viernes, diciembre 21, 2007

TOP 5 “Pero todo acaba, no es eterno tu sabor.”

5. Se subió la blusa, se bajó parte del brassier y me mostró una teta, luego me preguntó si su pezón rosado bien parado por el frío, o tal vez por excitación, era bonito. “Eh sí, cualquiera podría desear besar ese pezón”, le dije. “¿Cualquiera, nadie en especifico?”, me preguntó. “Cualquiera, nadie en especifico”, le respondí. “Ok” me dijo y se bajó la blusa.

4. Me miró fijamente a los ojos y me dijo: “Creo que me estoy enamorando”. “¿De quién?”, le pregunté. “De un tipo al que miro mucho fijamente a los ojos”, me respondió. “¿Y quién es ese tipo si se puede saber?”, le pregunté. Ella esbozó una sonrisa, negó con la cabeza y me dijo: “No vale la pena decírtelo, si él no quiere darse cuenta no importa”. “Ok”, le dije.

3. Me besó en la boca espontáneamente, me miró fijamente - sus cachetes estaban rojos, sus ojos negros brillaban-, me agarró una mano apretándola fuertemente y esperó a que le dijera algo; no le dije nada. Luego se quitó el pelo de la cara acomodándoselo detrás de la oreja, dio media vuelta y se marchó. La vi marcharse hasta que se perdió de vista. Pensé: “Las mujeres están locas”.

2. Una amiga de ella vino a hacerme la visita. Salimos a caminar, tomamos cerveza y me contó lo mucho que su amiga estaba sufriendo por un amor que parecía imposible. Que su amiga estaba enamorada de un tipo que al parecer no entendía ninguna señal. Le pregunté por qué su amiga me había dejado de hablar y por qué no me contaba ella misma lo que le estaba pasando. La amiga de ella me respondió irónicamente: “Hombres, no entienden un carajo”. “¿Qué no entendemos?”, le pregunté. La amiga de ella simplemente negó con la cabeza y se marchó.

1. Tiempo después yo estaba entre un tumulto de gente que salía de misa en la Terminal de buses de Belencito cuando, al pasar yo por un grupo de mujeres, un dedo índice femenino me frotó el hombro. Miré hacia atrás y vi, entre el grupo de mujeres, a una de las mujeres más hermosas que he visto en toda mi vida. Ella tenía los brazos cruzados, el dedo índice de la mano derecha levantado, su pelo negro despeinado por el viento y miraba de soslayo con sus ojos rasgados hacia una de las luces del lugar. Le pregunté: “¿Nos conocemos?”. Ella me miró fijamente y me dijo: “Nadie sabe lo que se pierde hasta que se lo pierde”. “¿Perdón?”, le pregunté. “Eres un caso perdido”, me respondió.

* Dedicado a Yuri que nunca la volví a ver, pero que su coqueteó con su dedo índice de su mano derecha nunca lo voy a olvidar.

* Una canción de Flema: “Te querré, siempre te extrañare, siempre te llevare…Sonreiré sólo cuando te vuelva a ver, y no sufras más por mi estupidez”

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