5. Camino por la calle con las manos en los bolsillos de mi chaqueta, miro hacia el pavimento y tengo el último cigarrillo que me queda en los labios, voy camino a un cajero ya que no tengo un peso, también voy a comprar más cigarrillos. De frente a mi vienen tres señoras con bufandas rojas y faldas negras. Al pasar por mi lado la primera de ellas me susurra al oído: “Cristo salva”.
4. Me detengo, cierro los ojos, aprieto los labios casi hasta el punto de que casi se me cae el cigarrillo y maldigo en silencio: “Vieja malparida, ¿Cristo me va a salvar de qué?, ¿esta vieja me vio cara de qué?, ¿acaso tengo cara de “voy perdido por la vida, ¡auxilio!, necesito cambiar mis vicios por otros vicios”?”.
3. Me volteo y miro a la señora que me susurró al oído. La muy holgazana sin desparpajo alguno me sonríe, sus dos acompañantes hacen lo mismo. Tomo aire profundamente y las sigo: sonrío.
- Gracias por tan sabias palabras. Las necesitaba.
- Lo sé muchacho, por eso se las dije. Cristo lo ama.
- Cristo nos ama a todos, que bien, es un proxeneta. Eso me gusta.
2. La señora junto a sus dos acompañantes abren los ojos, yo le doy una bocanada a mi cigarrillo.
- ¿Qué?, ¿qué pasó señoras?, me están asustando.
- Debería estar agradecido de que Cristo quiere su salvación.
- Eh, ¿con eso me quiere decir que una de ustedes es Cristo?
- No, Cristo es hombre, ve por los ojos de todos.
- ¡¿Síiii?, ups!, ¿O sea que Cristo ve cuando me pajeo!, que pena con Cristo,… ¿pero Cristo no será gay ni nada por el estilo?
- No, Cristo es luz.
- Ah carajo, me voy a podrir en el infierno, que pena, que pena con Cristo, que pena con ustedes señoras. De ahora en adelante no vuelvo a decir: “¡Ups, eso lo hice porque estaba borracho, perdón!”. De ahora en adelante digo: “Fue la voluntad de Cristo, así lo quiso Dios, Dios les pagará y lo reparará, Cristo nos ama”.
1. – Oiga, ¿va a pasar al cajero o paso yo?
- ¿Ah?
- Lleva como cinco minutos dudando si pasar al cajero o no, ya me estoy cansando.
- Ya, perdón. Es solo que alguien cuando venía caminando hacia acá me susurró al oído. Me dio mucha rabia.
- ¿Va a pasar al cajero o no?
- Oiga, es la voluntad de Dios, él sabrá si paso al cajero o no.
* Y ya se me puso de moda, aguántela:
boomp3.com
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