Montañero de Medellín que nunca había vivido en otra parte y menos lejos de su familia terminó viviendo seis meses en pensión de estudiantes en Buenos Aires, Argentina. En esa estadía a veces aburrida, a veces muy divertida, a veces alcohólica mal que casi casicito y se va para el otro lado en una de esas – cinco ulceras le explotaron-, a mucha gente conoció: Gringos, bolivianos, peruanos, guatemaltecos, ecuatorianos, mexicanos, paraguayos, chilenos, argentinos de diversas partes de Argentina, bogotanos, costeños, paisas, cubanos, brasileros - ¿o se dice brasileños?-, Karenina – una cosa ahí toda rara parecida a un sapo que hablaba en portugués y quién la calla pues, que pelada para hablar- y a doña Lucia que se parecía a una tortuga ninja con artritis – una pesadilla-.
5. La pensión ubicada en el barrio Palermo está dividida en tres: dos partes tiene en la calle Paraguay con no me acuerdo y otra parte a cinco cuadras en otra calle que no me acuerdo. En las dos partes que están en la calle Paraguay fue nuestra estadía, digo “nuestra” porque allí conocí a Andrés, a Gabi, a Gastón, a Chucho, a Pía, a Catalina, etc... Las dos partes están enfrentadas entre ellas a lado y lado de la calle, en una parte está la lavandería y estaba la habitación de Andrés, en la otra parte está el comedor, la sala de los computadores con “Internet” y las que eran las habitaciones de Gabi, Pía, Catalina, Gastón y mía.
4. Elegí la habitación más grande porque tenía balcón y era la única que tenía nevera o como se le dice por allá: heladera. Compartía la habitación con tres argentinos: Leandro, No me acuerdo el nombre y Gastón. Cuando conocí a Gastón él llevaba una boina negra en la cabeza y barba de días. Pensé: Nooo, un Che Guevara de compañero de cuarto ¡¿Por qué?!. Cuando conocí a Leandro, pensé: Y bueno, al menos no lleva boina. Cuando conocí al otro – se me bloqueó el nombre a pesar de que hace pocos días estuvimos rajando de él-, pensé: Y bueno, no lleva boina. Quedé traumado, acongojado, creo que hasta intenté quemar la boina esa “¡yo quemo esa hijueputa ¿dónde la esconde? A ver, a ver!”. Pero no sólo eso me irritaba de Gastón, también roncaba y roncaba ¡muy duro! GRRRRRRRR GRRRRRR GRRRRR parecía que estuviéramos en la jaula del león en el zoológico a pocas cuadras de la pensión.
- ¿Y vos quién sos?
- fnqwfpnqwefpnqeqndvndqvndw`vnwqdfdnq.
- ¿Qué?
- kdbvpdjvnesfvnwfpvndsòfvnewpifvnew`nv
- No entiendo.
- lekdnfvwpebvwepvevòwnfvpoewnfv
Luego supe por otros residentes de la pensión que le decían Achurero y que había entrado a mi habitación en busca de Leandro o Gastón o No me acuerdo como se llama. Por ser la habitación más grande de toda la pensión todos se mantenían allá metidos, me mantenían aburrido “¿Cuándo se van malparidos?”.
3. Quince días después de mí llegada a la pensión, sin amigos, con deseos de devolverme para Colombia, un día subí al comedor, entré en la cocina en espera de mi comida cuando un tipo con los ojos desorbitados repartiendo saludos a diestra y siniestra, algo nervioso, se me presentó. Pensé: ¡Que tipo tan raro!. Luego, a los días, me hice amigo de él. El tipo: Gabi.
2. A Andrés siempre lo veía en el comedor, callado, fumando Marlboro, mirando todo como búho, con una remera de Babasonicos, con una remera de Colon. Con la llegada de Gabi a la pensión siempre que subía al comedor veía a Andrés hablando con Gabi, hablando de fútbol. Mi primera conversación con Andrés fue sobre Miranda y creo que desde ahí empezamos a ser amigos, no me acuerdo bien como pasó, el alcohol se ha encargado de borrar los detalles. BENDITO SEA EL RON, EL WHISKY, EL FERNET, BENDITA SEA LA CERVEZA, *GLUP, GLUP, GLUP*. Con Andrés y con Gabi de amigos y con mi sobriedad de veinte días ¿qué podemos hacer? Beber hasta el infinito y más allá. Mi primera borrachera con ellos dos fue en el kiosco de don Antonio, mi segunda borrachera con ellos dos fue en el kiosco de don Antonio y no sigo contando porque nunca acabo, borracheras pasearon por casi todo Buenos Aires.
A la pizza sólo le faltaban dos condimentos: Pía y Catalina. Los cinco yendo y viniendo, borrachos. Alguna vez, en medio de una borrachera, hasta le pusimos nombre al combo: No nos importa nada.
1. Cuando llegó Catalina a la pensión ya tenía treinta buitres atrás acechándola – hombres, viste como son: ¡una mujer! ¿Dónde? ¿Dónde?-. Catalina muy bonita ella y su acento bogotano de niña bien se sentó en el comedor, se prendió un cigarrillo, miró el televisor y la tortuga ninja la importunó diciéndole cualquier bobada. Cuando Catalina le respondió supe que era colombiana.
- Hola ¿eres de Bogotá?
- Sí, y vos seguro paisa.
- Sí.
- Que acento tan inconfundible.
- Sí.
- Me llamo Catalina Wild ¿vos?
- Byron Vélez.
- Como el poeta, Lord Byron.
- Sí. Pero no es un nombre extraño en Medellín, allá casi todo mundo tiene mi nombre, sólo que no es Byron sino John Bairon.
- No conozco Medellín. Óyeme, te pregunto una cosita ya que soy nueva en Buenos Aires ¿Dónde me puedo tomar un buen vinito o alguna cerveza?
Y qué dijo hijuemadre.
- Ahorita vamos a salir a tomarnos algo dos amigos y yo, si querés vas con nosotros.
- Perfecto.
De ahí para allá vino, whisky, tequila, cerveza fue lo que vio, fue lo que nos tomamos en el kiosco de don Antonio, en plaza Serrano, donde sea, en la misma pensión. Hasta que nos abandonó y se fue a vivir con Andrés Juan el “actor”.
A Pía la vi por primera vez en un bodrio de clase llamada historia del cine. La segunda vez que la vi fue en la pensión.
- Ve, estamos estudiando juntos, hoy te vi en clase.
- Chucha, que bien.
Y fue, otra borracha pa´l combo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
7 comentarios:
un top 5 de chucho por favor, o sino, teman por su salud
ehh Byron, que buena entrada... ya espero con cierta ansia la segunda (o las demás) partes.
Un saludo!
Torcho, te toca esperar, por favor no la cojan conmigo barra brava.
mister barman, sisas, son varias.
un saludo.
Que lindos recuerdos Byron. me arrancaste una sonrisa. El gil del que no te acordas el nombre, rwspondia a "Franco", persona que me dejo de dirijir la palabra cuando se enteró que fumaba porrito. Por suerte esa gente existe, que sería de nosotros sin ellos.
Abrazo grande!
Claro, se llamaba Franco! y sí, era un gil. April me dijo que está viviendo en Mexico.
Yo tambien vivi seis meses en la pension master, en el año 1999, y me parece que estaba en la misma habitacion. En el edificio del comedor pero en el primer piso, la que daba a la calle. Me pase noches enteras estudiando en la sala de estudio del edificio de enfrente, la del subsuelo. Que buenos recuerdos.
totalmente de acuerdo, buenos recuerdos. Je je je, a esa sala de estudio si mucho fui dos veces, y sólo a buscar a alguién, era bien grande esa sala.
Saludo.
Publicar un comentario