1. - Estaba pensando…
- Decime.
- ¿Por qué se me olvidan las cosas?... lo que te estaba por decir y que estaba pensando se me acabó de olvidar, así de repente.
- Yo también te iba a decir algo, justo me interrumpiste cuando dijiste “estaba pensando”, se me olvidó el qué.
- Hmm, qué curioso, tratemos de acordarnos.
- Vale.
2. – Creo que era algo sobre las relaciones y de cómo nos volvemos mierda solos, porque al final eso es lo que pasa: nadie te vuelve mierda a ti, tú eres el que se vuelve mierda. Todo se trata de que te sientes herido, el que siente que tu ego ha sido apuñalado, o traicionado o cualquier cosa, y te haces la película, una de suspenso e intrigas tontas… la cosa no se trata de que hay un problema contigo, es un problema del otro, y te debe importar un bledo… no obstante en realidad sí se trata de ti que te estás volviendo una miseria por un problema que viene de ti… ya me confundí… o era eso de lo que te iba a hablar o era sobre alguna película que me vi en estos días.
- Y yo creo que te iba a contar algún chisme del trabajo.
- … O tal vez te iba a hablar sobre una canción.
3. – A veces quisiera sonreír más, llegar a ser un viejito con arrugas en las arrugas de lo tanto que sonreí en la vida, y morir sonriendo para quedar con una cara tan aterradoramente aterradora de sonreír, hinchado, blanco, verde, con una sonrisa de oreja a oreja, que les cree un trauma a los que vayan a mi velorio y se asomen a ver dentro de mi ataúd.
- ¿Y por qué quieres crearles un trauma?
- No sé, quisiera ser el único que haga tal proeza.
- Nunca he entendido por qué la gente quiere mirar dentro del ataúd, ¿es esa la última imagen que quieren llevarse del ser que tanto querían?
- Espera, creo que ya sé de qué te iba a hablar.
- Decime.
- Hmm,… no, creo que no era eso.
4. - Creo que se me metió una piedra en el tenni, espérate.
- Vale, descasemos, ya hemos caminado mucho.
- Hablando de eso: a veces que vas caminando por un pasillo de una casa, en línea recta, se te mete una piedrita en el zapato, paras de caminar para sacártela, justo como ahora, y miras hacia atrás por equivocación, ves que hay puertas cerradas que no viste en ese pasillo… si quieres te puedes devolver para abrirlas, siempre ha sido tu decisión, sólo que estabas ciego…
- ¿Y por qué se te habría de meter una piedra en el pasillo de una casa?
- No sé, una casa destruida.
- ¿Y por qué…
- Listo, me saqué la piedra, sigamos.
5. - Por cierto, ¿para dónde vamos?
- No lo sé, sólo te invité a caminar.
- Bueno, pero igual tratemos de recordar qué nos íbamos a decir. Sigo pensando que era sobre una canción.
- Te iba a decir lo mismo.
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2 comentarios:
Tuve una charla similar (por no decir que la misma) con Vallejo anoche... Juas! Esas son las interminables charlas con sentido sin sentido de lo que son... Las buenas!
jajajajajajaja, los estaba espiando
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