domingo, octubre 25, 2009

TOP 5 Tyron Muñetón en: Junkie bussiness

1. “Tengo que relatar todo lo que vi la noche anterior”, fue mi primer pensamiento del día, el que justo vino a mí cuando abrí los ojos, despertándome en esta habitación que parece de paredes de cartón: una escenografía olvidada por algún director de arte contratado para una obra de teatro de medio pelo, o de una película a la que no le fue nada bien en producción y que fue abandonada apenas filmadas dos o tres tomas en la que una actriz con el pelo teñido de rubio se negó a mostrar las tetas.

2. “Pero no recuerdo nada de lo qué pasó en la noche, a pesar que, tal vez, con eso pudo haber cambiado el mundo”, a veces me despierto con esa sensación, y el mundo sigue igual. Aunque esta vez, como es costumbre mía, no me he despertado en el mueble de la sala de mi casa. Es un indicio de que algo cambió, ¿no?

Miro por la ventana y el cielo es del mismo color azul.

3. Tengo que acordarme de qué pasó. Sé que por tanto alcohol, perdí el sentido desde muy temprano. Quizás fui el único borracho de la noche; la única persona que tiene el sentido del ridículo atrofiado. Tengo que acordarme.

No es tarea para el colegio ni la universidad, lo sé. Siempre trabajé mejor bajo presión.

4. Amigo, sé que sonreí toda la noche. Te confieso que para mí las personas que siempre sonríen y sonríen, con cualquier chiste malo hecho por una persona insoportable, son sospechosas de algo, personas que de seguro, con una desviación sexual, con ellas llevan dinamita pegada en sus genitales; si algo les molesta: “les voy a mostrar mi pene: ¡mi pene es portentoso, explota!” y booooom. Es el sueño de toda buena ninfómana heterosexual.

5. Llego al punto ese en que el corazón me estorba y quiero que de una buena vez pare de bombear. Es un punto muerto, para mayor redundancia. Pero es un punto que nunca pasa a grandes ligas. Amigo, ¡ya me acuerdo de algo!:

- ¿Usted cómo se llama?- Me preguntó una mujer en medio de un trago de ron que me estaba ofreciendo un amigo.
- ¿Yo?- le pregunté.
- No, le preguntaba al perro.-me dijo.
- ¿Cuál perro?- le pregunté.
-Hmmm, usted hace parte del 90 % de la humanidad que todo lo toma literalmente. Ya no me parece interesante.- me dijo.
- Hmmmm, la venda en la nariz me incomoda, y me pica. A veces todavía me sale sangre y por eso es que ando preparado con dos o tres repuestos de vendas en mis bolsillos.- le dije.
- ¿Cuál venda en la nariz?- me preguntó.
- Bienvenida al 90%, hermana.- le dije.
- ¡Ja!, muy chistoso. Así que no tiene nombre, entonces, pues, lo llamaré Idiota.
- Soy una estrella fugaz danzarín.
- Una estrella fugaz idiota. Por cierto, le vine a ofrecer esto.

Y ella del bolsillo de su chaqueta gris sacó algo que resplandecía.

domingo, octubre 18, 2009

TOP 5 Subamos por las escalas, luego, cuando se nos antoje un café bajamos por las mismas, ¿bien?

1. De color blanco son las paredes, los pisos, las cortinas, las sabanas, las camas, las camillas, las sillas, las mesas, los uniformes, las batas, las luces, el pelo de algunos pacientes y visitantes del lugar, el olor –si es que un olor tiene color-... En medio de tanta asepsia, me dieron ganas de salir a la calle a fumarme un cigarrillo. Llueve allá afuera. No importa, salgo del hospital. Por lo bajo, en mi cabeza, empieza a sonar música incidental de corte dramático que va subiendo de decibeles a medida que las gotas de lluvia van empapando mi pelo y mi ropa. Camino firme, lento, decidido, apretando puños, mordiéndome el labio inferior. La música incidental culmina apoteósicamente cuando por fin logro encenderme un cigarrillo, me apoyo en una pared y bajo la mirada hacía el pavimento. Escrudiño el pavimento como si fuera la cosa más interesante del planeta tierra, del universo, del más allá, “mira que bien la contextura del granito, mira como le cae la lluvia, mira como resplandece, mira como refleja, que hermoso, que estupidez”. Le doy una calada al cigarrillo. Cierro los ojos. Fundido a negro.

2. En un sexto piso, en un balcón del hospital:

– Soy felizmente graduado como técnico de sistemas, y la verdad es que a duras penas sé conectarme a Internet. Que engaño ese curso, no aprendí nada.- dice uno de mis tíos.
- Él sólo sabe prender y apagar el computador, jeje.- dice la esposa de ese tío.
- Y leer el mail. ¿Y cómo es que me gradúan de ese curso, ah?, no, no, no. Muy malo, esos cursos no sirven para nada- dice mi tío.

3. En un sexto piso, en un corredor del hospital con vista a los otros pisos abajo:

-Nunca había visto un hospital con un vacío de estos en el medio de un corredor, es el colmo- dice otro de mis tíos.
- ¿Qué tiene de raro?- le pregunta otro de mis tíos.
- Pues que, ¿cómo se le ocurrió al arquitecto de éste hospital hacer una cosa de estas?, no pensó en que la gente se puede querer tirar desde aquí. Si yo miro hacia abajo y me veo tentado de tirarme, imagínense a alguien al que se le acabó de morir, en uno de esos cuartos que tenemos atrás, la persona que más le importaba en la vida. Ese alguien viene y se para aquí, dice “eras mi vida, te fuiste, ya no importa nada”, y se lanza al vacio. Es lógico. Me imagino que ya seguro se habrán suicidado unos cuantos desde aquí donde estamos parados.
- Vos sos bobo, no creo que aquí se haya suicidado nadie.
- ¿Qué no?, espérate voy a preguntar, y te traigo el dato.
- Listo, pregunte pues.
- Sí, ya voy… Es que además, seguro, me van a decir que nadie se ha tirado por éste vacío, porque es que el suicidio es epidémico. Si la gente se entera que de aquí alguien se llegó a tirar, van a venir muchas más personas a hacerlo. Vos ves, por ejemplo, que no ves noticias de que en el Metro se suicidó alguien tirándosele, a pesar de que en el Metro, sabes, siempre hay alguien que se le tira. Es como en un pueblo de Venezuela en el que había un árbol donde una persona cada semana se ahorcaba, cortaron el árbol y ya no hubo más suicidios por esa zona.

4. Al frente del hospital, en una cafetería:

- Byron, ¿se acuerda de mi amiga…?- me pregunta el tío que se quejó del vacío del hospital.
- Sí, me acuerdo. Ella me contrató una vez para que tomara fotos en un matrimonió.- le dije.
- Es algo triste…
-…
-…

5. Estoy apoyado en una pared, estoy viendo e imaginándome el pavimento como si fuera la cosa más sugestiva del mundo, como si debajo de él, cuando ya. Le doy una, dos, tres, cuatro, cinco caladas a un cigarrillo. Pienso “no han sido buenos estos últimos días, para nada”.

martes, octubre 13, 2009

Top 5 borracho esperando

5. Resulta que en el tambor del revólver sólo hay una bala. Y resulta también que estoy atrapado en este callejón sin salida. “Atrapado en este callejón”, quizás no sea la frase adecuada. Solito, sin que nadie me dijera nada, tomé la decisión de que mi situación avanzara hasta este punto. Las cosas se me salieron de las manos, me faltó prever algunos entes, ¿cómo es posible que no tuviera la precaución de hacerme con una buena munición de balas? Me dije que esta vez iba a estar atento a los detalles. Porque al fin de cuentas eso es lo que cuenta, pero supongo que de nuevo vuelvo a fracasar en un uno de mis tantos intentos por hacer que algo funcione a como la pensé.

4. Desde hace décadas – en realidad desde hace dos semanas-, llevo en el bolsillo de mi pantalón un paquete de Marlboro.

Esta es la ocasión perfecta para dejar ese paquete con dieciocho cigarrillos.

3. ¿para qué necesito más balas? Con una puedo hacer, o mejor dicho, deshacer lo que vine a hacer aquí. Y hacerlo, o deshacerlo, sin más demora. Rápido, como un rayo, como el Correcaminos que Willy el Coyote no vio, sin dolor.

2. Y no es que siempre tenga puesto el mismo pantalón, no; Lo único que me cambio de ropa todos los días son las camisetas, los interiores y las medias, pero los pantalones duran conmigo por lo menos dos semanas; así que haciendo la estadística... el paquete de Marlboro ha visitado cuatro pantalones.

1. El frío metal del cañón del revólver se posa… pero todavía puedo esperar. Ya van 30 años de espera, qué más dan algunos segundos o minutos más. Soy redundante, cosa que tu esperarás, y no lo niego.

¿Cómo será el mundo sin mí? Me lo imagino todo llano., nada de mimar algo que me encanta mimar.

lunes, octubre 12, 2009

TOP 5 Cómo vivo yo

1. Levanto la cabeza, abro lentamente los ojos, enfoco. Cierro los ojos, de nuevo bajo la cabeza. Me estremezco. Levanto la cabeza, abro lentamente los ojos, enfoco. Estiro mi cuerpo y bostezo. Me levanto del mueble en el que estoy acostada y camino hasta la mesa próxima; allí me quedo segundos, minutos, y compruebo que estoy sola. Siempre estoy sola.

2. Me conozco cada rincón de esta casa, reino en ella, soy toda poderosa. Me dan ganas de irme a parar en la baranda del balcón a mirar 16 pisos hacia abajo, a mirar a la nada. Que curiosa que es la gente, cuando está cerca de mí, es gigante, pero allá a lo lejos son insectos; como me gusta matar insectos.

3. Cuento mis pasos, acelero mis pasos, ¡corro! Y me subo de nuevo al mueble en el que había estado acostada por horas y horas. De nuevo quiero dormir, y… no sé si tengo sueños, no me importa. Me duermo ahí donde caigo.

4. Ya es de noche, hora de comer. Me levanto muy perezosamente y camino en mi caminado lento y seguro hasta la cocina. No recuerdo que mi plato de siempre, donde como, estuviera repleto de comida, pero en fin, como y como – como en cantidades chicas pero frecuentes, lo normal-. Bebo agua: “glup, glup”. Miro hacia el fondo, donde están las habitaciones, veo una luz encendida. Tengo que ir a averiguar quién diablos encendió esa luz. Camino sigilosa, segura de dónde esconderme por si las cosas se complican, pomposa, tierna; desde que tengo uso de razón eso es lo que sé de mí, soy tierna, pomposa, preciosa, peligrosa, jejeje, nunca me lo dejan de decir.

5. Entro en la habitación, rápidamente corro hasta debajo de la cama, doy una y tres vueltas como soldado en guerra, hago de la oscuridad una aliada. Saco lentamente mi cabeza desde debajo de la cama, y miro discretamente, de derecha a izquierda, todo el recinto. Entre cierro los ojos en señal de que todo para mi es sospechoso. ¡Noooooo!, ¡maldita sea mi prevención ante las cosas! ¡¿Por qué no puedo ser más cuidadosa?! Ahora soy presa de un humano que siempre que me agarra entre sus brazos me hace bailar al ritmo de una estúpida canción que dice: “Go Kendra, Go Kendra”

- Mi gatica Astrid, tan hermosa y peludita.- es lo último que dice ese estúpido ser humano cuando por fin le alcanzo a rasgar algo de su piel. Pero, para que lo voy a negar, espero que me acaricie un poco cerca de las orejas, ya va a ver, ya va a ver.

viernes, octubre 09, 2009

TOP 5 En el Metro de Medellín siempre te están avisando por un parlante lo que NO debes hacer y lo mucho que les complace que estés allí:

1. - “Por favor, no suba los pieceses en el banco que está sentado mientras espera el Metro.”, “Por favor, no suba los pieceses en el banco que está sentado mientras espera el Metro.”, “Por favor, no suba los pieceses en el banco que está sentado mientras espera el Metro.”, “Por favor, no suba los pieceses en el banco que está sentado mientras espera el Metro.”

2. Un policía se te acerca y te dice:

- Señor, ¿sí está oyendo lo que están diciendo por el parlante?

Tú que andabas distraído pensando en qué sabe qué cosas levantas la mirada. Delante de ti está un policía con cara de que no puede ocultar que nació para eso.

“Mera cara de tombo tiene este”, piensas.

3. Y respondes:

- Mmmm, dijeron algo de Pieceses.
- ¿Y qué dice entonces? Señor.- dice el policía.
- Que no sé qué es Pieceses.
- Muy gracioso, señor. Por favor, haga caso, o de lo contrario nos veremos en la obligación de desalojarlo de nuestras instalaciones.
- Estoy esperando el último Metro de la noche, no tengo plata para pagarme un taxi, hago lo que usted diga don señor agente policía. Bajo los Pieceses.

4. Y entonces bajas del banco en el que estás sentado eso que no sabes qué es y caminas hacia la línea amarilla de seguridad a esperar el Metro.

- Gracias señor por su colaboración, el Metro está muy agradecido con usted.- dice el policía.
- Yo siempre estoy dispuesto a colaborar con la patria, señor don policía agente. – dices, dándote cuenta que en realidad estás algo prendo por todo ese ron que tomaste minutos antes.

Ruegas por pararte firme, para no parecer un borracho, que no se cumpla el bajarte de allí, y piensas:

“Yo sólo quiero llegar a mi casa, estoy que me duermo; don policía agente señor del Metro, usted ah iluminado mi vida.”

5. “Por favor, les rogamos que no se suiciden tirándosele a los rieles, ya tenemos muchos conductores del Metro yendo al psiquiatra. Nos encanta que viajen con nosotros”

“Eso lo deberían decir, ¿no?”, es lo último que alcanzas a vociferar antes de quedarte dormido en uno de los vagones.

miércoles, octubre 07, 2009

TOP 5 Me sale más barato almorzar en mi casa

1. Es la 1:00 p.m., estoy bajando las escalas del puente peatonal entre el barrio Carlos E. Restrepo, la Avenida Colombia y Suramericana. Voy contando una y otra vez las monedas para pagar el pasaje del bus que ha de llevarme a mi casa. No logro concentrarme en la cuenta: 100 pesos, 50 pesos, 200, 100, 100, ¿cuánto es que me falta para el pasaje?: 100 pesos, 200, ¿Y por qué mejor no pago con un billete y fue?: 100 pesos, 200 pesos, qué hambre, mi mamá vino de El Bagre, Antioquia hace poco. Trajo queso costeño: 50 pesos, 100 pesos, quiero queso costeño frito, hace rato no como. La vaina es que mi mamá dejó el queso en el carro, y el carro anda guardado en un taller: 500 pesos, dejé de ahorrar las monedas de 500, debería volver a ponerme en esas.

2. Termino de bajar las escalas y voy rumbo al paradero de buses, que de paradero de buses sólo tiene la estructura y el nombre; te puedes demorar allí parado más de una hora sin que un maldito bus, que pasan y pasan y pasan y pasan, se digne a recogerte, aunque te le pares al frente levantando las manos y los pies y salgas corriendo detrás de ellos gritando como poseso. De repente, sin esperarlo, se congela la imagen –Sí, buenas, me gustan las películas de Martin Scorsese, yo sé que en la vida real las imágenes no se congelan, pero qué puedes hacer, ¿ah?-.

3. Minutos antes, antes de cruzar el puente peatonal, estaba pensando en la cátedra en la que estuve esta mañana laborando como luminotécnico y camarógrafo, nunca antes en una cátedra había oído hablar tanto sobre alcoholismo y aguardiente; La charla fue sobre don Efe Gómez: señor literato y alcohólico, adelantado para la época, de por estas tierras (antioqueñas) y que en su tiempo fue comparado con Frederick Nietzche. “A la literatura de Efe Gómez la mató que la catalogaran como costumbrismo, y ya se sabe que por lo general el costumbrismo antioqueño, como nos lo han enseñado en la escuela y dónde quiera que vayamos, es aburrido, maluco, tedioso”, eso no lo dijo el expositor de la cátedra, pero fue lo que me imaginé cuando sólo dijo: “A Efe Gómez lo mató que lo catalogaran como costumbrista”. O tal vez no dijo eso, no suelo mucho parar oído cuando me toca laborar en cátedras. Subiendo las escalas del puente empiezo a contar monedas para pagar el pasaje.

4. La imagen se descongela: una señora que salió de la nada, que quizás saltó desde un árbol – a lo ninja- está sonriendo parada delante de mí.

- Muchacho, Dios lo ama.- me dice, me sonríe, luego me toma de la mano y me pone en ella un folleto donde se ven dibujos de gente abrazada muy sonrientes al lado de mariposas y lo que parecen ser drogas comestibles en apariencia de hongos, y de pasajes de la biblia.

Pienso: mira que ingenioso, ya Dios recluta gente esperando que en vez de uno gritar ante tal susto de puta madre “¡Ay jueputaaaa! ¡Qué susto tan catrechimba! ¡Señora, ¿de dónde salió usted?! ¡Casi que me da un puto infarto! ¡Muérase y muéranse todos sus familiares!”, grite uno “¡Oh Dios mío! ¡Te me apareciste en luz! ¡Señora, usted es una ángel de la guarda! ¡Mi corazón paró por unos segundos a rezar por verla! ¡Larga vida a usted y a sus allegados, y a mí que soy su hermano!

Me pongo a esperar el bus.

5. Espero el bus, la mirada de esa señora sigue fijamente en mí. Estoy nervioso. Miro para todos lados, camino uno, dos, tres, cuatro, cinco pasos y vuelvo a donde estaba. Tengo una sonrisa boba. Aprieto los labios. Esa señora me mira y sigue sonriendo. En este paradero de buses no estoy yo solo, hay mucha gente, ¿por qué me mirará sólo a mí?

Se congela la imagen, quizás cuando se descongele estaré viéndome a mí mismo caminando hacía aquí, cavilando que necesito un buen corte de pelo y una buena afeitada para que ningún buen hijo de nuestro señor terrorífico no me la venga a montar.

domingo, octubre 04, 2009

TOP 5 Un sueño que tuve

1. De fondo suena una canción de Tom Waits (Chocolate Jesus), estoy parado en el medio de la habitación, me fumo un cigarrillo con sabor a cereza (muy dulce para mi gusto; si de fumar ha de tratarse cualquier cosa, no quiero que sea dulce). Un extraño viento me pega en la cara; en esta habitación no hay ventanas, ni tampoco hay puertas. Mis pies no tocan el piso.

2. De mi pecho se sale mi corazón, sale disparado hacia una de las paredes. Se estrella con gran estruendo, un estruendo del tamaño de la caída de una bomba atómica. Me pregunto si las bombas atómicas son estruendosas.

- Pregúntale a los que después de ese once de septiembre olvidaron, me refiero a los de Hiroshima. – me dice Jesús.
- ¡Jesús! ¡¿En verdad si fue realidad que resucitaste al tercer día?! – digo.
- No he resucitado nunca, sólo me fui a tomar un café. Tomé tanto café que me he vuelto un tanto imperativo.
- Jesús, tomémonos un ron.
- Yo solo tomo vino para consagrar.
- Jesús, casposo.
- Mi papá, Dios, me envició.
- Tu papá es un casposo.
- Shiisssff, él oye todo.

3. Muerdo una manzana, lo que hace que me expulsen del paraíso. Mira vos, el paraíso era una habitación cerrada. De fondo sigue sonando la misma canción de Tom Waits (nunca antes le había puesto atención a una canción de él; ya me encanta esa canción.). Mis pies se alejan cada vez más del piso.

4. Mis piernas se van volando, las veo en el cielo, y tienen boca y sonríen y me dicen adiós con sus manos; ¡tienen manos!. No sé cómo me las arreglo para ponerme a bailar sin corazón y sin piernas, pero igual me pongo a bailar.

- Yo bailo como me enseñó mi papá.- dice Jesús.- bailo a lo indio: ja, je, jo, ju, ah, ah, ah, ho, ho, ho, ju, ju… mi papá come corazones al desayuno. Saben bueno.
- No quiero comer corazones. – digo.
- Yo no quería comer Sushi, pero igual lo comí. Qué cosa tan asquerosamente rica.
- Nunca comeré Sushi.
- Nunca digas nunca, yo por ejemplo dije que nunca iba a estar en una cruz, y ya ves.
- Pero es que vos sos pura imaginación, en realidad nunca estuviste ahí, ni siquiera existes.

5. Me despierto en la misma habitación, despertando de un sueño que es un sueño, pensando que la vida que es un sueño es igual de inverosímil a la vida misma. … luego, sí me desperté.

TOP Bonus track: pero como me gusta la radio y la televisión colombiana, es una mina! ¡Corramos juntos a vernos en RCN El Capo!

*Luego corrramos a ver Caracol!

La radio de Colombia es mi ruina, la radio me pone, la radio me alucina, la radio de Colombia es como una maravilla…