5. Anoche en el parque de El Periodista:
- “Perra estúpida, estudiar teatro te puso bruta.”
- “Vos sos el estúpido, maricón.”
Y sin más preámbulos se dan un beso. Hay gente tal para cual. Las medias naranjas de las otras medias naranjas existen.
4. Anoche en el parque de El Periodista, Jorgito, el mejor amigo de Jorgito (Luís – no me sé el apellido-), una pelada teatrera y yo:
- Por ahí estoy escribiendo unas cositas. En estos días voy a sacar otro fanzine, lo estoy haciendo con Juan Allerve (¿Se escribe Allerve?).
- Bacano, a mi me gustó bastante tu último fanzine, el de Fiesta en la catedral.
- Mmm, tiene problemas de redacción. Yo no sé, a mi me dejan de gustar mis cosas cuando ya están terminadas.
- Home, yo quiero sacar un fanzine ¿Qué vuelta es la que hay que hacer para sacarlo? Digo, en presupuestos y todo eso.
- No sé, el capo para eso es Alvarito. Háblate con él.
- Home, pues sí. Al marica todavía le debo una botella de ron, me va a tocar pagársela. El humilletas, como yo no tenía un peso, en estos días me mostró por encimita, diciéndome que gratis ya no daba ni un puño, su último fanzine:
3. - Home ¿y de qué va el fanzine que vas a sacar con Juan Allerve?
- A lo joni, va de cómo no se me ocurre nada.
- Ja ja, home, pero al menos Joni dice hoy voy a hacer un cómic de cómo no se me ocurre nada, y sale con esas chimbas de cómics. Nosotros en realidad si salimos con nada.
- Home, tenés razón. No, era charlando, el fanzine va de cositas, vos sabes, la vida.
“Así pues, tuvimos que escondernos. Nos repartimos la plata que quedaba, empacamos, nos despedimos y cada uno arrancó por su lado. Hoy he vuelto a leer los recortes de prensa que enjuiciaron nuestra hazaña. Se dijo de todo, que sacrificábamos vírgenes, que se estaba investigando nuestra posible vinculación con una red de trata de blancas, que monopolizábamos el floreciente negocio de las pepas. En fin, la gente exagera, yo recuerdo esas fiestas como pactos inocentes entre los súbditos de Venus y nosotros, que quisimos pegarle un buen susto a la aburrición y a la pobreza.”
Fiesta en la Catedral, Jorge Iván Agudelo Z.
2. Hace unos días, muchos días atrás, Mariana (nombre inventado. Gente que no creía ni en las curvas resulta que lee este blog), hablando de música de peluquería, me dijo que no le gustaba nada que sonara triste y depresivo, que procuraba sólo escuchar el reggae, o la salsa, que a uno lo pone a menear el esqueleto. Me dijo que no le gustaba estar triste por nada, que ella siempre estaba alegre, y si no, pues veía la forma de levantar su ánimo como fuera. “La vida es demasiado efímera para uno andarse con bobadas de depresiones y cosas así”. No sé cómo hace, pero nunca la he visto triste, aburrida, ni deprimida. Ella es todo un mar de alegría para nada empalagosa. No es como esas personas que se ríen de todo con una sonora carcajada que a uno le revienta los tímpanos y no se sabe si la carcajada es fingida o no. Que al menos tus tímpanos sufran la muerte por algo razonable, por una carcajada real, no por una fingida. Mariana es tan amable y alegre con todo el mundo que a veces llega a confundirte. A veces parece que quisiera arrumacos contigo y con el de al lado y con la pelada que por casualidad está pasando en el momento. Hablo de Mariana porque en la mañana estaba leyendo Alta Fidelidad y uno de los párrafos escritos por el capo Nick Hornby me hizo acordar de ella.
1. El porqué me acordé de Mariana:
“Algunas de mis canciones preferidas: “Only Love Can Break Your Heart”, de Neil Young; “Last Nigth I Dreamed That Somebody Loved Me”, de los Smiths; “Call Me”, de Aretha Franklin; “I Don´t Wan´t to Talk About It”, de quien sea. Y luego, “Love Hurts”, “When Love Breaks Down” y “How Can You Mend a Broken Heart” y también “The Speed of Sound of Loneliness” y “She´s Gone”, y “I Just Don´t Know What to Do with Myself”, y qué sé yo. Hay canciones de éstas que he escuchado por término medio al menos una vez por semana (trescientas veces el primer mes, y después de vez en cuando) desde que tenía dieciséis, diecinueve o veintiún años. ¿Cómo no va a dejarte eso magullado por algún sitio? ¿Cómo no te va a convertir eso en una persona fácilmente rompible en mil trocitos, cuando tu primer amor se va al garete? ¿Qué fue primero: la música o la tristeza? ¿Me dio por escuchar música porque estaba triste? ¿O es que estaba triste porque escuchaba música? ¿No te convierten todos esos discos en una persona de tendencia melancólica?
Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especie de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuchen miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, tristeza, pérdida. Las personas más desgraciadas que yo he conocido, románticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop. Y no sé si la música pop es la causante de esta infelicidad, pero sí tengo muy claro que han escuchado esas canciones infelices desde hace más tiempo del que llevan viviendo una vida más o menos infeliz. Así de claro.”
Alta fidelidad, Nick Hornby
boomp3.com
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