lunes, julio 16, 2007

TOP 5 “Cruel al punto de existir Muy confuso al responder Tardo poco en arreglarme Nunca tengo qué decir”

5. Resulta que entrada la noche y a medida que van pasando las horas, se acaba Lost, se acaba Dr House, en el reloj son las doce y ya empieza la hora caliente serie B de Delfín Son (The film zone), a esa hora mi cuerpo como que pide ser desconectado, ido hasta mañana. Pero mi cuerpo no se despacha solo, es el renegado, por más que ponga a bajo volumen en el equipo de sonido a Belle & Sebastian, a Red House Painters, a Mercury rev, a todos esos grupos aburridongos pero cheverongos, a la voz de Colombia, por más que tome gotas de Valeriana, nada, no cede, el muy condenado sigue con los ojos abiertos de par en par y el cerebro pensando bobadas. No intento con pastillas para dormir porque les cogí fobia cuando estuve hospitalizado allá en Buenos Aires, ni una aspirina me tomo, ni un Tic Tac siquiera. Mi cuerpo es como cuando mi mamá se enoja conmigo y me dice “Byron, vos sos igualitico a tu abuelo Emilio Vélez, terco como él solo”. En esta cruzada por pegar un ojo es donde juegan un papel muy importante doña Cerveza y don Ron, ambos esposos porque yo los casé, un matrimonio abierto, se traicionan con cualquier cosa, se van con el aguardiente y se van con la crema de café y con el whisky si hay plata. Más sin embargo estoy tratando que estos dos no vengan de visita, he sentido un dolor aquí, un dolor allá, se me revuelve el estomago, y leo los síntomas y leo las precauciones y todas me dicen “Evite el alcohol”.

4. Llevo tres días desvelado, jugando con la gata que sólo duerme de día y de noche se deschaveta. Ya veo alucinaciones, cierro los ojos y veo a mi abuelo Marcos en la mañana de un sábado, cuando el solar de la casa era bonito, recogiendo el café. Veo a David trepado en el árbol de guayabas por miedo a Chamuco y a Pacheco, los perros de la vecina doña Delmira. Veo a Adrián moliendo el maíz para las arepas mientras reniega. Veo a Libia y a mi abuela Mariela armando la masa para las arepas. Veo las arepas en la parrilla eléctrica. Veo a mi mamá vendiendo su moto Yamaha que tanto quería, la moto donde mi papá se mató, o lo mataron por allá por Chigorodó, no sé sabe.

3. Como me hubiera gustado conocerte papá; bueno sí te conocí, pero no me acuerdo de ti. De ti sé lo que me cuenta mi mamá: que me sacabas empeloto por las calles de Turbo, te ibas a beber con tus amigos y conmigo. Degenerado, dándole cerveza a un niño de tan solo un año. De ti sé lo que me cuenta la gente: que cuando te moriste fue como si se muriera el mismísimo John Lennon, el John Lennon de Amagá. Sé que la gente te quería mucho, siempre que me ven dicen: vos sos el hijo de Ignacio, el que era hijo de Emilio Vélez el dentista loco que a medio Amagá le sacó los dientes buenos y les dejó los malos. ¿Por qué elegiste morirte cuando yo sólo tenía dos añitos? ¿Ah papá? Dudo que me respondas, estás muerto, con los huesos enterrados en un hueco de esos, en Amagá. Enterrado al lado de mi abuelita Elvia y enterrado al lado de tus otros tres hermanos, mis tíos. Sólo eres una alucinación mía, una foto a color restaurada a mano y colgada en la pared de mi habitación.

2. Cierro los ojos y te veo a vos Marcelita Gallo, diciéndome que sin un computador no sos nada, que necesitas un espacio para vos sola, para trabajar. Pero ¿no estabas en Barcelona, España? No avisaste que venías, lastima que no hay cerveza para celebrar tu llegada, te ofrezco jugo de piña. Me estabas haciendo falta ¿Te conté que me gusta tu amiga la flaca? Ah sí, te conté por mail. Pero pasá, veamos televisión como en los viejos tiempos, ambos en silencio por horas y horas y horas y días, sin tener la necesidad de hablar ¿Cuánto tiempo te quedás en Medellín? ¿Tan poquito tiempo? No volvás a España, que pereza, eso allá está lleno de colombianos, y lo que es peor, de paisas. Paisas ves aquí por montones renegando de su pueblo, como los que hay por allá diciendo que a éste terruño de indios no vuelven. De repente pusieron un pie en Europa y zas, son de raza aria, ya no son más colombianos, y bien, que se queden por allá. Menos mal que eso no te pasó a vos Marcelita, volviste!. Ah no, no volviste. Pero vas a volver. Pero espérate, ya te sigo hablando, mi gata me está mirando fijamente y me pone nervioso. Gata, deje de mirarme que no estoy chiflado, no estoy hablando con nadie imaginario.

1. Otro amanecer que veo desde el balcón, otro día que amanezco dibujando. A las nueve de la mañana me toca ir a Santafé de Antioquia, ojala no me duerma en el camino, soy el conductor del carro.

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