5. JUEVES EN LA NOCHE: Otra vez repetición de Dr. House, nada para ver en televisión. ¿Seguir leyendo Alta fidelidad? No, no estoy de ánimos para leer. Llamar a la chica aquella… no contesta su celular. En su casa tampoco contestan. Debe estar laborando. Voy a salir a tomarme una cerveza al parque de El periodista, después de todo mañana tengo que madrugar.
- Qué más pues, cómo vas.
- Bien home, vos qué.
- Pues bien, salí a tomarme una cerveza, no me aguantaba la casa.
Al rato…
- Home, espérame aquí, voy a comprarme otra cerveza.
- Dale, yo voy a entrar al Viejo vapor, allá nos vemos.
- Mmm, no, yo me tomo esa otra cerveza y me voy para la casa. Tengo que madrugar.
4. Vuelvo al parque con mi segunda cerveza en la mano, me siento en uno de los muritos y me enciendo un cigarrillo. Una ex compañera de la universidad – Paula Aurora (linda como siempre)- se me acerca a saludar. Creo que cuando estudiamos juntos, aparte de los saludos de levantada de cabeza y unos holas esporádicos, si mucho habremos hablado tres veces a lo largo de la carrera; ahora cada vez que nos vemos por ahí en la calle la conversación es más larga que un saludo. Preguntas van y vienen, “¿Y ahora qué estás haciendo? ¿Seguiste dedicándote al arte? ¿Qué estuviste viviendo en Argentina? ¿Qué estudiaste en Argentina? ¿En serio? ¿Y entonces andas dedicado al cine? ¿No? ¿Y eso? ¿Qué pasa?
- No sé qué pasa… creo es la comodidad. Cuando la encuentras no arriesgas un huevo. No te preocupas por hacer las cosas que quieres, después de todo estás ganando plata con trabajos en los que sólo das un pequeño porcentaje de ti. ¿Pa´qué más?, la comodidad es segura. Lo otro es puro… eso, puntos suspensivos, ¿Quién quiere unos puntos suspensivos?
- Oe, Byron, no me has respondido, de repente te quedaste con la mirada fija en el infinito todo pensativo.
- ¿Ah?, ¿no te respondí?
- No.
- Ah. No, no sé qué pasa. ¿Y vos qué? ¿Qué estás haciendo? ¿Seguiste dedicándote al arte?
3. Paula Aurora y yo concluimos, hablando de madrugar a laborar, que estudiar artes en la Universidad Nacional nos malcrió y ahora estamos pagando las consecuencias. Lo más traumático a lo largo de la carrera de artes, en cuestión de horarios descabellados, fue clase de 6 de la mañana con Jaime Xibillé. Ver el amanecer de Medellín desde un Circular Conozca (Circular Coonatra) rumbo a una clase de Xibillé, un tipo que se reía solo de sus chistes y que daba la impresión de que de un momento a otro iba a sacar una metralleta de debajo de su escritorio para acribillarnos a todos, no es algo muy agradable que digamos. Pero más de ahí no pasó. Si por ejemplo uno tenía clase de 9 de la mañana con Hugo Zapata, uno ya sabía que el tipo iba a llegar a las 11, si es que llegaba.
Recuerdo una vez que Hugo Zapata nos invitó a su casa en La Fe – a media hora de Medellín yendo para El Retiro-, nos dijo un día de clases: “Los que quieran conocer mi taller y ver como trabajo en mis esculturas, mañana vayan a mi casa madrugados a eso de las 7 AM, yo los invito a desayunar”. Y algunos fuimos a su casa a la hora estipulada – primíparos estúpidos-. Después de mucho esperar en las afueras de la casa, la esposa de Hugo Zapata, que no tenía ni puta idea de lo que estaba sucediendo, vino a hablar con nosotros, nos dijo: “Hugo no tarda, lo que pasa es que está metido en un trancón de carros viniendo desde El Retiro”.
¿Un trancón de carros a las 7 y media de la mañana? No nos crean tan aguacates. Pensamos algunos.
“Pero Hugo me dijo que mientras él llega yo les muestre su taller”.
Y nos mostró el taller de escultura de Hugo Zapata. Y luego nos mostró su casa. Y luego nos mostró sus esculturas de otros escultores. Y luego nos mostró toda una colección de arte de artistas famosos colombianos. Y luego, ya nosotros muertos de hambre porque ninguno había desayunado – Hugo Zapata nos había prometido desayuno y ni siquiera su esposa nos había ofrecido un vaso de agua-, nos mostró su jardín.
A las diez de la mañana salió Hugo Zapata de su habitación, tenía su pelo largo canoso despelucado, los ojos rojos y los labios secos. Estaba vestido con una camisilla blanca, una pantaloneta roja y unas chanclas de cuero. Sobra decir que apestaba a alcohol.
-“Hola muchachos, que pena dar la cara tan tarde, pero es que un vecino de una casa arriba tenía un problema con unos cultivos y tuve que ir a ayudarlo”
- Eh, pero su esposa nos dijo que estaba en un trancón de carros por el retiro.
- “¿Eh?... ah sí, sí, también tuve que ir al Retiro.
2. Paula Aurora se va y yo voy por otra cerveza. Cuando regreso al parque con mi tercera cerveza en la mano, está la tipa esa que es frecuente del parque y que pelea con su amigo imaginario insultándolo desde hijueputa para arriba –pobre amigo imaginario-. Ella siempre tiene una botella de algo en la mano derecha y con la mano izquierda le manotea a quién sea que sea su amigo imaginario. Al rato, Marco y yo, estamos hablando sobre la tipa esa (no recuerdo exactamente los diálogos, así que corren por mi jurisprudencia):
- De día seguro ella es una buena persona, debe trabajar en una oficina. Seguro es trabajadora social. Mirá que se viste bien, se peina bien, se ve que se baña todos los días.
- Yo la he visto cuando llega sobria al parque. Llega toda amable. Se toma un ron y se convierte.
- De día es trabajadora social, pero de noche tiene una identidad secreta.
- Y lo gracioso es que he visto como tipos le pilotean su locura buscando un polvo. Todos desesperados.
- Es verdad, yo también he visto. La cuidan y todo, buscando llevársela para un motel o algo así. A veces la defienden del amigo imaginario y todo.
- Pilotear la locura de una vieja solo por un polvo me hace acordar de muchas cosas.
- ¿Un polvo con esa vieja sería como estar en un trío?, digo, mientras se le da, ella seguro seguirá discutiendo con su amigo imaginario: ¡gonorrea, no me des por ahí, hacé lo que este otro está haciendo! ¡Malparido hijueputa, dale a él también! ¡Qué va pirobo!
1. RATO DESPUÉS: En el Viejo Vapor, Marco colocando la música e invitándome a cerveza y aguardiente yo sentado en la barra, una tipa con no sé qué putas en la frente - un lunar ahí dorado- se cola en la conversación que no me acuerdo de qué iba, y por obra y gracia del coso ese santo solo termina hablando conmigo. La tipa empieza hablar muy emocionada de cine francés, pakistaní, iraní, de Wim Wenders, de Tarantino, de… “¡Ay, sos camarógrafo!, ¡qué emoción! ¡Yo siempre veo la vida como si estuviera mirando por una cámara! ¡La vida es música y cine!”… y a mí se me empiezan a crispar los nervios. Pero la tipa está como buena, se le da, se le pone en… no, no. Que algo sirva de lección la tipa esa loca que insulta a su amigo imaginario. No, no, no, no ¿por qué los hombres somos así?
boomp3.com
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9 comentarios:
que por qué los hombres somos así? pues home porque en la guerra todo hueco es trinchera
y sí
yo tambien creo que la unal lo malcrio a uno...(leyendo esto me dio una nostalgia de ir a ver a la tipa esa loca del periodista...)
ps. una cerveza es una imposibilidad logica, cerveza es un sustantivo que solo existe en plural (amen)
amen. Salud.
Suerte con Zapata y Xibillé...
Home, Xibillé es el papá de Xiomi, antigua diva copietas de Xuxa: ilari lari lari oh oh oh. Y a pesar de todo el man era bien.
SI SEÑOR!!!!!! eliminemos el hecho de que después le dio por llamarse nubeluz... además que se te olvida otra cosa, xiomi fue chica palmolive!
una cerveza = pajazo
home, no me acordaba que fue chica Palmolive. De la unica chica Palmolive que me acuerdo es de una que va mucho al parque de El Poblado y que tiene el brazo izquierdo muerto.
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