1. – Oe, qué
más pues, te vine a hacer la visita. ¿Cómo andas?
- Soñé que me despertaba en una casa desconocida, en una cama dura, en un
cuarto frío y húmedo, sin ventanas, con olor a moho, con una puerta hecha de
cortinas rojas raídas. Según mis cálculos eran pasadas las doce de la mañana o,
tal vez, la una; no sé cómo hice tales cálculos, pero los hice. Sé que la casa
era de alguien conocido, pero no he podido recordar de quién. Yo estaba vestido
con una chaqueta de jean, una camisa leñadora, jeans y botas; es raro porque
nunca me visto así.
- Es verdad,
siempre te vestís con lo primero que te encuentras apenas abrís el closet.
2. - ¿Nos tomamos unas cervezas?
- No. Llevo varios días sin beber, espero no hacerlo por varios días más.
- Bueno, y ¿Qué más pasó en el sueño?
-Después de mirar mucho rato alrededor del
cuarto me levanté de esa cama, y salí. Fui a parar a un patio medio destruido,
con la pintura descascarada, con ladrillos puestos aquí y allá, en las
esquinas, en el medio, con arena regada por todo el piso. Se parecía un poco al solar de una casa que
conozco muy bien. Habían gallinas durmiendo y les dije “hola”, ni se inmutaron.
Hacía mucho frío, pero no había viento, aunque sentía el murmullo de la brisa
en los oídos. También se oían ruido de carros, al parecer había una carretera
por ahí cerca.
3. - ¿Tienes
cigarrillos?
- No. También
estoy intentando dejar de fumar.
- ¿Qué pasa
con vos?
- No sé…
- Me
preocupas.
- Supongo
que uno quiere dejar el lado oscuro alguna vez.
- Pero no
somos del lado oscuro, somos Jedis; para uno andar proclamando “La fuerza te
acompaña” y hablando con un Obi Wan Kenobi al que mató Dark Vader tiene uno que
estar muy borracho o muy drogado, nosotros somos los borrachos… en fin.
4. -Sigo
contando: más allá del patio, por encima de una montaña de ladrillos destruidos
se veía que había una terraza. Más allá de la terraza, creo que había una
montaña de las de verdad, y arriba de esa montaña estaba la luna. Era una luna
llena. Quise caminar hasta la terraza; me demoré como una hora intentando llegar...
Sentado, contemplé como dos horas la luna, quería escalar hasta ella. Me sentía
como muy feliz, pero el frío me pudo y decidí volver al cuarto. Cuando llegué
de nuevo al patio, una niña, salida de quién sabe dónde, bostezando, se asustó
al verme bajar de la terraza. Me confundió con un ladrón y antes de darle alguna explicación de porqué yo estaba ahí (que
no la sabía, por cierto), ella sacó un palo de no sé dónde y me molió a palazos,
me dio tan duro…
Tanto que me
desperté lleno de moretones.
5. - Antes
de que me contaras todo ese sueño te iba a preguntar por esos moretones y
porqué tienes la cara destrozada, pero ahí está la respuesta.
- Es
extraño, fue solo un sueño, no tengo porqué tener moretones. Lo de la cara fue
una pesadilla, pero no te la contaré, fue tan pesada que la quiero olvidar.
Tampoco tengo porqué tener la cara destrozada.
- Las cosas
que pasan son tan extrañas, y a la vez tan esperadas... Y al final siempre las
queremos olvidar… Por ejemplo, te traje un chocolate, ¿es extraño, no, que un
tipo te regale un chocolate?, pero a la vez también es esperado que yo que vine
a hacerte la visita te trajera algo.
- Entendí el
punto, dime que no es chocolate blanco, porque si es así ya quiero olvidar que
me lo trajiste.
- Sorpresa,
¿entonces, unas cervezas?
- Hmmm, que
sean dos, y un par de cigarrillos.