VI
Soy un poco más bajo que el Pequeño Juan que es una viga larga e inmensa que casi llega al cielo, y quisiera que dejara de respirar sobre mi cabeza; sufre de rinitis y es bastante fastidioso que las goteras de sus mocos caigan en mi cuello, se metan por dentro de mi camisa y bajen lentamente por mi espalda. Estamos al frente de una vitrina, de esas donde venden juguetes que yo no puedo comprar (por el escaso efectivo que manejo) pero de los que sí me puedo antojar. Estoy antojado de una pistola 9mm de balines. Quisiera meterle un balín al Pequeño Juan en un ojo. Por alguna mágica razón me dice que soy su mejor amigo. No quiero ser el mejor amigo de nadie.
- Jimmy, ¿Cómo te pueden gustar los juguetes?, ¿no estás muy grandecito para esas bobadas?- Me dice tras sus silbidos de nariz.
-Si a ti te gustaran los juguetes, no te hubiera dejado Sandra.- Le digo.
-Golpe bajo.- Me dice un poco ofendido.
- No Juan, no fue un golpe bajo. Es la razón.- Pondero sin que se fije en mi rostro de mofa.- Si tan solo dejaras a un lado tu convicción de hombre grande por un rato, y fueras un hombre más tierno, sacaras de vez en cuando el niño interno que hay en ti, Sandra no te hubiera dejado.
- Jimmy, a lo mejor tienes razón.- Me dice el bobo grande éste.
Miro el reloj de la vitrina, son las once de la mañana. Es hora de despedirme de Juan.
- Juan, me tengo que ir. – Le digo.
- ¿A dónde?
- No sé, Estoy cansado.
- Entonces te llevo.
Lo bueno es que andando con el Pequeño Juan no tengo que sacar un duro para pagar un taxi.
VII
La pared es rosada y tiene afiches de Bruce Lee que están pegados por toda la habitación. La cama tiene un colchón suave y al lado de esta se encuentra una mesa de noche en la que hay una pequeña lámpara encendida y un paquete de cigarrillos. La habitación huele a incienso.
Me pregunto qué carajos hago aquí. No recuerdo como llegué. La cabeza me da vueltas como si tuviera resaca. Pero no puede ser, no recuerdo que bebiera algo ¿O sí?. Creo que tengo fiebre porque los labios no me paran arder. A eso se suma que cuando hice el intento de levantarme de la cama me caí al piso. Sobre un vomito que a lo mejor es mío. No lo sé. Estoy sudando a chorros y siento escalofríos, me duelen los brazos, como si hubiera hecho mucho ejercicio. Quiero un cigarrillo y el paquete de cigarrillos esta vació. Tengo sed. Los ojos se me están cerrando. Tengo mucho sueño.
VIII
Sé que soñé con mi prima Sara, pero no sé qué soñé. Estoy muy cansado para averiguarlo.
IX
Tedio, tedio, tedio, tedio, tedio, tedio, tedio, tedio... ya me sé cuantas tonalidades de pintura verde tiene el techo.
X
Oigo la puerta. No recuerdo haber escudado nada hace tiempo. Abren la puerta. No recuerdo que nada se moviera hace tiempo. Me hago atrás de la puerta, pero primero agarro la lámpara. Estoy dispuesto, a golpe limpio, a abrirle la cabeza al que entre en esta habitación. Estoy secuestrado… bah, ¡¿En serio?! ¡¿No me había dado cuenta?!
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