5. Desde lo lejos, cuando uno va bajando carretera, ves a Amagá. La primera impresión que tienes es que es un pueblo pequeño y está en una cuesta. Cuando llegás a Amagá ves que no estabas equivocado, en efecto está en una cuesta, empiezas a bajar la loma mientras te dices “Dios mió, pueda ser que no me toque subir todo esto a pie” y sus calles están llenas de huecos por alcaldías corruptas que se gastan la plata en quien sabe qué, y es un pueblo pequeño lleno de recovecos de donde vienen los ninjas a por lo suyo, o mejor dicho por lo que no les pertenece. Luego de que ya estás instalado, aclimatado, asumiendo que el voltaje que vas a vivir es heavy bien heavy, y almorzado – mis tías hacen el mejor sancocho del mundo, ja- te vas a beber cerveza a la panadería que se llama Cositas Ricas Uno que queda en el primer piso de la casa de mis tías – bueno, yo lo hago, no sé vos que haces- y sorteas tu destino para la noche: “¿Beber con tus primos? ¿Beber con tus tías? ¿Beber con ambos? ¿Beber con tu tío Jesús Maria? – bueno yo tengo un tío que se llama así, no sé el nombre de tus tíos- ¿Lo que primero salga, igual en todas las opciones voy a salir borracho?”. Llegada la noche te vas al parque a beber con tus primos – tus tías estaban pasando la resaca del día anterior- y ves tanto licor y tanto borracho chalado y tanta pesadez que te das cuenta el porque Amagá en una encuesta que hizo no se quien salió número 1 en el pueblo que más consume licor en Antioquia. Luego subir la loma borracho! Mejor no te lo cuento, es algo que hay que vivir por experiencia propia. 4. Cuando voy a Amagá siempre me pasa algo: Una patada en la espalda por un malparido atracador que nos quería robar una botella de ron y lo logró, pelea de mis tías con el atracador por defenderme, el atracador amenazando a toda la familia, mi tío Javier amenazando al atracador, un golpe en la cabeza por un tipo muy violento que por suerte estaba tan borracho que lo empujé y cayó al suelo – voló como un muñequito-, Wilmar y yo llegando a las ocho de la mañana en moto y bien borrachos, Wilmar separando a dos borrachos que con puñal en mano se querían matar, los tipos amenazando a Wilmar desde la calle mientras él estaba en la terraza porque mis tías lo entraron, darme cuenta que la mujer que me acompañó un día de paseo por esos lados era la mujer de mi vida en ese entonces – mis tías le decían Romelia-, una noche preso por salir a comprar ron en un toque de queda, una caída borracho y la mitad de la cara raspada – si me ven en estos días no me pregunten qué me pasó porque ya lo saben-, besos con una pelada que le decían La Pingüina porque caminaba como un pingüino, y puedo seguir pero ya me dio pereza. 3. Amagá es un pueblo paramilitar y por lo tanto un pueblo violento. Mis tías siempre me llegan con historias de gente desaparecida, gente que mataron, gente que encontraron muerta hecha pedacitos, etc.. Si lo de los ocho diputados esos que mató la guerrilla les suena escabroso vayan a Amagá y oigan lo que pasa allá, van a salir diciendo “Diputados a mi por favor, cuéntenme una de vaqueros”. 2. Mi gata Astrid es de Amagá! – Como lo leen, tengo gata y se llama Astrid aunque mi mamá por alguna extraña razón le dice Misís – mamás-, por fin convencí a mi queridísima madre de tener un animalito en casa. ¿Y por qué gato? Pues porque un perro es muy hincha pelotas, un gato sólo pide comida, que lo acaricien cuando le da la real gana y duerme todo el día – hay excepciones, ese Kiki Boy ecuatoriano que tenía Gastón era un hincha pelotas las 24 horas; Andypeceto un día le toco ir a buscarlo con resaca a bordo a otra casa como a las nueve de la mañana y todo porque el maldito gato no era capaz de rehacer sus pasos. Ufff y un día Chucho, Gastón y yo lo bajamos del tejado de un edificio. A Gastón se lo hicieron sacar del Depto. Gato hijuetantas!!-. 1. Lo mejor de Amagá es mi familia: Mi tío Jesús Maria con todas sus historias absurdas y sus chistes baratos que igual lo hacen reír a uno, mi primo Ignacio el chico depresivo por excelencia que se intentó suicidar hace poquito - ¡Que susto!-, mi prima Luisa y su cruzada para que la familia aceptara que su hija se llama Linda – yo le eché el chiste “ve que luego le van a dedicar esa canción de Miguel Bose” pero me mandó por un volado-, mi prima Daniela del Rosario que se quiere cambiar el nombre y me cargó borracho por una loma de esas – se le agradece, ella es un encanto ¡mamacita!-, mi primo Andrés el socio silencioso que luego pelea, se pone a llorar y después no se acuerda de nada – sólo se acuerda de que me cargó borracho por una loma de esas-, mi primo Juan alias Pinky que quiere tener un hijo para adquirir responsabilidad consigo mismo, mi prima Elizabet la medica y las más bonita de la familia – ¡mamacita!-, mi prima Manuela próxima a cumplir quince años – si la ves te enamoras de ella, ¡mamacita! la quiero mucho-, mi primo Marcos que baila reguetón y me regaló un Mazinger Z y le he robado variado juguete, mi tía Trina con sus chistes demasiado graciosos, mi prima Paula que la quiero un montón y va a por sus 14 - ¡niña linda!-, mi prima Alejandra que come mucho y está flaca – cosa rara-, mi tía Beatriz alias Nano que es capaz de despertar policías en una patrulla diciéndoles con un golpe en la ventana del carro “!Que hubo pues, a patrullar que para eso se les paga maricones!”, mi tía Beltsy mamá de Marcos que le ha tocado luchar la vida, mi tía Ana que es un amor, hace el mejor sancocho del mundo y disfruta matando gallinas y gallos, mi tía Adiela que dicen soy igualitico a ella –físicamente-, mi tío Guillermo que se cayó de la terraza borracho, sólo tiene medio cerebro y siempre lo sigue una perra labradora, mi tía Marién y su humor tan negro – si disfrutas del humor negro te la presento-, mi prima Eliana - ¡Mamacita!- que cuando tomaba mucho era el acabose – una vez la vi en Belén arrastrando a una pelada de los pelos cual cavernícola-, mi tío Javier que una vez le pegaron un tiro en la cabeza y sigue vivo, Mariana que literalmente desarma un balín – que niña tan papeleta, y eso que sólo tiene 5 años- , mi primo Freddy que es como el Freddy el de la película, Linda la hija de mi prima Luisa que mira fijamente, tanto que a uno lo pone nervioso, mi tío Tulio que se murió a los 18 años de un cáncer cuando volvió del ejercito, mi abuelita Elvia que se murió cuando yo estaba en décimo de bachillerato, mi abuelo Emilio que le sacaba los dientes a mis tías cuando se enojaba con ellas y luego se murió de una embolia, mi padrino Pedro Luís que lo mataron por la bomba de gasolina de Manrique, mi papá (IgnacioVélez Velásquez) que no se sabe si lo mataron o no; apareció muerto al lado de su moto estacionada a la orilla de un camino entre Chigorodó y Turbo. |
martes, julio 03, 2007
TOP 5 Amagá
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3 comentarios:
home, lo de los 8 diputados si es un cuento de vaqueros... porque fueron 11.
Ah, vea
ja, y hasta le cambie el apellido a mi papá, jaja. Es Vélez Delgado.
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