5. Anoche en medio de mi quimera entre sueño, ganas de seguir viendo televisión - sobre todo a esas horas de la noche que por donde pasas en zapping ves un par de tetas-, dudas de si tomarme alguito embriagador, un aguardientico, una cervecita, o por lo menos un tintico, y hasta con ganas de llorar por algo que vi en la TV, imaginé que iba a escribir éste TOP 5 una re-chimba. Imaginé que el TOP iba a ser digno de ser publicado en cualquier parte. Imaginé que iba a convertir el TOP 5 en el blog más famoso de Colombia y de Argentina y del mundo – y viste que por ahí hay dizque concursos de los mejores blogs, convirtiendo así a la blogosfera en un océano de sangre, perversión, corrupción, desagravio, salvajismo, fanatismo, infiltralismo, copialismo, terrorismo, trollcismo… en fin, la lucha armada por ser popular es la lucha armada-. Imaginé que las palabras me iban a fluir, que las ideas iban a ser las súper ideas –qué esperanzas, ja, primero tendría que aprender a escribir. Primero tendría que aprender a… se me olvidó lo que iba a escribir. Viste como planeaba ser el mejor bloguero del mundo, el mejor plan, que plan para comérselo con pan-. Imaginé que hasta me tomaría el atrevimiento de soltarles un par de concejos- yo dando concejos, cualquiera-. Pero ahora que me siento frente al computador solo puedo pensar en algo que sucedió esta mañana mientras estaba laborando en la Universidad Nacional. Me rio solo de sólo recordar lo que pasó, parezco un loco, me destortillo de la risa. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Me saltan las babas. JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA. Bueno ya, me calmo, me calmo. Ji ji ji ji ji. Ya, ya, ya. Me pongo serio.
4. Anoche lloré viendo en un canal local una de las tantas retrospectivas del cine de Carlos Mayolo. Ya sabemos lo importante que fue Mayolo para el cine colombiano ¿o no?... ya lo sabes si no lo sabías. El conductor de la retrospectiva, un tipo con una cara de enchuspete que ni mandada a hacer –para mí el tipo debe registrar esa cara, que no se la vayan a copiar-, tuvo la suerte de tener de entrevistados a Luís Ospina que sale en todo – un muy buen documentalista-, a otros que no recuerdo sus nombres, y al mismísimo Carlos Mayolo ya en sus últimas. Daba pesar ver a Mayolo en ese estado tan paupérrimo en que estaba, gordo, calvo, con la nariz partida en dos – de tanto meter seguro-, hablando enredado, con su acento caleño perdido en las mismísimas mazmorras, temblando, esperando el gran día, la ida definitiva. No era de esperarse que Mayolo terminara así debido a su largo historial de drogas y alcohol, era de esperarse que terminara peor, pero yo no pude evitar sobrecogerme. Maldita sea, el cuerpo humano es una cosa de locos, uno envejece y se lo lleva el patas. Cómo Carlos Mayolo se permitió llegar a ese estado –a pesar de todo igual se le veía lucido-, para mí es un misterio, que yo sepa nunca se caracterizó por su amor a la vida.
“Del afán no queda sino el cansancio – le dice él-, y yo, por lo menos, vivo cansado. Antes de nacer, ya estaba aburrido.” Carlos Mayolo le dice a Juana Villegas en la novela Parece que va a llover, de Ricardo Silva Romero.
3. Cuando Luís, Sandra y yo estuvimos laborando para Océano Film- los que hicieron KARMA, EL PRECIO DE TUS ACTOS (pronunciando el titulo con hablado de teatrero)-, nuestro ex jefe – actor de telenovelas, escritor y director de KAAR MAA, EEL PREE CIIIO DE TUUS AAAC TOS- nos contó anécdotas muy buenas sobre Carlos Mayolo cuando estaban grabando las serie Hombres - ¿recuerdan esa serie? Era con Margarita Rosa de Francisco, Nicolás Montero, Luís Mesa, nuestro ex jefe... y la dirigía Mayolo-. Las anécdotas eran algo así:
MAYOLO: “Ve *nuestro ex jefe*, hoy estás tan cabezón, no me cabes en el plano, ándate para la casa que hoy no me servís, vení mañana.”
MAYOLO: “Ve *otro del reparto*, hoy estás tan gay, ándate para la casa que hoy no me servís, vení mañana.”
Y hay más anécdotas, pero ya me dio pereza contarlas.
2. ¿Y si hablamos de Carlos Mayolo por qué no hablamos de Andrés Caicedo, Luís Ospina y el resto de ese combo? Pues claro que sí, hablemos de Andrés Caicedo, de Luís Ospina y del resto de ese combo… pero es que ya se ha hablado tanto de eso que qué pereza, mejor tomémonos un matecito, una rareza ya no tan rareza – hay proliferación de argentinos- por estas tierras cafeteras, y encalambrémonos; una sobredosis de mate es peor que una de café, pa´colmo uno orina verde.
¿Ah? Ah sí, sí. De Luís Ospina me gustan sus documentales mas no sus películas de ficción – ficción, no ciencia ficción-, de Andrés Caicedo – el escritor que se hizo famoso porque se suicidó jovencísimo- me gustan sus libros; y eso que no los leí en la época en que supuestamente deben leerse, en la adolescencia rebelde, altanera e hijueputa. Sus libros los leí ya de grande, por insistencia de Jorgito que borracho caído de la perra en Carlos E. Restrepo siempre le daba por hablar de Andrés Caicedo.
1 “Aquí en Cali hubo un tiempo en el que el clima cambió, cuando yo estaba muy chiquito. Fue que de pronto dejó de hacer calor y comenzó a hacer frío, y el cielo todo encapotado, negro. El frío me hacía dormir acurrucado, tiernecito, muerto. Había días en los que mi mamá me despertaba para tener con quién charlar, cuando mi papá se iba tempranísimo para la finca. Me despertaba dizque diciéndome que en qué tanto era que soñaba, y yo oía eso y como no sabía qué responder me ponía a llorar así desde temprano, entonces ella se llenaba de culpa y me consolaba. Ella se puso lindísima con el frío, pero de todos modos siguió igual de linda cuando el cielo se despejó y volvió a salir el sol más maldito del mundo, que la gente tenía que andar dizque cuidándose la cabeza, me acuerdo que al colegio a todo el mundo lo mandaban con sombrero, con gorrito de lana, y se veían todos tontos con semejante calor. Yo sí nunca me dejé poner sombrero, porque a mí sí me gusta el sol. Lo que no me gusta es la noche. Y he pasado muchas noches en las que me hubiera gustado, muy fácil, levantarme, abrir la puerta y hacerme en la cama de mis papás, y no intentar dormirme, pero sí esperar allí a que viniera el día; pero nunca he ido. Esto no lo sabe mi mamá. Ella no sabe que a mí me da miedo de todo. Que en el colegio me dicen Cucarroncito, porque la primera vez que me retaron a peliar a la salida yo me le achilé todo, ¿si vieron la cara que hizo? Igualitico a un Cucarroncito. La verdad fue que cuando Agudelo, que era gordo y a lo mejor no peliaba bien, no sé, me dijo me esperás a la salida, yo sabía que era para peliar, y en verdad yo ¿qué podía hacer, digo, caminar hasta donde él y cuadrármele como si fuera un boxeador? O puede que no fuera desentendimiento sino puro miedo, seguro cobardía, sino qué, sino por qué fue que ese día me puse a caminar por todas las calles de esta ciudad que a la una de la tarde se quedan solas, y a mí no me daba miedo que el sol me borrara el cerebro no me nublara la vista, sólo que caminaba y así me olvidaba un poquito” Noche sin fortuna, Andrés Caicedo.
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4 comentarios:
contaste mal la anécdota de Hombres: lo que decía Mayolo era: veee, ese diálogo te salió muy gay, andá pa la casa y replantiás el personaje... al Orlando si le dijo cabezón (aunque se me da que por no dcirle limitado)... GRANDE MAYOLO!
Home, ya sabés como es mi memoria, se acuerda de la idea mas no de como sucedieron las cosas. El alcohol, el alcohol.
Y la cosa era por joder o de verdad dejaban de grabar al que mandaran pa' la casa?
Chévere que a uno le dijeran "hoy no te salen bien esas líneas, deja de dibujar y vete pa`la casa"... a dormir lo que uno no duerme por trasnochar con dibujos que no pagan las facturas....
Era verdad
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