece mensión "Tonelas"
Me gusta éste top, espero que haya varias partes. Puedo ayudarte si tu memoria se agota.
Abrazo!
Gabi yo una vez te ví pasandote direcciones con una brasilera que era una patada a la canilla. También una mañana caí a desayunar y vos estabas en la mesa de los brazucas a los bolazos con Teresa. Pero está bien.
De las minas puedo decir: las de 3 arroyos eran bastante ortiva, y la más linda era Denise. Igual es cierto que merece post aparte algún día.
Que vuelva Tonelas!
Home, la más lindas eran la Danesa (Luisa Fernanda), Laura (la niña punky) y Catalina. Y gabi, no me gustaba Laura la flaca parecida a Olivia la de Popeye!! eso fue un decir en una borrachera.
Eh! Los tiempos se agotan. Hoy tome birra con el torcho y el trompeta. Te reto para que ésta semana escribas sobre Denise, seguro debe ser una villerita bien gata. Sino se pudre.
Colón cada vez más cerca de la "b" y corriendo por ahí.
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