TOP 5 Situaciones sugestivas (número 5)

Por alguna razón cuando empecé a estudiar en Buenos Aires Argentina mis clases tenían un horario muy raro. Nunca entendí el por qué, pero tenía clases de 7:14 am, 10:12 am y 12:26 pm. Llegara yo en medio de una resaca horrible o no, igual la clase de 7:14 am era la peor de todas: historia del cine, dictada por un típico porteño agrandado que se jactaba de ser crítico de cine, viejo, grande, gordo, medio calvete y parecido a King Kong.

- Y para que vean que los críticos de cine no somos directores frustrados, tienen el ejemplo de Jean Luc -Godard y de Francois Truffaut que empezaron siendo críticos.
- Mucho güevón ¿y con eso me va a convencer que no es un frustrado?- pensaba yo.- Godard y Truffaut hicieron cine por eso mismo, para no quedarse frustrados.

Una compañera a la que por una extraña razón yo le caía súper bien, tanto como para andar contándome sus confidencias más personales así de buenas a primeras – “Che, me vino y no tengo bombacha”-, estaba loquita por ese profesor. Siempre se sentaba a mi lado y no paraba de mascullar:

- Che ¿vos decís que me garcho al pelado ese?
- Eeh, dale, garchatelo.
- ¿Vos decís?
- Claro, dale, arriba la gerontofilia.
- ¿Vos decís?
- Que sí, que sí ole.
- Che, me re gusta tu vocecisha… pero más me regusta el viejo ese ¿vos decís que si me lo garcho?

Yo la miraba con ganas de matarla, me contenía.

- Che, ¿si vamos al recital de Miranda?
- Sí, vamos.
- ¿Vos decís que invito al viejo?
- ¿A escuchar Miranda?
- Sí.
- ¿En serio lo querés invitar a escuchar Miranda? Es un viejo hijuemadre todo agrandado.
- ¿Vos decís que no va?
- Hey… tengo mucha resaca, me voy para la casa.

Y quién se iba para la casa pues, esa universidad parecía una cárcel. Uno salía al pasillo y de inmediato llegaban las secretarias, los directores, los del aseo, todos. Decían:

- ¿Byron, que hacés fuera de clase?
- Me voy para la casa porque estoy medio enfermo.
- Byron, no debes hacerlo, pensá que estás haciendo un esfuerzo muy grande por estar acá en Argentina, bla, bla, bla.

Y me convencían de regresar a clase los malditos.

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