jueves, diciembre 08, 2011

TOP 5 December Well

1. Llueve como cosa rara en Medellín, es una mañana de esas en las que necesitas estar acostado en tu cama, bajo las cobijas, escuchando a mediano volumen algunas de esas canciones que tanto te deprimen, te arrullan, te gustan y siempre te van a gustar a pesar que sean tan tristes.

2. Sin embargo, esta no es la situación. Voy en un taxi rumbo al trabajo, en este diciembre, deprimiéndome mientras el taxista oye a todo volumen una emisora donde una señora de acento raro habla sobre no sé qué producto “maravilloso” que te cura el alma, que te acerca a Dios y que además está en promoción si llamas ¡ya mismo! a dicha emisora, que además te enciman otra cosa “que sirve mucho”. No puedo evitar mirar las calcomanías que están pegadas, de todas las formas y tamaños, en las sillas delanteras del taxi en las que dice que Jesús me ama.

3. Yo no quiero que “salven mi alma” ni que ningún Jesús me ame, quiero abrir la puerta del taxi, lanzarme de él, caer extravagante sobre el pavimento, rodar y rodar hasta llegar a un caño, allí abrir la boca, los ojos y dejar que la lluvia y la inmundicia hagan de las suyas. Me imagino las gotas empañando mi vista, empapando mis labios, el sabor de ellas en mi lengua.

4. No obstante, guardo mi cordura. En mi silencio dejo que el taxista me lleve a mi destino. Al bajar del auto, con muy buena puntería, sin darme cuenta, lo primero que hago es mandar mi pie izquierdo hacia un excremento grande, verde, viscoso, asqueroso que está en la acera y que cuando lo aplasto se escurre por todo mi tenni. Cuando corro para limpiármelo en la hierba más cercana, y de repente levanto la vista, una chica, bonita, que está muy buena -¡cuerpazo!-, me mira fijamente parada a unos pocos centímetros de mí, ella tiene una sombrilla, yo no. “Mierda” digo susurrando.

5. Sigue lloviendo, “Mierda” digo susurrando al ver por enésima vez a esa misma chica en el día de hoy, siempre que salgo a fumarme un cigarrillo u a comprarme un café ella está por ahí mirándome con una sonrisita burlona y con su sombrilla en la mano. ¿Me la estaré imaginando?

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