1. Amigo, no vale la pena, definitivamente no la vale. Podría decirte que sí, que te acompaño, pero no tendría ningún sentido decirte mentiras, nunca llegaría contigo a ese lugar. Lo más seguro es que, con la excusa más inverosímil y que suene algo “inocente”, me alejaría de ti y me perdería en el camino. Créeme, amigo, no volvería ni en un millón de años. Te partiría el corazón, que por cierto, de tanto que te lo han partido creo que no lo tienes. Te admiro por eso, por tener un corazón remendado con cinta transparente que se desgasta con el poder de la luz. Tan deleble tú, y sin embargo sigues ahí, vivo, revoloteando, dando saltos, con esperanzas de no sé qué. Yo, con mi primer rompimiento de corazón, dejé de estar vivo entre los vivos; me volví un muerto más de los que de ambulan por ahí, haciendo como si estuvieran vivos.
2. En mi vida solo tengo puntos suspensivos.
3. ...
4. …
1. Y de vez cuando algo qué decir, pero cómo ya sabes... nada, otro día será que te lo digo.
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2 comentarios:
Ome Byron...
Me gusta...me gusta...
...
...
...
ole, que bien
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