5. 6:00 am de un viernes.
Casi dormido entro en el salón y camino hasta el último pupitre de la hilera izquierda, justo la que queda al lado de la ventana. Me siento en el pupitre. Dejo mi maleta en el piso, al lado de mis pies; nunca creí eso de que si dejas las cosas en el piso nunca vas a tener dinero para tirar para arriba mientras te rascas la barriga plácidamente; paparruchas puras de una humanidad que guarda la esperanza de ser otra cosa: los nuevos ricos del barrio.
6:05 am de un viernes de Noviembre. No quiero estar aquí.
4. Miro por la ventana. Suspiro con desidia. Maldigo el hecho de que la primera clase del día sea la de español y literatura ya que detesto con todas mis ganas a la profesora, una señora bajita, gordita, arrugada, con el pelo tinturado de rojo, con bigote y barba, con un labial más rojo que su pelo tinturado, vestida con colores llamativos hasta más no poder, y que un día me dijo “Pero sí serás burro, niño de mierda”. ¡Vieja igualada! ¡Vieja hijueputa!
3. Dejo de mirar por la ventana y miro hacia el frente. El salón se llena totalmente. En las caras de nosotros los estudiantes de sexto grado se ve claramente que nadie quiere estar aquí, que se espera con ansias el mediodía para dejar las tareas para cuando se nos chante la gana, que se espera la tarde, la noche, que llegue sábado, que llegue el eterno tedio del domingo y que, por obra y gracia de quién sabe qué, por fin lunes deje de existir.
Me pongo a dibujar algo sobre el pupitre justo cuando entra en el salón el adefesio ese de profesora. Está peor vestida que nunca. Mi dibujo empieza a ser una señora de barba prominente, vestida con rosado y violeta, a la que le tiran dardos sobre su nariz.
2. Apenas el mamarracho ese nos dice “buenos días” suena un ¡BOOOOOONG! que hace que las paredes del salón tiemblen. Un viento fuerte entra por la ventana.
Otro ¡BOOOOOOOOOONG!
Ese espantapájaros habla fuerte pero sabemos que esos ¡BOOOOOOOONG! no provienen de ella. Así que a empellones y a toda prisa todos salimos del salón. Llegamos al patio y lo primero que vemos es una inmensa y hermosa nube anaranjada que empieza a cubrir todo un cielo azul.
1. Seis muertos, diez heridos, una casa en la que fabricaban pólvora explotó. Esas fueron las noticias que nos llegaron cuando la cosa esa de profesora nos dijo “hoy no habrá clases, pueden irse”
Algunos solo atinamos a decir: Ya se ve que llegó Diciembre, bien.
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2 comentarios:
WOW, dos coincidencias, también odiaba mi profesora de Español, un asco, casi me hace odiar la literatura y por su culpa odio la filosofía -porque también era la profesora de filosía-, que conste que sé que es culpa de ella y no de la filosofía...y la otra cosa un día en mi salón también escuchamos un BOOOOOOOOOOMM BOOOOOOOM, y dale que se estalló la casa dónde venden pólvora ilegal en este pueblo donde vivo yo que e slo más decembrimo del mundo. Y sí, hay cosas que pasan en diciembre.
Juepucha, mero comentario más largooo. Un saludillo.
:)
jejeje, súper dos coincidencias. llegando Diciembre, creo que con la de la polvora si vives en Medellín (no sé en otras ciudades) o cerca de Medellín a todos nos ha tocado oir que una casa explotó.
Y bueno, malditas profesoras odiadas.
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